La voz de Lin Qi estaba colmada de un indudable prestigio.
A pesar de ser joven, había desarrollado el aplomo de alguien en una posición de poder.
Lin Wei inspiró profundamente, no se atrevió a abrir la boca de nuevo, pero sus ojos congelados estaban aún fijos sobre Duan Ling Tian, esperando su oportunidad para comérselo vivo.
Duan Ling Tian notó la mirada de Lin Wei pero no le prestó atención.
La fuerza de Lin Wei era equiparable a la de Li Xiao y por lo tanto, no representaba una amenaza para él.
Sus ojos sí se enfocaron en Lin Qi.
—¡Si quieres una pelea, te daré una!
Duan Ling Tian le sonrió a Ke Er y le pidió si podía esperar junto a Li Shi Shi antes de disponerse a enfrentar a Lin Qi, para lo que marchó dando largos pasos.
Todos los discípulos del patio exterior del Clan Lin retrocedieron algunos pasos, despejando una zona bastante amplia.
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