Huo Mian no emitió sonido mientras se acercaba lentamente a Qin Chu. Él se aproximó para tomar fuertemente de sus manos perladas y le dio un fuerte abrazo. Ella sintió el calor de Qin Chu viajando por su cuerpo, lo cual le dio una increíble sensación de seguridad. Solo ahora sintió que Qin Chu estaba verdaderamente a su lado.
—Lamento haberte preocupado en los últimos días. Me cuidaré y protegeré mejor en el futuro, para que no tengas que arriesgarte de nuevo.
Qin Chu nunca había dicho nada como esto, y al escucharlo, lágrimas empezaron a correr por las mejillas de Huo Mian.
—¿Por qué estás llorando de nuevo? Cariño, solo he dormido un par de días, ¿Cuándo te volviste una llorona?
Qin Chu no pudo evitar sonreír mientras gentilmente secaba sus lágrimas.
—Era valiente frente a los otros, pero como estás despierto, no necesito pretender más. Puedo llorar, reír, puedo hacer lo que quiera porque puedo depender de ti.
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