—¿Un Dios Ancestral de la Raza Oro Llameante? No fue gran cosa. ¡Solo yo soy suficiente para acabar con el resto de ustedes! —Zhao Feng lentamente colocó las manos detrás de su espalda y juguetonamente les sonrió a los luchadores restantes de la Raza Oro Llameante.
El Dios Ancestral Dorado, en recuperación, hizo una mueca inmediatamente ante estas palabras, una luz fría destelló por sus ojos. Les había dicho las mismas palabras a los luchadores de la Raza Espiritual después de derrotar al Dios Ancestral Origen del Hielo, y ahora, Zhao Feng les estaba devolviendo estas palabras.
—¡Ganó! ¡Derrotó al Dios Ancestral Furia Dorada! —Los discípulos de la Raza Espiritual inmediatamente ovacionaron.
Incluso si no conocían a Zhao Feng personalmente, él todavía era un discípulo de la Raza Espiritual. Al derrotar a sus enemigos, estaba ganando gloria y honor para la Raza Espiritual.
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