Dominique no podía decir si Miguel Ivankov se estaba burlando de él o no al hacer esos comentarios. Pero en el fondo, sabía que no podía refutar las palabras de Miguel.
Desde el momento en que presenció a Sabrina saltar del puente, pensando que había muerto, la condición de Dominique actuó. No podía obligarse a tener sexo con nadie, incluida Sasha. No podía excitarse, no importaba qué.
Sin embargo, cuando apareció Athena, las cosas comenzaron a cambiar. Sorprendentemente, su cuerpo respondió a su presencia, reavivando deseos que pensaba que habían desaparecido desde la desaparición de Sabrina. Su excitación provenía del asombroso parecido de Athena con Sabrina.
«Quizás, mi cuerpo subconscientemente reconoció a Sabrina en ese momento», Dominique pensó para sí mismo.
—¿Amas a tu actual esposa? —Miguel le preguntó de nuevo, su voz sacando a Dominique de sus pensamientos profundos.
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