La tenue fragancia de té impregnaba el aire, mientras una risa ronca lo llenaba. La risa despreocupada de Jinmen Tian era el sonido que Tang Xiu escuchó cuando entró a la villa.
—Me disculpo con todos por hacerlos esperar tanto tiempo —dijo Tang Xiu sonriendo mientras caminaba hacia las tres personas.
El primero en levantarse fue Situ Chao, mientras sonreía y decía—: Eres demasiado educado, Gran Maestro Tang. Somos nosotros quienes somos maleducados por venir tan tarde a molestar.
—Por favor no me llamen Gran Maestro Tang. Solo llámenme directamente por mi nombre. De todas formas, por favor esperen un momento, traeré sus artículos.
Unos minutos después, Tang Xiu, quién se dirigió a recolectar los artículos de arriba, volvió con tres maletas de cuero negro y se las entregó. Entonces sonrió y dijo: — ¡Por favor, revísenlas.
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