—Levántate. Estas siendo vago de nuevo. —Lu Xinyi le sacudió los hombros a su esposo, pero Shen Yi se rehusó a moverse. Ella lo fulminó con la mirada por sus acciones infantiles.
—Tengo derecho a ser vago hoy. Podemos lidiar con el tema de la gala más tarde. Déjame descansar —dijo Shen Yi refunfuñando. Había decidido cancelar todas las reuniones que tenía ese día, para recuperar el tiempo perdido con Lu Xinyi de la noche anterior.
Todavía era temprano en la mañana. Luego de desayunar, Shen Yi apoyó la cabeza en el regazo de Lu Xinyi y la uso como almohada, mientras que veían un programa en la televisión. Lu Xinyi suspiró y se recostó sobre el asiento, mientras que, con descuido, le quitaba mechones de pelo de la cara a su esposo.
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