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2: Locura

"¡¿Estás loco, Minato?!" - exclamó Kushina mientras parecía estar escupiendo fuego ante su marido, quien estaba actuando de forma extraña desde que había despertado luego de sellar al Kyuubi dentro de su bebé.

"Estoy cuerdo, Kushina" - respondió Minato con desdén - "Ese monstruo no merece vivir"

Kushina no podía creer lo que estaba escuchando, este no era su marido, el esposo que ella había amado durante tantos años.

"Minato-kun, espero que estés consciente de lo que estás diciendo" - dijo Hiruzen con seriedad mientras entrecerraba los ojos - "Este no eres tú..."

"¿A caso están diciéndome que estoy loco?" - preguntó Minato con el ceño fruncido - "¡Despabilen, miren los exámenes! ¡Ese mocoso no es nuestro hijo, Kushina!"

Kushina apretó los dientes porque según los reportes médicos, el bebé que antes era su hijo, parecía haber cambiado por completo, tanto código genético, como apariencia física, era como si los dos bebés hubieran sido cambiados, pero eso era imposible, porque la madre había tenido a Naruto en sus brazos durante todo el proceso de sellado.

"¿Lo ves? No tienes escusas" - dijo Minato con desdén - "Ese monstruo no es nuestro hijo"

"¡Tal vez ya no lo sea a nivel genético, pero yo lo cargué durante nueve meses en mi vientre!" - exclamó Kushina con furia - "¡Y voy a seguir tratándolo como si fuera mío, incluso si tengo que protegerlo de ti!"

Minato se quedó en silencio unos segundos antes de soltar una pequeña risa, una que rápidamente empezó a volverse cada vez más estruendosa - "Bien, supongo que no puedo hacer nada para hacerte cambiar de opinión"

Kushina asintió con firmeza, entendiendo de que esta sería la última vez que los dos se llamarían marido y mujer.

"Será mejor que te vayas de Konoha" - dijo Minato mientras soltaba un bufido de desdén antes de caminar hacia la ventana de su oficina.

"¡¿Estás loco, Minato?!" - exclamó Hiruzen con sorpresa - "¡No puedes exiliar a una persona sin motivo alguno!"

"Puedo hacerlo, y ya lo hice" - respondió Minato mientras le lanzaba una mirada a su predecesor - "Esta es una decisión del Yondaime Hokage"

Kushina apretó los dientes antes de dar media vuelta y caminar hacia el hospital donde estaba el bebé todavía inconsciente.

"Espero que estés orgulloso de esta decisión, Minato" - dijo Hiruzen antes de seguir a la mujer de cabello rojo.

Minato no respondió, él simplemente ordenó a los ninjas Anbu que protegían su oficina que salieran, solo para soltar una carcajada.

"No pensé que las cosas salieran de esta forma" - dijo Minato con una sonrisa oscura - "Oh Yondaime, quién diría que yo, el gran Kyuubi no Kitsune lograría tomar posesión de tu asqueroso cuerpo... aunque es una lástima que mi poder sea tan pobre en comparación a mi antiguo ser..."

Minato, el verdadero, prisionero dentro de su cuerpo, solo podía maldecir al Kyuubi no Yoko que estaba riendo con locura por causarle tanto dolor a su esposa.

"Esto es solo el comienzo, Yondaime, voy a hacer tu vida un infierno, voy a destruir todo lo que amas, voy a aniquilar a Konoha desde dentro, esa será mi mayor satisfacción" - dijo el Kyuubi con una enorme y sangrienta sonrisa, solo para fruncir el ceño - "Aunque ese extraño bebé es un problema... mientras más cerca estoy de él, menor es mi control sobre mi odio..."

Es por eso que el Kyuubi había decidido exiliar al bebé y a su cuidadora humana, su antigua carcelera, porque si no lo hacía, era posible que su fachada se destruyera, así que era mejor alejarlos hasta que tuviera un mayor control sobre su nueva identidad.

** * * **

"¿Estás segura de esto, Kushina-chan?" - preguntó Mikoto, quien estaba cuidando a un bebé con un mechón negro en su cabeza.

"Sí, ya tengo todo preparado" - respondió Kushina, quien se había despedido de todas las personas importantes para ella, y guardado todo lo necesario para su viaje a Uzushiogakure no Sato, su aldea natal, así como el lugar más seguro y desolado para ella - "Este lugar no es seguro para el bebé"

Mikoto soltó un suspiro antes de asentir - "Entiendo, pero quiero que recuerdes que mi hogar siempre estará abierto para ti, y tu familia"

"Lo sé, gracias, mi mejor amiga" - sonrió Kushina antes de soltar unas cuantas lágrimas - "Sé fuerte por las dos"

"Eso debería decírtelo yo a ti" - suspiró Mikoto por segunda vez - "Suerte en tu viaje, Kushina-chan"

"Gracias" - murmuró Kushina antes de salir de la residencia Uchiha.

Luego de terminar con los preparativos, la bella mujer de cabello rojo caminó hacia el hospital, solo para fruncir el ceño ante la presencia de una de las enfermeras que estaba observándola con hostilidad.

"¿Qué es lo que quieres, Midori?" - preguntó Kushina con el ceño fruncido.

"Nada, solo regodearme al ver cómo te vas con ese monstruo" - dijo Midori, la enfermera más hostil del hospital que tenía protegido al bebé que ella había dado a luz, luego de que Minato revelara que el Kyuubi ahora tenía un nuevo contenedor.

Kushina bufó con desdén, aunque cuando pasó al lado de la mujer de cabello verde, ella simplemente liberó un poco de su chakra para asustarla, lo cual sirvió, porque Midori retrocedió ante la enorme presión que sentía.

"¡Hmph!" - Kushina bufó con desdén antes de entrar al hospital, solo para salir luego de unos minutos con el bebé.

Midori apretó los dientes con furia, porque ella no podía creer cómo su héroe, la persona que había salvado a Konoha del demonio de nueve colas, podía dejar ir a la bestia ahora que estaba en su estado más vulnerable, más con una traidora.

"Tranquila, todavía hay tiempo para poder darle a esa traidora donde le duele" - murmuró Midori con una mirada fría, ella ya sabía lo que tenía que hacer, y por lo que había visto, la posibilidad de que su plan funcionara, era bastante alta - "Veamos cómo te sentirás cuando nos veamos de nuevo, Kushina Uzumaki..."

Con esas palabras, la enfermera entró al hospital para dejar su carta de renuncia, porque su plan necesitaba de mucho tiempo.

De vuelta con Kushina, ella estaba caminando con lágrimas corriendo por sus mejillas, con el bebé todavía inconsciente, y aunque los médicos le dijeron que no era una buena idea, ella no tenía otra opción en esta situación, más cuando no sabía si Minato iba a atacarles si ella se quedaba en Konoha por más tiempo del necesario.

Kushina rápidamente se limpió las lágrimas, solo para notar cómo un grupo estaba rodeando a una chica que estaba en su plena adolescencia - "¿Qué están haciendo?"

Los hombres rápidamente se sobresaltaron ante la voz fría de la mujer, solo para escapar.

Kushina frunció el ceño, aunque soltó un suspiro al ver que la chica estaba bien, y solo tenía la ropa desarreglada - "En serio... ¿Por qué no te defendiste?"

"¿Por qué lo haría? Soy la estudiante de un traidor..." - murmuró la linda chica de cabello morado.

Kushina rápidamente juntó los dos puntos, reconociendo a la chica, quien no era otra que Anko Mitarashi, la antigua estudiante de Orochimaru, quien ahora era el mayor traidor de Konoha.

"Pero eso no quita el hecho de que está mal que te dejes atacar por esos bastardos" - dijo Kushina mientras pensaba detenidamente - "Ok, lo he decidido"

Anko levantó una ceja cuando escuchó la voz de la mujer de cabello rojo - "¿De qué estás hablando?"

"Vienes conmigo de viaje" - dijo Kushina con una sonrisa - "No estás segura en Konoha"

"¿Ir contigo?" - repitió Anko, solo para fruncir el ceño - "No entiendo"

Kushina rápidamente explicó su situación, sorprendiendo a la chica de cabello morado - "¿Qué opinas?"

"No tengo nada que perder..." - murmuró Anko antes de asentir - "Ok, vamos"

"Eso fue rápido" - respondió Kushina con sorpresa - "Esperaba que lo pensaras un poco más"

"No creo que tenga que pensarlo cuando casi fui abusada" - respondió Anko mientras le daba una mirada en blanco - "Gracias por salvarme, por cierto"

"No tienes que agradecerme, niña" - dijo Kushina mientras negaba con la cabeza - "Bueno, es tiempo de partir, a menos que tengas algo que recoger de tu hogar"

"Tengo mis cosas en este pergamino porque me desalojaron de mi hogar por ser la estudiante de Orochimaru" - murmuró Anko mientras soltaba un suspiro - "Como sea, mejor vámonos de este basurero"

Las dos chicas, y el aún inconsciente bebé, rápidamente salieron de Konoha con destino a su nuevo hogar, sin saber que este sería el comienzo de una historia que cambiaría la vida de cientos de personas, incluyendo a las dos mujeres que viajaban.

"Por cierto... ¿Cómo se llama el bebé?" - preguntó Anko mientras levantaba una ceja.

Kushina se quedó en silencio, no porque no quisiera hablar, sino porque no sabía cómo responder a esta pregunta. Si hubiera sido antes, ella con orgullo hubiera dicho "Naruto", pero ahora ese nombre no le traía muy buenos recuerdos, no porque no le gustara el nombre, sino porque ese nombre estaba relacionado con su exmarido.

"¿A caso dije algo malo?" - preguntó Anko mientras se encogía ante la mirada triste de su compañera de viaje.

"No, es solo que no sé cómo llamarlo" - respondió Kushina mientras miraba hacia el cielo con una expresión melancólica - "Tengo que pensarlo... o tal vez dejar que el bebé decida su propio nombre cuando sea consciente de las repercusiones..."

Anko no dijo nada al respecto porque era mejor aceptar la decisión de Kushina.

Actualizado el 26-11-2024

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