Estaban en pleno invierno en ese momento, por lo que la madrugada era extremadamente fría.
El pasillo estaba mucho más frío que dentro de la habitación. Xi Xiaye se estremeció un poco y apretó los puños, tratando de soportar el frío. Ella realmente no estaba prestando atención a lo que Qi Lei estaba diciendo.
Qi Lei vio sus reacciones, y antes de que ella lo notara, él ya se había quitado la chaqueta y, para su sorpresa, se la puso sobre los hombros. Ella quiso rechazarlo al principio, pero él detuvo su mano fría.
—Sólo te la estoy prestando. Recuerda devolvérmela después de que la limpies. Será mejor que también esté aromatizada. No necesito colonia ni nada por el estilo. Un olor a vainilla fresco estaría bien ¿Escuchaste?
Qi Lei ajustó rápidamente la chaqueta sobre ella y luego se alejó.
Xi Xiaye miró la prenda sobre sus hombros. Sus ojos se oscurecieron cuando su mirada se volvió complicada.
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