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Capítulo 58: No quiero elegir (parte 3)

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Vanessa abrió lentamente los ojos, sus párpados se sentían pesados, le costó poder abrirlos completamente pero al final los abrió y se frotó los ojos con sus delicadas manos, no pudo evitar bostezar mientras se estiraba debajo del cobertor.

- Despertaste - Marc salió del baño de la habitación frotándose la cara, debajo de sus ojos habían unas evidentes ojeras oscurecidas.

Vanessa le miró con sorpresa, cuando sus ojos se fijaron en las ojeras de Marc, inevitablemente frunció sus labios.

- ¿No dormiste? - le preguntó Vanessa cuando él se acercó para sentarse a su lado.

- No - respondió Marc repasando con su mirada las facciones hermosas de la niña - ¿Te sientes bien? Estuviste dormida durante dos días.

- Me siento bien... ¿Por qué no dormiste? - Vanessa le miró con seriedad y leve molestia en sus ojos azules traslúcidos.

- Porque... no pude conciliar el sueño viéndote en ese estado...

- Marc... tonto...

Vanessa acarició la mano de Marc mientras sonreía radiantemente, después se levantó suavemente para acercarse más a él y besarle en la mejilla.

- No vuelvas a hacer cosas como esas...

- Quiero pedirte lo mismo, no vuelvas a espantarme de ese modo - Marc tomó el mentón de la chica entre sus dedos para mirarla con seriedad.

Vanessa asintió y sus ojos brillaron con ternura, se inclinó un poco para juntar sus labios con los de él, un gesto al que Marc respondió sin rodeos. Marc le rodeó la cintura con su brazo para acercarla a él y poder intensificar su beso, ella le rodeó el cuello con sus delgados brazos soltando un suave suspiro que fue ahogado por los labios de Marc. Después de separarse, Vanessa usó sus delicadas manos para repasar las marcas oscuras bajo los ojos de Marc con preocupación en sus ojos:

- Aunque seas un brujo, eso no es suficiente como para que no duermas lo suficiente, no eres vampiro como para saltarte las horas de sueño... esta vez has exagerado...

- Estaba preocupado por ti - respondió Marc mirando directamente a los iris transparentes de Vanessa.

- Yo estoy bien ahora... por favor duerme un rato - Vanessa atrajo a Marc hacia su pecho mientras se recostaba en la cama, sus manos acariciaron el cabello castaño de él con gentileza.

Marc estaba reticente al principio, pero al ver la firmeza en la mirada de su amada sirena no pudo negarse, se acostó junto a ella respirando su aroma y sintiendo las suaves caricias de sus manos, sonrió complacido y abrazo la cintura de Vanessa con tranquilidad antes de quedarse dormido en sus brazos.

Vanessa estaba tranquila y simplemente entrecerró los ojos mientras decía:

- Ya que has estado allí durante un tiempo, deberías ya dejar el juego...Alex...

En las sombras la silueta de una joven se fue aclarando, sus ojos dorados brillaron con diversión mientras daba un paso para dejar que la luz de las velas bañara su piel casi tan clara como la nieve y su cabello liso color negro largo hasta su cintura, llevaba puesto un simple vestido color violeta oscuro que se arrastraba por el suelo, los adornos del vestido no eran lujosos pero la hacían ver muy elegante y digna.

- Me has descubierto - Alexandra rió suavemente con su mano cubriendo sus labios de color rosa, sus ojos parecieron brillar aún más con la tenue luz de las velas.

- No eres tan discreta como crees - Vanessa la miró tranquilamente con una sonrisa lánguida plasmada en su rostro.

- Una sirena que se ha convertido en una bruja mestiza, no creí que eso fuera a suceder en mi propia familia - Alexandra no se acercó más y simplemente habló desde donde estaba parada.

- No es tan sorprendente cómo piensas. Aunque ahora pueda controlar mi transformación a mi voluntad, sobre mi sigue la maldición de la belleza eterna - en los iris transparentes de Vanessa solo un destello de luz fría parpadeó un par de veces antes de ser ocultado por la calma.

- Es una perspectiva singular, ¿no crees? No deberías quejarte tanto, siendo vampiresa ya eras bonita, la maldición simplemente creo un aura irresistible a tu alrededor, no veo que tu abuela sirena se queje por ello - Alexandra sonrió suavemente mientras sus ojos destellaban con frialdad al pensar en esa familia de sirenas.

- ¿Abuela? Ptff - Vanessa resopló fríamente - Tengo el poder para exigirle respeto a ella y a su familia. No creas que porque estaba dormida no escuché su conversación, si creen que van a llevarme con ellos están dementes...

- Tienes las ideas claras, eso me gusta - los dorados ojos de Alexandra brillaron con satisfacción mientras una sonrisa sincera se formaba en sus labios - ¿Y qué hay de las intensiones de los tíos Hunt?

- ¿Controlar mi vida?... Son mis padres, por ello les debo respeto pero... si tuviera que elegir entre ellos y la familia Frank... los elegiría a los Frank...

- ¿Por qué?

- Por él... - Vanessa palmeó suavemente la cabeza de Marc que todavía permanecía en su pecho - No me gusta elegir entre uno y otro... pero sé que Marc no abandonaría a su madre y sus hermanas, yo solo quiero ser parte de su vida... además, no es un misterio que en nuestro tiempo cuando una mujer se casa termina siendo parte de la familia de su esposo...

- ¿Crees que llegarás hasta tal punto? - Alexandra estaba sinceramente sorprendida por los deseos de su prima, pero solo sintió que eran verdaderos y estaba tranquila por ello.

- Eso no depende solo de mi, depende de si Marc me acepta también - Vanessa miró con atención el dormido rostro de Marc, verlo tan tranquilo le transmitía una sensación de calor.

- Bien, como ya has tomado tu desición, es hora de que me retiré - Alexandra sonrió suavemente mientras asentía con su cabeza para darse la vuelta en dirección a la puerta.

- Alex... ten cuidado con lo que haces - a Vanessa le llegó de repente un mal presentimiento cuando vio la delgada espalda de Alexandra, sentía que algo malo iba a pasar muy pronto y que el objetivo de ese mal era aquejar a la mujer que se había convertido en su prima.

- Lo tendré - Alexandra sonrió con una seriedad notable en sus ojos, pero no se dió la vuelta, ella sabía a qué se refería su prima, Ashley también le había dicho lo mismo hacia algunas horas y su madrina parecía incomoda y preocupada la última vez que la miró a los ojos, no sabía que iba a pasar, sólo sentía que su futuro no iba a ser tan simple de ahora en adelante...

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