Lucien estaba mudo. Solo fanfarroneaba.
Que los otros sacerdotes, incluido Nena, creyeran en sus palabras no era sorprendente, ya que no tenían idea de cuál era la verdad; no obstante, Lucien no podía creer que Ell también hubiera sido persuadido por la conferencia.
A entendimiento de Lucien, su conferencia debería ser como una broma para Ell.
Intentó esforzarse en aceptar el cambio de Ell diciéndose a sí mismo que Ell era uno de los falsos dioses que eran tercos y dementes según el registro del Congreso y que el tratamiento adecuado para estos falsos dioses debería ser la electroterapia. No obstante, Lucien no podía entender aún lo que le pasó a Ell.
Lucien se preguntó si Ell se había vuelto más poderoso.
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