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Capítulo 6: Señorita vampiresa

Editor: Nyoi-Bo Studio

La Tierra ha desaparecido... desaparecido... ¡desaparecido!

No, no, no; esto no es real. El que acaba de desintegrarse era un planeta negro. ¿No era la Tierra "el planeta azul"? ¡Este no tenía ni un poco de azul!

Sin embargo, la estación espacial en la que estaba Yao Si se situaba en la parte trasera del planeta. Era el lado sin luz, por lo que era muy normal que se viera negra. Además, si en efecto hubiera ido al futuro, después de todos estos años, los recursos en la Tierra se habrían agotado, por lo que cambiar a un color diferente no parecía ser...

No, no había forma de que Yao Si aceptara esta horrible verdad. Todavía tenía todo un disco duro de programas de televisión que no había terminado de ver, una pared llena de animes que aún no había visto, un teléfono completo lleno de novelas a las que todavía ni había echado un vistazo. Había salido de prisa de la casa, por lo que ni siquiera había alimentado al gato.

¿Alguien había considerado los sentimientos del gato? ¿No les duele el alma?

Lo más importante era que, aunque tenía veintiocho años, nunca antes había abandonado los límites de la ciudad F. Existía todo un mundo ahí afuera que ella no había visto todavía, así que ¿cómo es que había desaparecido?

—¿Señorita Yao?, ¿señorita Yao?

Su hombro se sintió pesado cuando de repente fue empujada por alguien.

—Eh...

Yao Si se sorprendió y, después de un instante, su mente volvió a lo que pensaba. Su cerebro todavía era un desastre, así que le tomó un tiempo mirar a la persona que estaba a su lado.

—¿Dra. Wang? —preguntó.

—El comandante Lu y el subcomandante están aquí—mencionó la Dra. Wang señalando la puerta—. Quieren hacerle unas preguntas.

Comandante y subcomandante, ¿acaso no serían ellos las personas con mayor cargo de este lugar?

Yao Si giró para mirar, y una cara alterada y acusadora tenía la mirada fija en ella. Esta persona llevaba un uniforme negro y se podía sentir que transmitía el mensaje "no soy alguien con quien deberías meterte".

El corazón de Yao Si se desmoronó.

Mmmm... Ella no le debía dinero a este comandante, ¿verdad?

—Encantada de conocerlo, comandante Lu —lo saludó haciendo un gesto con la mano.

Tras una inspección más cercana, se dio cuenta de que había otra persona detrás de él. En comparación con el comandante que lucía como si dijese "usted me debe dinero que aún no ha pagado", el subcomandante que se encontraba detrás de él parecía mucho más amable. Con una cara sonriente, el respondió asintiendo.

El comandante Lu pasó justo por delante de Yao Si y le preguntó a la doctora que estaba a su lado:

—¿Han realizado el examen genético?

—Se lo hicimos. Los resultados estarán listos en unos minutos —respondió la Dra. Wang.

—Bien.

El comandante agitó su mano sobre su antebrazo y levantó una pantalla óptica. Yao Si intuyó que quizá era algo parecido a una computadora portátil.

Parecía haber abierto algún archivo y, con una mirada de "los negocios son los negocios", volvió a mirarla y le preguntó:

—¿Su nombre es Yao Si?

—Sí.

—Identifique su género, raza, edad, planeta y la persona a cargo de ese planeta.

Yao Si se quedó atónita, ¿acaso era esto un censo? Sin embargo, ella respondió obediente:

—Mujer, china, 28 años. Solía vivir en el planeta... Tierra, y la persona a cargo...

¿A quién debería nombrar...?

—¿Está bromeando?

Antes de que ella tuviera la oportunidad de terminar la oración, las cejas del comandante Lu se retorcieron. Si en aquel entonces Yao Si le hubiera debido cinco millones, ahora la suma había aumentado a diez.

—Señorita Yao, si quiere ser absuelta de un cargo, por lo menos encuentre una mejor excusa.

Con un "pitido", el comandante Lu cerró la pantalla óptica moviendo las manos hacia abajo y la miró con gran desaprobación.

—El tercer planeta Tierra no ha sido apto para la vida desde hace decenas de miles de años, y toda la galaxia lo sabe. Con esta excusa para evitar el castigo, ¿está usted tratando a mi estación espacial número 333 como si fuera nada?

—¿Absuelta de un cargo?

Yao Si estaba un poco confundida.

—¿Qué cargo?

—¿Es necesario que se lo recuerde? —preguntó el comandante Lu riendo con sarcasmo—. Ingresar sin permiso en el bloqueado planeta peligroso de nivel diez, afectando seriamente el plan de terminación de planetas de la Unión, y haciendo que desperdiciemos recursos de búsqueda de la misma. Cada una de estas violaciones es suficiente para que la reporte al Tribunal de Justicia Galáctico.

¿Qué era ese Tribunal de Justicia Galáctico?

—¡Aguarde! —exclamó; ella necesitaba aclarar esto—. El planeta peligroso de nivel diez que acaba de mencionar... no se estará refiriendo a la Tierra, ¿verdad?

—¿Qué otro planeta peligroso de nivel diez hay en el sistema solar? —replicó el comandante.

Su acusación se intensificó.

—Los jóvenes como usted en serio no conocen la inmensidad del cielo y la tierra, ¿qué cree que significa la terminación de un planeta? ¿Un planeta pintoresco para hacer turismo? ¿Cree que se puede ir a divertirse ahí? ¿Cómo pudo usted ignorar la ley de la Unión Galáctica siendo tan joven? No importa a qué especie pertenezca, su Ministerio de Asuntos Exteriores debe darnos una explicación.

¡Diablos! ¿Cómo esto pasó a ser un tema del Ministerio de Asuntos Exteriores? Al crecer, el único funcionario más importante que Yao Si había visto era un decano universitario.

—Quiere decir que como ingresé de manera ilegal en la Tierra y afecté su trabajo, ¿cometí un crimen?

El comandante no respondió; la respuesta era obvia.

—Pero... ¿yo estaba en la Tierra? Nací allí, ustedes son los que...

La desenterraron.

—Es suficiente; no más objeciones —interrumpió su frase el comandante Lu con impaciencia—. Relájese, no estará encerrada por mucho tiempo, pero no evitará la pena de cárcel máxima de dos por ciento.

—¡Todo lo que dije es verdad!

Estaban siendo muy injustos con ella, ¡por amor de Dios! ¿Y qué significaba eso de una pena de dos por ciento? ¿No fueron en años a este lugar?

—Mi querido comandante, mi hermano, por favor, escúcheme. He dormido oculta bajo tierra durante mucho tiempo, tal vez incluso miles o decenas de miles de años. Todavía no sé cómo calcular aún el momento exacto, pero sin duda fue antes de sus planes...

—¡Es suficiente!

Lu Ren no creyó en sus palabras. Se dio la vuelta y salió sin dudarlo. Mientras lo hacía, señaló:

—Si tiene algo más que decir, lo dirá en el Tribunal de Justicia Galáctica.

¡Caray! Las cosas no iban bien para ella. Haberse convertido en vampira era aceptable, pero ¿despertar de un largo sueño para averiguar que la Tierra había desaparecido? Y lo siguiente que la esperaba era la cárcel. ¿Tenía de verdad tanta mala suerte?

—No, espere, comandante...

"¡Escúcheme, déjeme explicarle!".

—Comandante.

El subcomandante que estaba parado cerca en silencio giró y la miró como diciéndole "no se preocupe". Extendió el brazo y detuvo al comandante Lu Ren, que estaba a punto de cruzar la puerta.

—Por lo que veo, no creo que esté mintiendo. Tal vez...

—¿Tal vez qué? —acotó el comandante Lu cuya cara seria no cambió—. Ella está en realidad sana y robusta. Vio cómo era el ambiente en el tercer planeta. En esa condición, ninguna especie puede sobrevivir por más de dos días, así que ¿cómo pudo haber estado allí antes del plan de terminación del planeta?

—No es... del todo imposible.

La voz del subcomandante se volvióáspera.

—¿Qué quiere decir? —preguntó el comandante retorciendo sus cejas. Como si hubiera recordado algo, sus ojos se abrieron de repente—. Se refiere a que…

El otro oficial asintió e indicó:

—La encontramos en un lugar a unos miles de metros bajo tierra, y ese lugar era el tercer planeta...

—Imposible. Pareciera que no sabe cuán protectora es esa especie de su propia gente. Si supieran que uno de ellos estuvo inconsciente por unos días, habrían enviado a alguien allí hace mucho tiempo.

—Pero... tienen la costumbre de entrar en un periodo de hibernación.

Lu Ren frunció las cejas, se volteó de nuevo y la miró. Sus expresiones eran muy extrañas. Estaba tan preocupado que era como si mirara una flor con una cara sobresaliente.

Yao Si tenía la piel de gallina cuando él la observaba, y se movía con nerviosismo. Sin embargo, el hombre se dio la vuelta deprisa otra vez, sacudiendo la cabeza con firmeza.

—Incluso si lo hicieran, aun así no sería ella.

Lu Ren sintió que tenía algunas preocupaciones sin fundamento.

—Usted la escuchó. Ella dijo que solo tenía 28 años. Si piensa en esas personas, ¿cómo puede ser posible que tenga esa edad?

—Siempre es prudente ir a lo seguro —opinó el subcomandante para persuadirlo—. Su especie sigue siendo una incógnita, y además, ella no es la única intrusa que atrapamos esta vez, ¿qué hay de...?

—¡No! Fue debido a nuestra connivencia previa que nuestro trabajo tuvo tantos problemas. No importa lo que suceda, esta violación debe ser tratada con seriedad.

El comandante pareció enojarse al expresar esas palabras porque su voz había alcanzado diez notas más altas. Y continuó:

—¡De esto depende la gloria de nuestra estación espacial! ¿Cómo puedes ceder ante unas pequeñas incertidumbres externas? ¿Dónde está su dignidad como subcomandante?

—…

Las palabras que estaban a punto de salir por la boca del subcomandante se vieron obligadas a bajar por su garganta.

—Eh, no lo creo. Una estación espacial grande como la nuestra no puede deshacerse de un intruso transgresor. ¿No se hizo la prueba genética? ¿Cuál es el resultado?

—Comandante, ya está listo el resultado —respondió la Dra. Wang.

—¡Envíeme el resultado!

Cuando el comandante terminó de hablar, le dio una palmada en el hombro al subcomandante.

—Wang, siempre le gusta preocuparse por nada. Si ella de verdad es de esa especie... —expresó con desprecio mientras volteó y miró a Yao Si.

Mientras encendía la pantalla óptica en su brazo con mucha fuerza, soltó:

—¡Ehhh! Me lleva el demonio.

Echó un vistazo

Su cara se puso pálida.

Luego se volvió verde... y después se oscureció a negro.

Incluso sus manos empezaron a temblar, y sus ojos se agrandaron más y más como si estuvieran a punto de salirse de sus cavidades.

Y así, se quedó mirando la pantalla óptica durante diez minutos completos y, a continuación, la apagó con un pitido.

Un instante después, Yao Si sintió que el viento estaba a punto de alzarse, y de repente, una cara sonriente que parecía estar a punto de quebrarse apareció ante sus ojos. El comandante Lu sostuvo su mano derecha con ambas manos y preguntó con una voz que sonaba tan dulce como si derramara miel:

—Honorable vampiresa, ¿tiene hambre? ¿Tiene sed? ¿Le gustaría un poco de cuajada de sangre de pato?

Su actitud fue muy amable, y su voz, tan viva con innumerables variaciones en la entonación.

—¿Quiere que el demonio me lleve ahora o en un rato? ¡Bah! ¿Le gusta comer cuajada de sangre fresca o de congelación rápida? Hay ambas.

—... ¿¿Eh ??

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