webnovel

La piedra de kwein no se puede levantar sola.

Sus ojos no podían abrirse completamente. Su sangre fluía tan débilmente que sus venas podrían estar obstruidas. Pero el goteo escarlata de su nariz y sus heridas no parecía que fueran a parar de sangrar. ¿Quería o no quería sangre? Actualmente, sangrar un poco podría ser perfecto para su cerebro hirviendo.

Con todos los golpes recibidos, Subaru reconocía el mundo con un poco de retraso mientras sacudía su cabeza y tenía esos pensamientos.

Realmente se sentía como si simplemente hubiera estado parado con el propósito de ser golpeado otra vez.

No pretendía estar parado sin hacer nada, pero suponiendo que pudiera golpear o patear, sus ataques no acertarían. Con cada golpe que sufrió escupió sangre, reprimió su dolor, se obligó a sonreír irónicamente como diciendo "¡Tus ataques son totalmente inefectivos!", y se levantaba nuevamente. Y volvía a repetir lo mismo.

Sus golpes no eran inefectivos.

Tanto por dentro como por fuera, su cuerpo gimoteaba; la totalidad de sus intestinos prácticamente reventaron y se mezclaron. Los huesos que sostenían su cuerpo se percibían como si se hubieran convertido en polvo, y el hecho de que todas sus extremidades aún se movieran de acuerdo a su voluntad podía ser descrito con la palabra "milagro".

Sin embargo, ninguna de esas cosas se debía a un milagro.

Cada vez que su conocimiento parecía estar por desplomarse, por desfallecer, su desvaneciente consciencia sería sujetada por el cuello y arrastrada de vuelta hacia él recibiendo una severa reprimenda.

Desde dentro de su pecho surgía un abrasador y agudo dolor—un excesivo compás espartano, prácticamente cocinando su cerebro.

Si bien era algo que él mismo había pedido, aun así, sus mejillas se retorcieron por lo incesante que era.

Estaba usando trucos para evitar perder la consciencia. De todas formas, existían muchas otras maneras de que Garfiel detuviera a Subaru.

No obstante, que Subaru arriesgadamente continuara poniéndose de pie sin sufrir daño alguno que lo dejara perfectamente incapacitado, era enteramente debido al propio juicio de Garfiel.

Si recibiera un verdadero golpe de un Garfiel en plena forma, entonces Subaru sería vencido en un flash. Bastaría un único golpe para transformarlo en viscosos pedazos de carne.

El descomunal daño que sufrió Garfiel en su pelea con Otto y Ram contribuyó a que esto no pasara. Pero Garfiel, quien forzó su cuerpo herido para llegar hasta aquí, aún poseía los colmillos para matar a Subaru de un mordisco y las garras para hacerlo trizas con un solo corte.

Que esto no haya ocurrido era debido al raciocinio de Garfiel, que le impedía herir gravemente a otra persona sin importar cuál fuera su propio estado.

En definitiva: Garfiel era demasiado amable—eso era probablemente lo que estaba ocurriendo.

Las Lewes, Frederica e incluso Ram, todas ellas habían valorado a Garfiel de esa manera.

Su habitual actitud grosera y su comportamiento vulgar impedían imaginar la sensibilidad de su corazón. A pesar de que hablaba constantemente de violencia, él pensaba constantemente en fortalecerse y enfocar su fuerza de una manera que pudiera proteger.

Incluso si se enfrentaba a alguien a quien definía como alguien imperdonable, alguien propenso a destruir el Santuario, él nunca decidiría quitarle la vida. 

_Subaru: —

Subaru sabía que estaba tomando ventaja de la disposición y amabilidad de Garfiel.

Desde el principio, Subaru pensaba aprovecharse de la personalidad de Garfiel para pelear contra él. Como su oponente, Garfiel, era demasiado amable para emplearse a fondo, Subaru estaba parcialmente convencido de que no sería asesinado.

Aun así, un Garfiel con heridas por todo el cuerpo lo estaba demoliendo.

Si Garfiel estuviera en plena forma, Subaru seguramente estaría mucho peor. Por eso se sentía tan agradecido con Otto y Ram, quienes se habían esforzado mientras ignoraban lo que él planeaba.

—¿Acaso ellos estaban muertos?

Teniendo en cuenta que la personalidad de Garfiel le impedía matar a Subaru, era inconcebible que hubiera asesinado a Otto y a Ram. Y si hubiera sucedido, la actitud de Garfiel lo delataría. Y, sobre todo: si Garfiel hubiera matado a Ram, entonces no tendría motivos para aparecer en forma humana para parar a Subaru. Sería natural permanecer en la forma bestial para no dudar.

Subaru dijo que Garfiel no los había matado, y Garfiel no lo negó.

Lo que significaba que esa era la conclusión de la batalla de Otto, Ram y Garfiel.

_Garfiel: —Grrrrrrrr.

Garfiel se abrazaba a sí mismo mientras su cuerpo empezaba a transformarse.

Sus brazos y piernas no se agrandaban el doble, sino el triple. El tamaño y el grosor de su torso se volvieron abrumadores. Sus garras y colmillos se volvieron agudas y afiladas como espadas mientras su rostro humano se transformaba en la de un felino.

Su piel desnuda se cubrió de pelaje dorado. Cuatro pies entraron en contacto con la tierra para soportar su gran cuerpo.

—Lo que apareció allí era un tigre dorado, cuyos ojos con pupilas verticales reflejaban a Subaru.

Él necesitaba matar a Subaru para poder pararlo.

Después de incontables golpes con sus puños, Garfiel finalmente llegó a esa conclusión.

Y entonces, para poder matar a Subaru, Garfiel tomó una decisión.

Él llamaría a la sangre felina que dormía en su interior, a sus instintos bestiales, se convertiría en un tigre y tomaría la vida de Subaru.

Todo mientras estuviera en la forma de un insensible animal, para terminar esto sin presenciar nada.

_Subaru: Eso ha sido un gran error, Garfiel. 

Su incapacidad de matar a sus oponentes e incapacidad de derribarlos con sus puños, era amabilidad. Tomar la decisión de proteger el Santuario, para protegerse a sí mismo y a aquellos a su alrededor, era también amabilidad.

Pero huir hacia donde no pueda presenciar sus actos, sólo para matar a alguien a quien no podía matar, no tenía nada que ver con amabilidad. Era más bien la debilidad de Garfiel.

Y Natsuki Subaru no dudaría en tomar ventaja de eso.

_Subaru: Te lo ruego, cuerpo mío. ¡No te rompas por esto!

La hostilidad inundó los transformados ojos de Garfiel, con Subaru reflejado en ellos.

Sus extremidades se doblaron, presagiando que la bestia cargaría hacia Subaru para destrozarlo.

Éste era el único momento que tenía para decidir. Subaru apretó los dientes antes de concentrarse en el centro de su cuerpo—en la puerta ligada justo debajo de su ombligo, y gritó.

_Subaru: —¡¡SHAMAAAAAAAAAK!!

_Garfiel: —

En cuanto el tigre abrió su boca, el mundo respondió al apasionado llamado.

Una niebla negra como la tinta surgió en el espacio entre Subaru y la bestia, ocultando la forma de la imponente criatura. Momentos antes de su desaparición, se deslizó una garra extendida, pero le dio a la nada antes de desvanecerse en el humo.

Cuando la oscuridad se tragó a la bestia, la creciente confusión hizo desaparecer la existencia de la criatura.

_Subaru: ue, aauh…

En cuanto terminó de presenciar los eventos, un impacto semejante a un golpe en la cabeza asaltó el cráneo de Subaru.

El dolor agudo de un taladro perforando su cabeza desde adentro y desde afuera, hizo que su visión se volviera carmesí y viera las estrellas. A diferencia del dolor de los puños de Garfiel, este era un despiadado dolor, como si destruyera su alma—dolor que se las arregló para tragar e ingerir.

Ese era el coste de usar su puerta, la cual le habían advertido que no usara.

El mejor sanador de la Capital le había advertido que tal vez no sería capaz de volver a usar magia. Ignorando esa advertencia, Subaru lo utilizó una vez más.

Sintió que su perceptible puerta se quemaba. Los cimientos de su puerta mágica se sacudían tremendamente y, en algún lugar apartado y separado de su cuerpo, algo se cortó.

Este dolor de algo siendo arrebatado de manera violenta y caótica, y este sentimiento de que había perdido algo irrecuperable, hicieron que el corazón de Subaru lo comprendiera.

_Subaru: Gracias.

Se cortó un hilo en el que había confiado continuamente.

No le importó. Una opción que supuestamente carecía, simplemente había sido eliminada de una vez por todas.

A pesar de todo, era gracias a ese poder que había logrado llegar tan lejos, y por eso estaba agradecido.

Ya que ésta era una despedida.

_Subaru: —

Miró hacia delante.

Su último ataque de magia había fallado en envolver completamente a la tremenda figura de Garfiel.

Si bien su cabeza estaba cubierta por la niebla, lo cual era crucial, el lado derecho de su inmenso cuerpo sobresalía de la niebla.

Él puso todo de sí, pero sólo consiguió esto.

Suspiró por su nariz. Un coágulo de sangre atorado fue expulsado, el cual se quitó con la manga, mientras obligaba a sus inestables piernas a caminar hacia adelante.

Bajó su mano hacia su bolsillo y tocó algo duro, sintiendo un alivio tremendo al notar que no se había roto en el trascurso de la pelea. Si esta cosa se hubiera roto, no tendría ni una oportunidad.

_Subaru: —

La niebla oscura estaba empezando a diluirse.

¿Cuántos segundos pasaron desde que la lanzó? ¿Diez? ¿Cinco? Incluso podrían ser menos. En serio, no tenía ni una pizca de talento mágico. Pero justo ahora estaba agradecido por eso.

El costado derecho del tigre era visible. Atrapado en un mundo de ofuscación, con su cuerpo inmóvil.

Aunque su magia había sido imperfecta, le había ahorrado a Subaru cualquier necesidad de reflexión.

Así pues, no deliberó nada durante su camino.

Pie derecho, pie izquierdo. Demasiado lento como para poderse decir que estaba corriendo. Así era este rezagado e impetuoso esprint.

Cuando se desplazó lo suficiente como para tocar ese cuerpo inmenso—

_Subaru: Regresa a mi terreno de combate, Garfiel.

—Subaru cogió el brillante cristal azul de su bolsillo y lo clavó en ese grueso hombro.

Una luz se desbordó. 

Bab berikutnya