La débil y encantadora voz resonó en la mente de Xiao Yan, haciendo que su cuerpo sintiese un escalofrío. La mano en sus mangas tembló ligeramente, sin ser notada. Xiao Yan exhaló lentamente y se esforzó por evitar que la expresión perpleja surgiese en su rostro. Él bajó ligeramente su cabeza. Un largo rato después, él se calmó gradualmente y preguntó con serenidad en su corazón:
—¿Quieres la fórmula medicinal?
Luego que esas palabras fuesen lanzadas, sin embargo, todo permaneció en silencio. La Reina Medusa no emitió ninguna respuesta.
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