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Extra 3: La Sennin más Joven de la Historia

Kurama estaba caminando con calma por los alrededores de la Residencia Uzumaki de Konoha porque hoy era el cumpleaños número 5 de los sextillizos, y Kazumi, la menor había desaparecido.

Durante los años, los niños habían crecido sin ningún problema.

Hashirama, Tobirama y Dan eran traviesos, al punto de que iban a todos lados con Naruto. Nawaki era alguien tímido pero siempre tenía una sonrisa en su rostro mientras que Mito iba detrás de sus hermanos y los sermoneaba más de una vez al día por causar problemas.

Kazumi por su parte, siempre estaba junto a Tsunade, y cuando no lo estaba, ella corría al bosque. Cuando él escuchó esto, Kurama decidió que tendría que realizar más salidas al bosque junto a la familia, aunque sinceramente esto no era mucho problema porque los Uzumaki disfrutaban de los picnic que hacían durante esos días.

Pero volviendo al inicio de todo, hoy Kurama estaba buscando a la pequeña Kazumi porque habían hecho una pequeña apuesta. Él tenía que encontrar a Kazumi en menos de 30 minutos o perdería.

Si Kazumi ganaba, Kurama haría una cosa que ella quisiera mientras que si ella perdía, Kazumi tenía que pasar más tiempo con sus hermanos durante una semana.

Kazumi aceptó de inmediato porque tenía tenía la confianza de que no la encontrarían tan fácilmente, no con la Energía de la Naturaleza rodeando su cuerpo.

* * * * *

"Veamos... ¿Donde te metiste, Kazumi-chan?" - se preguntó Kurama mientras miraba los alrededores del río en búsqueda de su pequeña princesa.

Era conocimiento general del clan Uzumaki que a la menor de los sextillizos le gustaba mojarse los pies.

Kurama lentamente miró alrededor de la zona cuando notó como dos pequeños conejos estaban mirándolo con curiosidad - "Hola pequeños, ¿Ustedes han visto a mi pequeña Kazumi-chan?"

"?" - los dos conejos ladearon la cabeza en confusión pero rápidamente comprendieron que era lo que trataba de decir.

Con un movimiento rápido, ellos le indicaron al Uzumaki que los siguiera, solo para que luego de unos minutos, él llegara a un claro donde vio como Kazumi estaba hablando con unos animales.

"Eso es trampa, Otousan" - dijo Kazumi mientras inflaba las mejillas con molestia.

Los animales miraron con sorpresa al recién llegado, solo para calmarse cuando notaron de quién se trataba.

"No puedes culparme de hacerlo, Kazumi-chan" - dijo Kurama mientras un par de golondrinas se posaban en sus hombros y empezaban a cantar - "Lo sé... ella es alguien amable..."

Las aves tronaron en aprobación mientras volaban y se posaban en los hombros de la pequeña Uzumaki.

"Hija... ¿Hay algo que quieras decirme?" - preguntó Kurama mientras miraba a su pequeña princesa.

". . ." - Kazumi se le quedó mirando unos segundos antes de ponerse a llorar - "Otousan... tengo miedo..."

Los animales que los rodeaban bajaron la cabeza en tristeza al sentir el dolor que la feliz ni��a estaba trasmitiendo.

"¿Por qué, mi pequeña?" - preguntó Kurama mientras tomaba a su hija de la mano con cariño.

"Porque no quiero acercarme a mis hermanos... la última vez lastimé a Naruto Nii-chan con mi chakra Senjutsu..." - dijo Kazumi mientras abrazaba a su padre. Él era una de las pocas personas que podía tocar sin miedo a trasmitir su Chakra inconscientemente.

"Tranquila, no fue tu culpa" - dijo Kurama con una sonrisa mientras acariciaba el cabello rojo y rubio de la pequeña Uzumaki - "De hecho, tengo la solución para tu problema"

"¿Eh?" - Kazumi miró a su padre con sus enormes ojos - "¿Enserio, Tousan?"

"¿Cuando te he mentido, mi pequeña?" - preguntó Kurama con una sonrisa mientras sacaba tres pergaminos de su sello.

"¿Qué son esos, Otousan?" - preguntó Kazumi con curiosidad - "¿Y cómo me ayudarán?"

"Estos son tres contratos... uno con los Sapos, otro con Las babosas y otro con las Serpientes" - respondió Kurama con calma mientras acariciaba el cabello de su pequeña princesa - "Con ellos podrás invocar a alguno de esos animales para ayudarte a pelear y entrenar"

"Papi usa el de los sapos, Mami usa el de las babosas mientras que tío Sasuke usa el de las serpientes" - agregó Kurama dejaba los pergaminos en el suelo uno por uno - "Cuando firmes con uno de ellos, estos podrán ayudarte a regular la energía que hay dentro de ti"

"¿Puedo firmar los tres?" - preguntó Kazumi con curiosidad mientras miraba a su padre con estrellas en los ojos.

"¿Eh?" - Kurama se congeló unos segundos cuando escuchó la pregunta de su hija pero sinceramente no sabía como responderle porque nunca antes había pensado en alguien que quisiera firmar más de un contrato - "Hmm... no lo sé... tendría que preguntarles... dame un minuto... no te vayas... ¿Ok?"

"¡Promesa de meñique!" - exclamó Kazumi mientras miraba a su padre con una sonrisa - "¡Y un Uzumaki nunca rompe su promesa!"

"Bien dicho" - asintió Kurama antes de desaparecer de lugar, solo para reaparecer luego de unos minutos - "Listo... puedes firmar los tres contratos... Uff... tuve que hablar un buen tiempo con esos tres viejos cascarrabias pero lo logré"

"¡Otousan es el mejor!" - exclamó Kazumi con emoción mientras abrazaba a su padre - "¡Gracias Otousan!"

"Lo que sea por mi princesa" - sonrió Kurama mientras acariciaba el cabello de la niña.

"¿Ahora qué tengo que hacer?" - preguntó Kazumi en confusión.

"Sencillo, primero tienes que poner tu nombre aquí, tu firma aquí y aquí, luego usa un poco de sangre y plasma tu pulgar aquí" - respondió Kurama mientras le explicaba lo que tenía que hacer.

"Siento que mejor leo el contrato..." - murmuró Kazumi mientras miraba con seriedad a su padre, aunque lejos de verse fría, hacía que se viera mucho más tierna.

"Jajaja" - Kurama solo pudo soltar una carcajada cuando escuchó esto porque le trajo un sin número de recuerdos.

"¿Dije algo malo, Otousan?" - preguntó Kazumi mientras ladeaba la cabeza.

"En lo más mínimo" - respondió Kurama con una sonrisa - "Es solo que yo dije lo mismo cuando Jiraiya me ofreció el firmar el contrato de los Sapos cuando era mucho más joven"

"Hmm..." - Kazumi frunció ligeramente el ceño mientras seguía las instrucciones de su padre y firmaba los tres contratos - "¡Listo~!¡Mira Otousan, tengo tres marcas en mi brazo~!"

"Bien, ahora solo queda morder tu dedo para que sangre un poco, poner un poco de sangre en las marcas que aparecieron y hacer estos sellos de manos" - dijo Kurama con calma mientras hacía sellos de manos lo más lento que podía para que su pequeña princesa pudiera ver cuales eran - "Y ahora solo queda golpear el suelo y... ¡Kuchiyose no Jutsu!"

*Poof*

"¡Ha pasado tiempo desde que vine a este lado del mundo" - dijo una voz un poco gruesa que había aparecido junto a una enorme cortina de humo - "Sinceramente extrañaba este lugar ahora que solo estoy detrás de un escritorio haciendo papeleo... supongo que es por esto que Tousan me entregó el control del clan"

"Veo que tienes los mismos problemas que yo, Kichi" - dijo Kurama mientras negaba con la cabeza.

"¡Yo, Aniki!" - exclamó Gamakichi con una sonrisa. Él había crecido demasiado estos años, al punto que era del tamaño de Gamabunta.

"Ha pasado tiempo Kichi" - respondió Kurama con una sonrisa - "¿Recuerdas a Kazumi-chan?"

"¡Como olvidarla!" - dijo Gamakichi mientras miraba a la pequeña Uzumaki que se había escondido detrás de su padre - "Los chicos siguen recordando como les picaban los ojos"

"Jajaja" - Kurama solo podía reír ante lo que dijo el sapo - "En fin, solo le estaba enseñando como hacer el Kuchiyose"

"Ya veo" - asintió Gamakichi - "Entonces es tu turno pequeña"

"¡Un!" - Kazumi asintió con fuerza, para luego hacer los mismos sellos que su padre - "¡Kuchiyose no Jutsu!"

*Poof* *Poof* *Poof*

"¿Hmm?" - tres grandes cortinas de humo aparecieron en el lugar.

Luego de unos segundo desaparecieron, mostrando a Gamabunta, Katsuyu y Manda.

"Esto es nuevo..." - dijo Gamabunta mientras miraba alrededor.

"Me lo dices a mi" - murmuró Manda.

Los dos ya no eran enemigos porque desde el final de la cuarta guerra shinobi, las tierras de las invocaciones ahora estaban en paz. La Cueva Ryuchi y El Monte Myoboku ahora tenían una relación equitativa, así que la fricción entre Gamabunta y Manda ya no era como antes.

"Es bueno verla, Kazumi-sama" - dijo Katsuyu con felicidad.

"¡Katsu-chan!" - gritó Kazumi con emoción.

"Ella es una pequeña monstruo..." - murmuró Gamabunta al comprender que una niña de 5 años había invocado a los tres.

"Mejor guárdate esos comentarios, Renacuajo" - dijo Kurama con molestia.

"No ssse essperaba menosss de la másss joven Sssabio que ha exissstido" - dijo Manda mientras asentía - "En fin, ya me explicaron la sssituación y te puedo asssegurar que todo essstará bien de ahora en adelante"

"Gracias por eso" - asintió Kurama - "Recuerden que el miércoles nos juntamos a beber y tú sabes..."

"Cierto... traeré algunasss cosssasss de la Cueva Ryuchi" - asintió Manda para luego desaparecer.

"Recuerda que el miércoles es día de Poker, y espero que no traigas a Tsunade..." - dijo Gamabunta para luego desaparecer.

"Lastima que no será Kurama-sama quien le diga, sino yo" - dijo Katsuyu con alegría mientras desaparecía como los demás pero no sin antes mirar a la pequeña Uzumaki- "Espero que me llame de nuevo, Kazumi-sama"

"¡Un!" - exclamó Kazumi con una enorme sonrisa en su rostro.

"Hmm... por lo que veo ahora tu energía se muevo un poco más tranquila que antes" - dijo Kurama mientras sentía el Chakra de su pequeña - "Supongo que se debe a que las 3 Invocaciones están filtrando un poco de tu chakra de forma pasiva"

"¿Ya no lastimaré a mis hermanos?" - preguntó Kazumi mientras miraba a su padre con esperanza.

"No... y me aseguraré de que eso no vuelva a suceder" - sonrió Kurama mientras abrazaba a su princesa - "Ahora vamos, es tiempo de tu fiesta de cumpleaños"

"¡Un!" - asintió Kazumi con una sonrisa en su rostro.

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