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OldBoy 1/4

Siguiendo la guía de ruta de Marie, el Dodge Challenger conducía rápidamente por la carretera.— ¿Qué le pasa a tu amigo? —preguntó Ethan con curiosidad, agarrando el volante.Marie negó con la cabeza.— No lo sé.Ethan la miró con su visión periférica algo extrañado,— ¿Qué pasa?Ella sujeto su maletín medio que tenía en la mano y respondió tímidamente:— Estrictamente hablando, no es mi amigo. Lo conocí ayer, tuvo una discusión con alguien del equipo médico y me acerqué para calmarlos y que las cosas no se salieran de control, eso aveces pasa. Vi que su rostro estaba pálido y se miraba deshidratado, así que le di mi tarjeta de presentación y le pedí que me llamara si necesitaba asistencia médica.-¿Y te acaba de llamar ahora.?—Si, llego su llamada en cuanto saliste de mi consultorio, recibí una llamada de su amigo diciendo que se había desmayado en su Bar, pensó que era su conocida por mi tarjeta que traía consigo.Ethan cambió de carril, siguiendo sus palabras.— ¿Es algo extraño no crees?Marie asintió, sacó la pitillera de su bolsillo y, después de pedirle permiso a Ethan, encendió un cigarrillo. Ethan golpeó el volante con los dedos varias veces.— ¿La parte sobre su desmayo? —Marie arqueó una ceja, mirándolo—. ¿O es la parte de que yo ayude a extraños?Ethan giró el volante, pasando a otro auto.— Un poco de ambas a decir verdad, se que no es de mi incumbencia pero como policía por lo general siempre pensamos lo peor de las personas. Puedo ver que eres una buena persona, ofreces tu tiempo y ayuda a extraños sin esperar nada a cambio, pero ahora un sujeto te habla de la nada y tu sales corriendo sin importarte el peligro a ayudar.— Mi padre falleció cuando yo era pequeña y mi madre también tiene ciertos trastornos mentales, por lo que rara vez se comunica con extraños. Llegue hasta donde estoy gracias a la bondad de muchas personas, así que me prometí a mí misma ayudar a los demás tanto como pueda, y se que mucha gente no entiende lo que hago y piensa que soy demasiado ingenua.Marie sacudió la cabeza para sí misma, esbozando una sonrisa irónica.Ethan la miró y dijo seriamente— No, no debes preocuparte por lo que piensen los demás. Lo que haces lo correcto, yo soy un poco mas egoísta, por lo que te admiro.— ¿En serio? —Marie levantó la cabeza, mirándolo con confusión.Ethan asintió con firmeza.— En realidad, quiero disculparme por lo que acabo de decir. No debería haber cuestionado tus razones o incluso tu altruismo. Ethan volvió a girar la cabeza y le sonrió a Marie.— No, te preocupes, pero no creo que seas tan egoísta como piensas, mírate —respondió Marie con una sonrisa—. ¿No me estás ayudando a mí, una extraña, ahora?Ethan se encogió de hombros.No te voy a mentir, mi plan es impresionarte con mi encanto y amabilidad, hasta que no te quede más remedio que invitarme a un café.Marie se echó a reír al escuchar lo que dijo.Después de más de diez minutos, el Dodge Challenger redujo la velocidad. Cuando Ethan se detuvo y estacionó el auto, Marie tomó la pequeña maleta que tenía en la mano y quiso salir del auto.— Espera un momento —dijo Ethan, tomándole la mano antes de apagar el motor y desabrocharse el cinturón de seguridad.Al ver la mirada confusa de Marie, Ethan añadió:— Yo te acompañare, no creíste que te dejaría ir sola, ¿verdad?— No soy tan ingenua como crees, tengo esto.- dijo con orgullo, luego sacó una lata de spray de su bolsillo.Ethan sonrió y se levantó el abrigo, mostrando un revólver plateado en la funda bajo su brazo, donde colgaba de Beretta la cual relucía de manera intimidante.Levantó las cejas hacia Marie.— Yo tengo esto, apuesto que te impresione.Marie entonces recordó la identidad de Ethan y tuvo que volver a guardarse el spray en su bolsillo con enojo.Después de bajarse del auto, Ethan miró el letrero de arriba. Era obvio que se trataba de un pub. Los dos se miraron y Marie asintió, confirmando que ese era el lugar.Todavía era temprano, el pub aún no estaba abierto y había un pequeño cartel en la puerta que indicaba que no recibían clientes en ese momento.Ethan caminó hacia la puerta de cristal de la taberna, levantó la mano y la golpeó con fuerza varias veces.Los marcos de las puertas chocaron, produciendo un sonido ahogado.Después de un rato, se levantó la cortina de bambú que cubría la puerta de vidrio y un hombre vestido con una camisa de flores apareció detrás de la puerta. Tenía una nariz prominente y su cabello largo y desordenado caía por los lados. Extendió las manos y dijo a través del vidrio:— Hombre, todavía no abrimos. Vuelve más tarde.Marie apartó a Ethan y se paró frente a la puerta, respondiendo ansiosa:— Hola, soy la Dra. Sebastian, le llamaste hace un rato por tu amigo.El hombre de la camisa de flores miró a Ethan, luego a Marie y preguntó:— ¿Y él?— Él viene conmigo —respondió Marie mientras levantaba la caja en su mano, dejando claro que si no dejaban entrar a Ethan, ella no se quedaría.— Entren, rápido. Soy Chucky porcierto.Después de dudar por un momento, el hombre de la camisa de flores abrió la puerta, permitiéndoles entrar, luego mirando alrededor que no hubiesen movimientos sospechosos.Una vez dentro, varias personas se quedaron quietas, mirándose mutuamente.— ¿Qué pasa? —preguntó el hombre de la camisa de flores, levantando las manos.— ¿Dónde está el paciente? —preguntó Marie, algo impaciente.El hombre de la camisa de flores se golpeó la frente y dijo tímidamente:— Arriba, síganme.Caminó hacia las escaleras detrás de la taberna y Marie miró a Ethan, preocupada.Ethan asintió, tomando la iniciativa de caminar delante de ella. Mientras subían las escaleras, mantuvo las manos debajo de sus axilas, alerta a cualquier movimiento.Llegaron al segundo piso, a una habitación al final del pasillo. El hombre de la camisa de flores abrió la puerta y entró. Ethan lo siguió de cerca. Era una habitación pequeña con una vista despejada. Había una cama y un perchero.El hombre se apoyó contra el perchero y señaló la cama.— Él está aquí. No sé qué le pasó. Lo encontré desmayado en el suelo esta mañana.Acostado en la cama había un hombre con traje negro, sin quitarse siquiera los zapatos. Ethan lo miró y parpadeó, sorprendido.La mano que había extendido hacia su arma se relajó al instante. La persona que yacía en la cama era quien lo había rescatado ayer antes de llegar a la clínica. Tenía el pelo corto y el rostro pálido, como si no hubiera visto el sol en mucho tiempo.En ese momento, Marie entró detrás de él y rápidamente abrió la caja que llevaba. Sacó algunas herramientas médicas simples y comenzó a examinar al hombre en la cama.Chucky suspiró y luego tomó una botella de vino de la encimera a su lado, dale un gran trago directo de la botella, se notaba nervioso.Miró a Ethan y le ofreció la botella. Ethan negó con la cabeza, enfocando su atención en el hombre que yacía en la cama, sin haber esperado reencontrarse con él en circunstancias tan inusuales.Después de que Mary conectó la vía intravenosa del hombre, se quitó los guantes.—Dra. Sebastián, debería estar bien, ¿verdad? —preguntó Chucky—Puedes llamarme Marie, y el es Ethan —respondió ella, arrojando los guantes a la basura.—No te preocupes, él estará bien. Tiene síntomas de desnutrición y deshidratación, simplemente se desmayó por agotamiento. Le puse un goteo intravenoso, solo queda esperar a que despierte —Chucky exhaló aliviado, dejó la botella a un lado y comenzó a buscar algo en su bolsillo.—¿Cuánto va a costar esto?—Es una consulta gratuita —dijo Marie, negando con la cabeza.—¿Gratis? —Chucky levantó una ceja, incrédulo.Marie solo miró al hombre inconsciente en la cama, sin decir nada más.—Eres buena persona. Nunca he visto nada gratis en mi vida —dijo Chucky con una risa amarga.Ethan, que había permanecido en silencio, finalmente habló.—¿Qué le pasó? —preguntó mientras se sentaba en una silla.Chucky se emocionó al escuchar la pregunta. Tomó otro sorbo de tequila, sacudió la cabeza y comenzó a relatar la historia.—Joe y yo éramos compañeros de universidad. No sé qué le ocurrió, apareció de repente en mi puerta, no lo había visto en mas de 20 años..Hizo una pausa, tomando aire antes de continuar.—No lo reconocí al principio, después de que entro, empezó a decirme cosas que me dejaron desconcertado.La curiosidad de Marie se intensificó.—¿Su nombre es Joe? ¿Qué fue lo que dijo? —preguntó rápidamente.Chucky se detuvo por un momento, luego miró a Marie con desconfianza.—Lo siento, no sé cuál es tu relación con Joe, no creo que deba decir cosas que no me corresponden —dijo.Mary miró a Ethan antes de responder.—Lo conocí ayer, cuando estaba brindando asistencia médica, le di mi tarjeta de presentación.—Es un tipo con suerte —dijo Chucky con una sonrisa forzada antes de cambiar de tema—. Agradezco tu ayuda, pero ya he hablado demasiado. No te conozco. Si tienes preguntas, puedes preguntárselas tú misma cuando despierte.En ese momento, alguien tocó la puerta de abajo.Chucky se levantó y se dirigió hacia las escaleras.—Esperen aquí, tengo que abrir la puerta —dijo apresuradamente.—¿Dónde está el baño? —preguntó Ethan, poniéndose de pie.—Al otro lado del pasillo —respondió Chucky, desapareciendo escaleras abajo.Ethan miró a Joe, que seguía inconsciente, y luego a Marie.—Yo tambien lo eh visto, ayer salvo mi vida.Marie lo miró, confundida.—¿De qué hablas?—Ayer antes de llegar a tu clínica, un perro empujo una maceta desde el balcón de un edificio. Este sujeto me salvo.Marie abrió los ojos de par en par, sorprendida.—Sabes debido a la discusión que tuvo Joe con el equipo medico ayer, fue que quise fumar y fue que te vi fumando junto a la jardineraUna coincidencia inesperada. Ethan, más preocupado ahora, preguntó rápidamente:—¿Estás segura de que estará bien?Mary lo pateó levemente, irritada.—¿Acaso dudas de mí?-dijo dándole una patada en la pantorrillaLa patada apenas le hizo cosquillas a Ethan, quien solo sonrió.—No me atrevería —respondió— Voy al baño, quédate aquí —añadió mientras salía de la habitación.Marie se quedó observando a Joe, todavía dormido, intrigada por las coincidencias que los habían llevado hasta ese momento. Notó una bolsa de tela blanca a los pies de la cama, abierta, dejando entrever varias cartas. Impulsada por la curiosidad, se acercó lentamente y estiró la mano hacia la bolsa.Mientras tanto, Ethan se lavaba las manos en el baño cuando un ruido lo alertó. Corrió rápidamente de vuelta al cuarto y vio a Joe despierto, empujando a Mary contra la pared.Ethan reaccionó de inmediato, agarrando el brazo de Joe. El hombre, confuso y asustado, intentó lanzar un golpe, pero Ethan lo esquivó con agilidad, interponiéndose entre los dos. Con un fuerte empujón, Joe retrocedió, mientras Ethan protegía a Mary detrás de él.—Tranquilo, hombre, no queremos hacerte daño —dijo Ethan, tratando de calmar la situación.Joe lo ignoró, sosteniendo una carta en su mano y gritándole a Marie.—¡No tenías derecho a tomar mis cosas!—Lo siento, no debí hacerlo —se disculpó Marie repetidamente.Joe, aún furioso, recogió las cartas esparcidas sobre la cama y las metió de nuevo en la bolsa. Miró a ambos con desconfianza.—¿Dónde está Chucky? ¿Quiénes son ustedes? No los conozco.Mary intentó explicarse.—Chucky me llamó. Me dijo que te desmayaste y me pidió que viniera a ayudarte. Soy médico, te di mi tarjeta ayer, ¿lo recuerdas?—Bueno, ya estoy bien. Pueden irse —dijo Joe, con frialdad.Luego miró directamente a Ethan.—¿Y tú? ¿Qué haces aquí?—Chucky mencionó tu nombre. Mi nombre es Ethan. Vine con Marie, pero nos conocimos ayer salvaste la vida ayer por la mañana. ¿Recuerdas lo de la maceta que cayo del edifico? —dijo Ethan.Joe negó con la cabeza, molesto.—Maldito Chucky nunca cambia. Sí, te salvé la vida, ¿y qué? Solo háyanse.Marie, aún apenada, extendió las manos en un gesto de disculpa.—Por favor, discúlpame. No debí leer tu carta.Joe, respirando profundamente, miró a Marie con severidad.—No llamaste a la policía, ¿verdad?Mary quedó desconcertada, mirando a Ethan en busca de ayuda. Joe, al ver su vacilación, se levantó rápidamente.—¡Llamaste a la policía! ¡Voy a matarte!—No llamé a la policía —dijo Marie, levantando las manos en señal de paz.Ethan intervino, llevándola detrás de él y enfrentando a Joe.—Ella no llamó a nadie, pero yo soy policía. ¿Qué está pasando aquí?La mención de la palabra "policía" hizo que los ojos de Joe se llenaran de pánico, mirando nerviosamente hacia la puerta.Ethan, notando su reacción, levantó su abrigo para mostrar su arma.—Te aconsejo que no hagas ninguna tontería.—No es lo que piensas —intervino Marie, apresurándose a calmar la situación—.Joe no es una mala persona. Estuvo en prisión 20 años y acaba de ser liberado. Solo está buscando a su hija perdida.Joe, sentado en la cama, bajó la cabeza en silencio, agarrando las sábanas con fuerza. Luego, levantó la vista hacia Ethan, sus ojos enrojecidos como la sangre. Frente a él, Joe, con los ojos rojos y una expresión que alternaba entre el dolor y la desesperación, apretaba las sábanas con tanta fuerza que parecía que estas se desgarrarían.—No sé qué te pasó, pero primero cálmate —dijo Ethan con una voz firme, pero compasiva—. Si necesitas ayuda, te ayudaremos. Te debo un favor y siempre pago mis deudas.Maríe, que había estado observando desde un rincón, se levantó lentamente y, con una mirada tan seria como las palabras que pronunció, agregó:—Joe, deja que te ayudemos.Joe finalmente soltó las sábanas. Suspiró, derrotado, pero aún cauteloso.—Lo siento, pero no puedo involucrar a la policía en esto, tienen a mi hija secuestrada,—dijo en un tono apagado.Ethan asintió y se levantó el abrigo, su expresión más determinada que nunca.—No tengo una placa y esta no es mi jurisdicción. Ahora solo soy un civil, no te preocupes.—¿Por qué debería creerte? —preguntó Joe, sus ojos aún llenos de desconfianza.Ethan lo miró directamente a los ojos, y con una sinceridad que pocas veces había mostrado, respondió:—Ya te lo dije, te debo un favor.Joe lo miró por un largo momento, evaluando cada palabra, y finalmente, con un suspiro, se recostó contra la pared, resignado.—Está bien... te contaré.Lo que siguió fue una historia que ninguno de los presentes podría haber imaginado. Joe relató cómo, hace veinte años, en la noche del cumpleaños de su hija, había tenido una acalorada discusión con su esposa. El trabajo lo había consumido, alejándolo de su familia en momentos cruciales. Borracho y deprimido, Joe arruinó la celebración, y después de salir del restaurante, fue secuestrado sin previo aviso.Despertó en una pequeña habitación sin ventanas, donde su única compañía era una televisión. Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en años. Durante ese tiempo, Joe solo podía ver el devastador destino de su familia a través de la pantalla. Fue testigo de cómo su esposa era brutalmente asesinada, y las autoridades lo señalaban como el principal sospechoso. Todo indicaba que él, desaparecido sin dejar rastro, había sido el responsable del crimen. Mientras tanto, su hija, apenas una niña en ese entonces, fue dada en adopción, perdiendo cualquier conexión con su familia.—Viví en el infierno todos esos años —dijo Joe, su voz temblando—. Pero todo lo que me mantuvo con vida fue la esperanza de encontrar a mi hija. Cada día, durante veinte años, le escribí cartas. Pero nunca pude enviárselas.Joe relató cómo, después de años de intentos fallidos, logró escapar de su prisión, solo para ser liberado misteriosamente en un parque, con dinero en efectivo, un teléfono móvil y una maleta llena de las cartas para su hija.—Hombre, si que te arruinaron. —dijo Ethan, cruzándose de brazos.Joe le lanzó una mirada cansada.—¿Me crees? —preguntó, todavía incrédulo.—Lo creo —respondió Ethan con firmeza— Porque sé, un padre es capaz de hacer cualquier cosa por su hijo, incluso soportar el infierno en vida.Ethan pensó en Blake y en el amor que su propio padre le había mostrado, y cómo ese mismo amor parecía reflejarse en los ojos de Joe.—No importa quién haya hecho esto —dijo Ethan, encendiendo un cigarrillo— Lo que es seguro, es que la muerte no parecía ser suficiente para ellos. Querían verte sufrir.Maríe, que había estado escuchando en silencio, frunció el ceño.—¿Y tienes idea de quien puedo haberte hecho esto? —preguntó.Joe sacó un pedazo de papel arrugado de su bolsillo y lo entregó a Ethan.—Esta es una lista de todas las personas que podrían odiarme lo suficiente para hacerme esto —dijo, señalando los nombres tachados—. Chucky y yo ya revisamos a algunos, pero aún quedan algunos.Ethan examinó la lista, los nombres tachados con una línea firme.—¿Qué hay del teléfono que mencionaste? —preguntó Ethan—. No creo que te dieran un teléfono sin motivo.Joe asintió lentamente y sacó el dispositivo.—Recibí una llamada anoche. Esa persona... quiere torturarme por todo lo que hice mal. No puedo involucrar a la policía, o mi hija estará en peligro.Ethan se inclinó hacia él, su mirada implacable.—Te ayudare a encontrarla—dijo con firmeza—. Te prometo que haré todo lo que esté en mi mano, para que tu hija este a salvo.Maríe también se acercó y colocó una mano en el hombro de Joe.—Estamos contigo —dijo con una voz firme—. Vamos a atrapar a ese maldito.Joe miró a ambos, con los ojos húmedos y llenos de gratitud. Por primera vez en mucho tiempo, tenía esperanza.—¿Y ahora qué? Por donde comenzamos —preguntó María, mirándolos a ambos.—Ahora empezamos por una llamada.Bajo la mirada de los dos, Ethan sacó su teléfono móvil.—Antes de marcar el número —se detuvo y miró a Marie—. Joe ha pasado por todo y estará mentalmente preparado para lo que enfrentará a continuación. Pero no estoy seguro de querer que te involucres en esto.Ethan extendió la mano para detener las ganas de hablar de Marie y continuó:—Quien sea que haya secuestrado a Joe, o esté detrás de su encierro, debe tener recursos financieros enormes y además de lograr incriminarlo por la muerte de su esposa requiere una influencia y poder que no cualquier organización posee. Si intentamos dar con ellos, estaremos entrando en un territorio sumamente peligroso.Después de terminar de hablar, Ethan tomó el teléfono y miró a Marie. La habitación quedó en silencio, excepto por la respiración de algunas personas. Marie quien tenia un cigarrillo en la mano dio una larga calada , luego dejó caer la colilla al suelo y la apagó:—Ayudare a Joe a recuperar a su hija, ya lo dije y no retirare mi palabra.Joe le dijo agradecido a Marie:—Gracias.—Bien, pero lo que suceda de ahora en adelante no podrás decírselo a nadie, y en especial a Siobhan, ella jamás debe enterase de esto nunca. ¿de acuerdo?Ella solo asintió en silencio.Bajo la mirada curiosa de los dos, Ethan marcó el teléfono. Después de un rato, el teléfono se conectó.—Jodido bastardo, porque me molestas tan temprano en la mañana, espero que alguien se este muriendo para que tengas que levantarme.Ethan los miró, se dio vuelta y salió de la habitación.—Oye, soy Ethan y necesito ayuda.Job reprimió su violenta ira y dijo:—Ya se que eres tu bastardo, te escucho.—Necesito un auto limpio y un par de armas.—Fuck, ¿ ahora qué tipo de problema te haz medito? ¿No solo ibas al médico? —Job dijo, impotente—. Eres igual a Hood, siempre causan problemas a dondequiera que vayas.—Luego hablamos de eso, puedes ayudarme con eso o no.Job podía alquilar más de una docena de casas en una ciudad y vivir en diferentes lugares. Dijo que no tenía ningún plan alternativo. pero Ethan no le creía.—Te enviare una dirección, ahi tendrás lo que me pides y deja de joderme la mañana maldito.—después de que Job le dijera la dirección, colgó el teléfono.De regreso a la habitación, Marie lo miró y tartamudeó:—¿Qué esta pasando Ethan?Al parecer la Doctora había estado escuchándolo a escondidas hablar, lo que dijo Ethan la hizo sentir un poco asustada. —Joe ahora tiene las manos desnudas y tú un spray de pimienta ¿Qué harás si encuentras con los que secuestraron a Joe? ¿Acaso vas razonar con ellos?Después de una conversación que dejó a Marie sin palabras, Joe se levantó pulcramente y puso la bolsa de tela que tenía en la mano en el estante.—Ethan tiene razón, por favor no solo podemos salir sin un plan de respaldo.Veinte minutos más tarde, Ethan condujo hasta un estacionamiento con una vista amplia y entró según la ubicación proporcionada por Job. Después de un rato, vio al hombre gótico apoyado en la parte trasera de un Corolla 2001, sacudiendo la cabeza y mascando chicle.Ethan presionó suavemente la bocina, condujo el auto hacia adelante más de diez metros y encontró un lugar para detenerse. Sacó su Beretta de la funda que llevaba bajo el brazo, fingió ponerlo en el compartimento de almacenamiento de la puerta del coche, pero lo guardo en el espacio. Después de apagar el motor, vio a Marie sentada en el asiento del pasajero y a Joe en la parte de atrás, todavía sentado.—Vamos es aqui —dijo Ethan, saliendo del auto y caminando hacia el hombre gótico.Marie y Joe no sabían lo que estaba pasando, pero rápidamente salieron del auto para seguirlo. El hombre gótico caminó hacia Ethan y ambos movieron sus muñecas al mismo tiempo, haciendo que las dos llaves del auto volaran una junto a la otra en el aire. Ethan cruzó las manos, cogió las llaves del Corolla, asintió con la cabeza al hombre gótico y caminó hacia adelante.Marie observó cómo el hombre gótico se subía al Dodge Challenger de Ethan y se alejaba a toda velocidad. Corrió unos pasos, confundida, y caminó hacia Ethan. Al ver que ella dudaba en hablar, Ethan sonrió.—Es un amigo mío.Después de llegar detrás del Corolla y confirmar que no había nadie alrededor, Ethan presionó la llave electrónica y el maletero se abrió. Dentro del baúl, apareció una maleta plateada frente a todos. Ethan la miró, luego desabotonó la maleta y levantó la tapa.Dentro de la maleta plateada había cuatro Colt M1911, cuatro cargadores de repuesto, varias cajas de balas de pistola .45 y varias máscaras de plástico blando translúcido. Marie observó el contenido de la maleta.—¿Acaso eres un justiciero? Ya sabes, de esos que salen por las noches a combatir el crimen.Ethan se encogió de hombros.—Un hombre siempre debe poder conseguir lo que necesita.Sacó una pistola de la maleta y la revisó. El arma de fuego estaba en buenas condiciones. El cargador y el cargador de repuesto de la pistola estaban completamente cargados con balas. Asintió con satisfacción, Job como siempre era confiable.Ethan entregó el arma que tenía en la mano a un lado y Joe la agarró sin ceremonias. Ethan volvió a mirar a Marie. Ella vaciló, luego tomó la iniciativa de tomar un arma, se levantó su playera gris holgada y se la metió en la cintura.—¿Sabes usarla? —le preguntó Ethan.Marie sacó su pitillera, sacó un cigarrillo y se lo llevó a la boca.—Si, cuando tengo tiempo libre voy al campo de tiro.—Eso es bueno, espero que no tengas que usarla.Ethan tomó los dos M1911 restantes con ambas manos, insertó uno en la funda debajo de las costillas y colocó el otro en la parte baja de la espalda. Después de separar el cargador de repuesto y la máscara suave, Ethan cerró el baúl con fuerza y le preguntó a Joe:—¿Adónde vamos ahora?—Bernard Sharkey, mi exjefe —dijo Joe solemnemente, sosteniendo la lista— Metí la pata con su gran cliente, tenia motivos.Poco después, Ethan condujo hasta un centro de servicios para personas mayores. Marie miró al anciano que pasaba con muletas y sacudió la cabeza:—¿Qué tal si vamos al siguiente objetivo?Joe apretó los dientes, abrió la puerta y salió del auto.—No, tengo que verlo con mis propios ojos.Ethan le dijo a Marie:—Síguelo. Si encuentras con alguna dificultad, no seas impulsiva y llámame primero.Después de verlos acercarse al centro de servicios, Ethan esperó pacientemente en el auto. Después de un tiempo, los dos salieron apresuradamente. Marie, que seguía a Joe, negó con la cabeza hacia Ethan.—El próximo objetivo —dijo Ethan sin inmutarse, sabiendo que las cosas no serían tan sencillas.Luego, el Corolla negro siguió deambulando por la ciudad de Nueva York mientras los nombres de la lista se iban tachando uno por uno. Los ojos de Joe se volvieron cada vez más oscuros y Marie más apática.De camino al siguiente destino, pasaron por Chinatown. Joe miró un restaurante chino en la calle, sus ojos de repente se iluminaron y rápidamente le dio una palmada en el hombro a Ethan.—Detén el auto, tengo otra idea.Después de que Ethan encontró un lugar para estacionarse, él y Marie se giraron para mirar a Joe, sentado en el asiento trasero. Joe se rascó la cabeza con ambas manos y dijo con una mirada deprimida.—Cuando estuve encarcelado, comía lo mismo todos los días, una y otra vez, sin descanso, año tras año. Ese sabor... jamás lo olvidaré.—¿Qué comida? —preguntó Ethan, curioso.Joe apretó los dientes y respondió:—Dumplings.