Xia Zhi no podía encontrar una forma en que pudiesen derrocar a Chui Ming, sin importar cuán duro estrujara su cerebro.
Por lo menos sabía que él no tenía esa capacidad.
—Si solo Xia Wushuang estuviese soltera —suspiró Xia Zhi.
Al final del día, sus objetivos eran solo Wu Rong y Wushuang.
Chui Ming era una carga adicional, una pesada. Hacía mucho más difícil lidiar con Wushuang y su madre.
En otra palabras, esto sería mucho más simple si Wushuang no se hubiese casado con Chui Ming.
Sin embargo, a Xinghe no le importaba la añadidura de Chui Ming; tenía un plan bien pensado para derrotarlos a todos. Con remover a Chui Ming, ella consideraba que le estaba haciendo un favor al mundo, ayudándolo a eliminar una irregularidad adicional de este.
—Xia Zhi, no te preocupes por eso, no empezaré algo en lo que no tenga confianza. Créeme, recuperaré todo lo que es nuestro en menos de un mes.
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