Por lo tanto, ella pirateó la supercomputadora sin perder mucho tiempo y sin accidentes. Sin embargo, sólo tenía cinco minutos para usar esta supercomputadora para rastrear el punto central de defensa, ya que cinco minutos después, el sistema se reiniciaría.
Además, Xinghe no tenía idea de si el sistema se apagaría completamente después de numerosos reinicios. Por lo tanto, era mejor si podía tener éxito en su primer intento, o el riesgo de fracaso podría aumentar drásticamente.
Los cinco minutos fueron decisivos para Xinghe. Mubai no la molestó, hizo guardia en la puerta para evitar que alguien entrase. La espaciosa sala de control se llenó con el sonido de los golpes del teclado. Para este importante momento, sólo Mubai fue su testigo. Nadie sabía cuánta presión había sobre los hombros de Xinghe. Estaba luchando por la seguridad de todo el mundo.
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