Yan Se lo miró y se alejó. Ella y Huo Li se conocían desde hacía diez años; ambos tenían una comprensión tácita el uno del otro. Simplemente mirando su actitud descuidada, Yan Se supo que Huo Li estaba tramando algo. Así que ella se lo dejó a él. Pero todavía estaba impaciente esperando la respuesta.
Al final de la reunión de la mañana, Lu Bai se volvió hacia Lu Zhaoyang, que estaba a su lado. —Hermana, ¿puedo vivir en el hotel? No necesito un guardaespaldas. —Podía cuidarse solo, y la razón más importante era que tenía cosas que hacer.
—No, Yan Se puede garantizar tu seguridad. —Huo Yunting habló antes de que Lu Zhaoyang pudiera decir algo—. Déjame enseñarte cómo lidiar con una mujer que intimida; trátala como ella te trata y véncela en su propio juego.
Lu Zhaoyang miró a Huo Yunting por dar consejos equivocados a Lu Bai. Justo cuando estaba a punto de decir algo, Huo Yunting la agarró por la muñeca y la arrastró a la oficina del presidente.
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