—Espero que te reúnas con ella pronto, Padre —dijo Scarlett con sinceridad en su voz.
—Gracias, Scarlett, papá aprecia eso... —Rolando no pudo evitar sonreír ampliamente al escuchar finalmente esas palabras alentadoras de su hija.
...
—¿De qué estáis hablando? ¿Por qué parecéis tan felices? —Melinda reapareció de repente en la sala de estar después de terminar los preparativos para el almuerzo.
Scarlett se volvió hacia ella con una sonrisa. —Tía, solo estábamos hablando de algo aburrido —sonrió—. ¿Está todo bien? ¿Puedo ayudarte en la cocina? —se ofreció a ayudar, pero Melinda se negó cortésmente.
—Querida, no es necesario. Todo está listo... —dijo Melinda, deteniéndose junto a Scarlett y tomando su mano. Llevó a Scarlett a la mesa de comedor, con Rolando siguiéndolas detrás. —Vamos a comer —las invitó a sentarse.
—¿No estás esperando a tu esposo? —preguntó Rolando a Melinda después de que él había ocupado su asiento en el extremo de la mesa.
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