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5. Tregua y Admiradores

Aquella tarde llegaron a una breve tregua. Lía se sentía en el campamento enemigo mientras estaba sentada en el sofá de Liam. Él era talentoso con la guitarra. Mientras lo oía tocar, su mente divagaba en las nuevas reglas que habían puesto para sobrevivir el uno al otro.

Las reglas para Magnolia

1) Magnolia acepta no interferir en los horarios de ensayo de la banda de Liam. Específicamente los lunes a la una de la tarde, miércoles a las cuatro y jueves a las tres. Fuera de esos horarios, puede molestar con tarea.

2) Magnolia acepta que Liam está rodeado de fanáticas por su éxito y dejará de decirle mujeriego.

3) Magnolia no deberá llamar "Bueno para nada" a Liam.

4) Solo se comunicará con William vía mensajes o llamadas para hablar de las tareas de T.M y programar sus encuentros post—clases.

Las reglas para William

1) William no hará bromas sexuales a Magnolia y tampoco se portará coqueto con ella.

2) William tratará en lo posible de no portarse como un auténtico "womanizer" si Magnolia anda cerca.

3) William mantendrá alejada a Stacy de los ensayos de su "matrimonio" forzado y al menos a cinco metros de Magnolia.

4) Solo se comunicará con Magnolia vía mensajes o llamadas para hablar de las tareas de T.M y programar sus encuentros post—clases.

— ¿Y? ¿Qué opinas? –Magnolia salió de su distracción mental y asintió. –Hey, dime.

—Suena bien. Me gusta, mañana es viernes, podremos practicar cello y guitarra. Espero que eso mantenga contento al profesor. –Se levantó del sofá y tomó su bolso. –Ya tienes mi número, avísame si cambia algo. Yo haré lo mismo en el mismo caso. –Soltó el aire. –Adiós.

—Mañana no podré. Ya que estás aquí, te aviso. –Dijo sin más. – ¿Te va mejor el domingo? Es que mañana hay una presentación de King's Revenge frente a unos cazatalentos.

—Domingo. –Asintió. –Bien, te avisaré las horas que pueda por mensaje. –Caminó hasta la puerta y la abrió saliendo sin despedirse. Liam soltó el aire. Había estado en tensión toda aquella hora.

Se recostó en su sofá. Quizá con las nuevas reglas hubiera un poco más de cordialidad, era cuestión de tiempo para que pasaran a una especie de zona neutral para sobrevivir. Tomó su celular y puso una canción aleatoria para relajarse. "Hooked on a feeling" comenzó a sonar y sonrió. Era una canción bastante vieja y le recordaba a los buenos días, cuando tenía siete años y su mamá bailaba y cantaba junto a su padre.

—I'm hooked on a feeling. I'm high on believing. That you're in love with me. –La mujer abrazaba a un mucho más joven Matthew. Él solo los miraba escondido detrás del sofá mientras sus hermanos, Axel y Lena, dos pequeños rubios que diferían de él por ser castaño, sonreían desde la puerta.

— ¿Cómo podría vivir sin ti, Cath?

—No tengo idea, Matthew. Pero sea como sea, disfrutamos de esto ¿No crees?

—Muchísimo. Hemos pasado por mucho.

Siempre que pensaba en matrimonio tenía dos reacciones. La primera, lo detestaba, le provocaba náuseas, era una cosa que evitaría a toda costa.

La segunda reacción era recordar a sus padres. Su madre, Catherine, siempre hacía que funcionara, era dulce, encantadora y comprendía a su padre en todo.

Y a veces él quería tener algo así. Pero con la vida que llevaba, no sabía en quién confiar, hace mucho no lo sabía. Sus compañeros de banda, extrañamente Katrina... Pero no había una chica que lo hiciera bajar la guardia.

***

Fue hasta su piso sintiéndose realmente fuera de lugar. William le recordaba los viejos amores que ella intentaba olvidar. Su sonrisa tenía hasta cierto parecido a la coqueta sonrisa de Jacob. Cerró la puerta y apoyó su espalda, cerró los ojos y su pecho se elevó al intentar atrapar el aire. –Debo sobrevivir a esto. Tienes que, Magnolia. No puedes volver a Italia, no aún. –Caminó hasta su cama y se recostó un poco cansada, puso algunas cuantas canciones de Bob Dylan en el reproductor de su teléfono y poco a poco se fue quedando dormida.

Abrazaba su almohada, tenía frío y se notaba en la manera en la que tiritaba. Fue entrando en calor poco a poco al ver cómo su mente formaba la imagen de una persona que estaba abrazándola. Se acurrucó, sus sueños la llevaron de un lado a otro. Primero veía a Jacob y a Mirella, la mujer con quien él la había engañado. Luego pasaba a William y Stacy, incluso dormida sentía enojo, enojos sin motivos. Viéndose desde esa perspectiva se sentía muy infantil, ¿De verdad estaba odiando a alguien que no conocía?, el sueño se volvió pesadilla. De un momento a otro todo eran sombras, gritos aterradores y persecuciones. – ¡¡¡DIOS!!! –Se levantó sobresaltada. –Calma, calma, calma. Solo fue un sueño. –Miró el reloj en su mesita, su celular ya se había apagado por falta de carga, eran un poco más de las once de la noche. –Dios ¿Hace cuánto me dormí?

Conectó su celular, sacó su cobertor y volvió a acostarse ignorando que no había cenado. Pensó en su sueño, quizá debería disculparse con William y tratar de cumplir su parte de las reglas, si lo trataba con cordialidad, era posible que las cosas mejoraran para ambos.

Nuevamente se durmió y esta vez no tuvo pesadillas.

El viernes transcurrió normal. No tuvo mensajes de William y eso la alivió. Quería verlo en persona y decirle que se había portado como una nena caprichosa. Asistió a sus clases de forma normal, trabajó un poco más en sus asignaciones. Mientras escribía una nueva canción sentada en el césped, la rubia llegó corriendo. –Al fin te encuentro. Si me dieras tu número podría no tener que correr por todo el campus. –Sonrió sentándose a su lado. –Hola Lía.

—Hola K. –Sonrió contagiándose del ánimo de la rubia. –Por supuesto, tienes razón. –La pelinegra terminó por darle su número a Kat. –Vienes muy, muy, muy contenta y apenas te conozco, pero sé que tienes algo escondido.

— ¡Tengo un admirador secreto! –Sacó de su bolso una tarjeta de color azul intenso y se la mostró a Lía. –Por cierto, Stacy está hecha una furia contigo. Le dijo a todo el mundo que Liam la dejó por ti.

—Lo que afirma Stacy, tiene tanto sentido como una ventana abierta en un submarino, William es una molestia y él piensa lo mismo de mí. –Lía leyó lo que decía la tarjeta de Katrina y la miró con una sonrisa cómplice.

Yo estaré

Adentro profundo

Tan perdido como siempre

Mi mundo eres tú

Y estaré azul oscuro

Hasta en mi inconsciente

Mi mundo eres tú

Y estaré...

—Lo sé, ¿No es romántico? Me costó media hora traducir del español al inglés, cuando logré dar con la frase la encontré en internet y es una canción y ahora no paro de preguntarme quien me mandó esa tarjeta. ¿Y si es Paul?

— ¿Paul sabe español?

—Si sabe, es de ascendencia española. Sus padres se mudaron a Londres y él tuvo que aprender el inglés a patadas. No lo lograba, pero al final sí que pudo. –Dijo un poco risueña. –Es el único que conozco que sabe español, no se quien más en todo este campus y no conozco a tanta gente. A propósito ¿Si irás a la fiesta?

—Hablas demasiado rápido. -Dijo entre risas. —Sí, te dije que iría. Y así de paso te ayudo a averiguar si Paul es tu misterioso admirador.

—Quisiera, de verdad me gusta mucho ¿Crees que diecinueve y veinticuatro años se ven muy mal? Es que esa es su edad, veinticuatro, y yo apenas voy a cumplir veinte.

—Eres bastante joven, pero eres legal en mi país así que no veo el problema ¿Cuál es la edad legal en Inglaterra?

—Dieciocho para votar, veintiuno para beber.

—Genial, puedo beber en Londres. –Rió Lía. –Entonces, eres adulta ante las leyes de Londres, si a él le gustas no veo porque no puedes salir con él.

—No creo que ese sea el más grande de mis problemas. Xander es extremadamente protector. No sé si permite que Paul tenga algo conmigo. Mi hermano es muy pesado. Lo quiero pero eso no le quita que sea un pesado.

—No lo sabes ¿Le has dicho alguna vez de esto a tu hermano? Podría sorprenderte.

—Lo cierto es que no, ¿Tú tienes hermanos?

—Uno, su nombre es Allen. Y a él le cuento todo.

—Es un nombre bastante inglés para ser ustedes italianos.

—Papá es inglés, creció en Mánchester, mi mamá es italiana, de una localidad costera llamada Vernazza, y ahí mi papá conoció a su mejor amigo cuando fue de viaje. Resultó que mi padre, Antoine Bethlem es el mejor amigo de mi tío Wendell y se enamoró de mi mamá, mi mamá se enamoró de él y terminaron casados. Allen nació en París, así que por nacionalidad es francés, y por sangre es inglés y también italiano.

—Wow, tres en uno. Y tú, inglesa e italiana, ¿No?

—Exacto, yo nací en Roma. Soy italiana por nacionalidad, por sangre, pero también soy inglesa. Y tenemos todas nuestras nacionalidades al día. Papá es compositor y también director de orquestas, así que vive viajando, mamá viaja con él y yo le tomé amor a la música.

—Vaya mezcla de culturas, yo solo soy inglesa. Mi papá, Anthony Trainor, conoció a mi mamá, Brooke Harmon en un bar. Comenzaron a salir, mamá quedó embarazada de Xander, luego de eso se casaron y nací yo. Mamá está embarazada nuevamente con cuarenta y dos años, y dice que este si será el último. No sabemos que es, quiere guardar la sorpresa. Papá está emocionado y Xander cree que nuestros progenitores están locos.

—También lo creo, pero ahora entiendo de dónde vienen tus genes. –Ambas rieron y se levantaron del pasto. Por insistencia de Katrina, Lía terminó saliendo con ella del campus. Compraron algunas cosas en rebaja y regresaron entre risas. Era relajante tener alguien en quien confiar cuando los días eran tan duros. Se quedaron hablando un poco más en el piso de Katrina mientras escuchaban Jailhouse rock, de Elvis Presley y se probaban ropa para la fiesta.

***