Ella no se dio cuenta de las cortaduras que rezumaban sangre en sus brazos mientras toda su atención se centraba en el cuerpo caído de él, y se apresuró a tomar su cara entre sus manos.
―Mu Yazhe… ven siéntate. Te daré el medicamento.
No hubo respuesta por parte de él
El dolor lo había dejado inconsciente.
Ella abrazó sus hombros e intentó ayudarlo a sentarse.
Desafortunadamente, su cuerpo era demasiado pesado para que ella lo levantara.
Miró frustrada a las pastillas que tenía en la mano y luego al rostro del hombre, el que estaba contorsionado por el dolor.
Diciéndose a sí misma que no había tiempo que perder, se apresuró a tomar otro vaso de agua y apoyó su cabeza sobre un cojín en el sofá.
Mientras ella sostenía la nuca para estabilizar su cara hacia arriba. Ella disolvió las pastillas en el agua antes de tomar un sorbo y luego cuidadosamente soltarlo sobre la boca de él.
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