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One-Shots |Bleach|

Anime et Bandes dessinées
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Synopsis

*Esta historia esta inspirada en Bleach de Tite Kubo* ▪︎ One-Shots de Bleach. ▪︎ Solo son personajes que me gustan de manera romántica. ▪︎ El mismo nombre y apariencia para el oc femenino. El apellido cambia dependiendo de la historia. ▪︎ Capítulos cortos

Chapter 1Ryūken Ishida.

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[CAPÍTULO ÚNICO.]

"Control."

Ella era los tesoros del universo. Lo supo cuando la vio por primera vez; quedó tan hipnotizado por ella...

Esa noche tormentosa, cuando la lluvia caía del cielo y él regresaba del trabajo, caminando por las calles de Karakura, la vio.

Ella lo miró, y su corazón latió con rapidez cuando vio esos ojos dorados por primera vez.

Control, ella ni siquiera tenía el control de su Reiatsu y estaba atrayendo a grandes cantidades de Hollows hambrientos.

Él se había jurado jamás volver a utilizar sus poderes Quincy, y sin embargo ahí estaba. Enfrente de ella, protegiéndola.

—Gracias señor...— esa dulce voz lo hizo sentir cálido.

Por primera vez en muchos años, él volvió a sentir una gran y profunda calidez en su corazón.

—No es nada... ¿Por qué estás sola?— su voz era estoica, no había emociones en su expresión y sus ojos azules miraban a esa bella mujer con frialdad.

Su expresión era fría y distante, pero su corazón latía con calidez por culpa de esa desconocida.

—Yo...— la voz de la mujer era entrecortada y las lágrimas comenzaban a abandonar sus ojos dorados. El oro más preciado estaba siendo derramado.

Ella no dijo nada más, solo dio una reverencia antes de correr lejos...

﹏﹏﹏﹏﹏♡﹏﹏﹏﹏﹏

Suspiro, estaba cansado de todo el trabajo. He incluso ese hermoso recuerdo le comenzaba a fastidiar.

Relajando su mente y cuerpo con un merecido cigarro en el techo de su hospital, deseaba de alguna forma volver a verla. A ella, esa hermosa mujer a la que salvo.

Esa hermosa mujer que lo hizo volver a usar sus poderes Quincy. Aunque solo fue esa única vez.

—Disculpe... ¿Es usted el señor Ryūken Ishida?

Esa voz... ¿Estaba delirando o realmente era ella?

No quería voltear, se dedicó a mirar el cielo, recargado en el barandal mientras fumaba.

—Sí, soy yo. ¿Qué quieres?— respondió un tanto irritado. Quería tranquilidad, ¿por qué no la podía tener?

—Yo... Necesito su ayuda señor Ishida...— la inseguridad en aquella dulce voz femenina lo hizo voltear.

Oro. Pudo verlo una vez más, el hermoso color dorado en los ojos de esa bella mujer. Una vez más, frente a frente.

—¿En qué necesita mi ayuda señorita?— sus ojos azules recorrieron su cuerpo, observándola con detenimiento.

Esa mujer era hermosa de pies a cabeza, estaba completamente seguro de que ella debería tener pareja. Y por alguna razón se sintió celoso ante aquel pensamiento.

¿Quién es el hombre tan afortunado que sale con una mujer que parece estar hecha por los ángeles?

—Quisiera que me ayudará a controlar mis poderes, sé que es un Quincy...— respondió la mujer, su mirada de oro brillo con determinación —Tal vez crea que soy una niña inmadura, pero necesito controlar mis habilidades Quincy y...

—Está bien— interrumpió mientras apagaba el cigarro, suspiro y la miró.

Ella estaba sorprendida, ¿enserió acepto ayudarla así de fácil?

Y él, solo acepto la única oportunidad que le había dado el destino para estar cerca de esa hermosa mujer.

Destino, ¿si quiera creía en ello?

| Meses Después. |

—Mantén el control de tu arco. Apunta bien— le dice con seriedad.

Frotando su sien, cansado, fastidiado e irritado. ¿Por qué Malory no podía entender?

—¡Eso intento Ryūken!— exclamó nerviosa la mujer de cabellos negros.

Malory suspiro mientras tranquilizaba su cuerpo, últimamente se sentía presionada por Ryūken que se enfadaba con facilidad porque ella no mantenía el control de su arco.

Ella era excelente en casi todas las técnicas Quincy. Pero su tiro con arco era un asco.

Concentro su fuerza, estabilizando su Reiatsu y con ello el arco de reishi que sostenía en manos. Después de mantener la calma por veinte segundos, disparó.

Sonrió feliz, dio en el blanco. Gritando de felicidad, repitiendo una y otra vez -Lo hice-, solo le quedó lanzarse a los brazos de Ryūken, abrazándolo. Repitiéndole una y otra vez:

—Gracias, gracias Ryūken por ayudarme tanto— sonrió Malory entre los brazos de Ryūken, feliz por progresar aún más en el control de sus poderes Quincy.

El Ishida estaba sorprendido por el repentino contacto físico, no estaba acostumbrado a que las personas lo abrazaran. Sin embargo, Malory hizo una diferencia.

—Me alegra que estés progresando Malory— respondió Ryūken con una fugaz sonrisa.

Suspiro agitada. Estaba cansada de correr por toda esa habitación especial para los entrenamientos, huyendo de las flechas de Ryūken.

—Deberías ocultar mejor tu Reiatsu— la seria voz de Ryūken la hizo sobresaltar.

Dando dos pasos hacia atrás, perdiendo el equilibrio. Creyendo que caería al suelo, pero fue atrapada por el Ishida que momentos atrás la buscaba y le disparaba con flechas de Reiatsu como parte de su entrenamiento para su agilidad y resistencia.

—Ryūken...— jadeo por la sorpresa Malory.

Ryūken la observo, sintiendo una gran necesidad de besarla, de tocar su cuerpo. Sin embargo, suspiro y se contuvo mientras soltaba suavemente a Malory haciendo que cayera al suelo.

—¡Auch! ¡Oye! ¿¡Por qué me sueltas?!— Reclamó levemente molesta mientras se levantaba.

Tan pronto como Malory se levantó, Ryūken atacó sus labios. Besándola con una enorme desesperación y hambre. Había estado deseando tanto tiempo poder probar esos carnosos y rojos labios que poseía Malory.

No podía contenerse más, era hombre. Y al igual que todos tenía necesidades.

—Malory...— Susurro cuando se separó de ella. Con el poco autocontrol que poseía la miró. —Dime... ¿Tú quieres...?

Su pregunta no pudo ser terminada, pues Malory lo beso con gran pasión y deseo. ¿Eso era un "si" a su pregunta?

Suspiro en medio del beso. Había olvidado aquella sensación tan placentera; esa hermosa mujer que ahora lo besaba con deseo, le estaba provocando grandes problemas, no solo en su corazón. También en su entrepierna.

Los besos se volvieron cada vez más hambrientos y húmedos, la ropa comenzó a desaparecer de poco a poco. Caricias, besos y suaves mordidas hasta que ambos terminaron desnudos.

Ella acostada en el piso de esa habitación especial para entrenamiento. Él encima de ella, acomodado entre sus piernas.

—¿Estás lista?— Pregunta suavemente mientras la miraba a los ojos.

Estaba seguro de que nunca se cansaría de ver esos hermosos ojos dorados, que brillaban cual oro puro solo para él.

—S-si— asintió Malory en respuesta con sus mejillas ardiendo.

Ryūken alineó su miembro en la entrada de Malory empujándose con suavidad en el interior de esa bella mujer. Suspirando ante aquella sensación tan placentera que le daban las paredes húmedas de ella.

—Dios, Malory... Estás tan malditamente apretada...— susurro con voz ronca a su oído mientras comenzaba a moverse en un vaivén lento y placentero.

Malory gimió mientras abrazaba con sus piernas la cintura de Ryūken. Las estocadas iban en aumento, más rápido, más profundo, más duro.

—Ryūken~ Ah... Más rápido...— pidió entre sensuales gemidos Malory.

El Ishida sonrió mientras aumentaba aún más el ritmo de las estocadas, sintiendo como las paredes de Malory lo apretaban y succionaban cada vez más.

—Ah sí~ apriétame más cariño...— jadeo excitado Ryūken.

Ambos gimieron ruidosamente al alcanzar el clímax juntos. El interior de Malory apretaba a Ryūken succionando hasta la última gota de su caliente y espeso semen.

Su respiración agitada se mezcló cuando el Ishida se acercó para robarle un suave y apasionante beso.

—No creas que hemos terminado...~— Susurro con voz ronca cuando se separó del beso.

—Ryūken~

Los sensuales gemidos de Malory se mezclaron con el intenso sonido de las pieles chocando una vez más, el sudor caía con gotas aperladas por su piel.

Una segunda ronda que la hizo sentir el doble del placer.

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Jadeo tratando de recuperar el aliento, después de tan intenso encuentro sus piernas temblaban cual gelatina. Ryūken la había embestido sin descanso hasta que se corrió tres veces en su interior.

Sentía como el líquido blanco, caliente y espeso de Ryūken saliendo de su entrada y deslizándose por la cara interna de sus muslos hasta llegar al piso y mancharlo.

—¿Cansada?— le sonrió con diversión y burla mientras se colocaba los lentes.

—N-no, para nada...— respondió con las mejillas ardiendo.

—¿Entonces podrás con una cuarta ronda?— Agrega mirándola con diversión, su voz ronca y juguetona hizo estremecer a Malory.

Ella miró como Ryūken abría nuevamente sus piernas.

—¡N-no!— exclamó mientras cerraba sus piernas otra vez, cubrió su rostro avergonzada.

Ryūken rió ante la actitud de Malory, apartando sus manos de su bello rostro la miro a los ojos. Ese dorado tan intenso brillaba más que el mismo sol. Sonrió suavemente mientras la besaba con dulzura.

—Eres una joya Malory Ishikawa...— susurro en medio del beso.

Agradecía haberla conocido aquella noche tormentosa.

Agradecía al destino por poner a tan hermosa mujer en su camino.

Pues esa mujer que no tenía el control de sus poderes. Terminó controlándolo a él y su frío corazón.

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