Un día normal de alguien normal

Ciudad de Flaria, día 29 desde la manifestación del inframundo en este mundo.

La ciudad se ha convertido en una fortaleza.

Hace 29 días un ser bastante poderoso destruyó el Reino tecnológico, por lo visto solo fue mayormente en la parte central, pero aquel reino es más que nada eso.

Aunque solo he escuchado rumores, de los sobrevivientes del ataque por recuperar la zona, pero estos mismos rumores dicen que de una zona a otra el infierno se desata, por si fuera poco, quienes entraron a esta zona, la del infierno, se convirtieron en polvo a los segundos.

De solo pensar aquello me aterra que me mandan a luchar allí.

¿Que quien soy?

Soy un simple soldado, patrullando la zona.

Actualmente me encuentro en una torre de vigilancia, ubicada en la salida de la ciudad o fortaleza.

Estos últimos días han sido una locura, muchas personas han recibido poderes divinos, pero aunque diga muchos no son mas que un puñado, se dicen muchas, mas que nada que antes era muy raro que una persona tuviera esos poderes.

Muy tranquilo esta todo.

"Mí relevo debería llegar en unos momentos" Exclamé bostezando.

Actualmente llevo 11 horas controlando este lugar, por lo que ya debería llegar Martin"

"Mmm... ¿qué es eso?"

A lo lejos, en la zona desierta, con algún que otro árbol seco, se veía algún tipo de animal.

Arrojó una pequeña roca, hacia la figura del animal.

Al chocar con la figura, esta se levanta y voltea.

"¡O mierda!"

Mientras maldecía, toque una campana que estaba a mí izquierda, varias veces.

"Un maldito muerto, estas cosas no paran de aparecer"

Muerto, asi llamábamos a los que eran infectados por un espíritu del mal, quien es poseído pierde toda capacidad de razonamiento, además que no sienten dolor, la única forma de inmovilizarlos o asesinarlos, era desde partes que permitieran su movimiento, destruir el cerebro era lo más rápido o romperle la columna.

Pero había un problema a la hora de ejecutar esto, estas mierdas son fuertes, una sola puede acabar con 10 soldados fácilmente.

Antes de toda esta mierda, estas cosas no existían.

Que buenos tiempo, ojalá volviese.

Mientras estaba tocando la campana llegan algunos compañeros.

"¡Un muerto!"

Ellos exclamaron "Mierda"

Tomaron una posición ofensiva, levantaron los escudos las tropas delanteras y desde atrás atacaban con lanzas, entre los escudos.

Eran 5 escudos y 12 lanceros.

"Llámalo" Dice un soldado, compañero mío.

A su pedido, asiento y recojo la ballesta, que estaba apoyada, en la torre"

Disparo al muerto.

Este al recibir la flecha, que había dado en su cuello, se enojó mucho y hecho un grito, bastaste terrorífico.

Tras gritar, el muerto trató de embestir a los soldados con escudo, estos lo detienen con mucho esfuerzo y los lanceros lo atacan.

Por suerte lo pudieron matar, sin sufrir mucho daños.

"Acuérdate del agua" Le dice un soldado viejo a otro.

Arrojan agua sobre el cadáver, obviamente no era cualquier agua, era agua sagrada, un agua que purifica el mal, aunque solo sirve en los muertos una vez que su cuerpo quedó destruido, pero se debe ser rápido, ya que el espíritu buscará un nuevo cuerpo, si se deja ahí tirado un muerto.

"Jack, cambiemos"

"Ok, Martin, iré a tomar un descanso y a comer algo" Le respondo.

Tras eso, baje de la torre y me dirigí a una taberna a comer algo, podría comer las raciones de carne seca, pero como tengo algún que otro ingreso externo, prefiero comer algo caliente con una buena cerveza.

Ya en la taberna...

"Cantinero, otra ronda"

Me sirve otra ronda el cantinero, a eso le pago, dos monedas de bronce.

Tras beber otras rondas, me dirige al campamento, allí me lave la cara y me acosté en el suelo, para terminar cayendo dormido.

.....

...

..

¿Cuanto habrá pasado?

"¡Despierta Jack!"

Ese era el jefe

"Qie pasou jefine"

"¡No me jodas, estás borracho Jack!"

"Andacho"

Tras eso el jefe me golpea fuertemente la cara, sacando unos dientes.

"¡Escúchame tenemos una horda, cerca de 100, asi que despierta de una vez!"

"Entendido" Tras aquel golpe, me sentía poco mas consiente y asentí.

Justo ahora, mierda, esto no para.

Tras retirarse el jefe, recogí una lanza y me dirige hacia el ataque.

....

..

.

La zona era un caos.

Rápidamente me coloque detrás de los escudos y comencé a atacar.

Ciertamente eran cerca de unos cien muertos, esta es la segundo horda y la primera fue de 25 muertos, no se pueden comparar.

Mientras atacaba, el escudero que tenía delante sufrió un destino terrible, su escudo fue atravesado, al igual que su estómago, el muerto no solo lo atravesó, tambien tiro del estomago sacando sus tripas.

"¡AHHHHHHHHH!"

Ese era el sonido que se escuchaba por todo el campo.

Corrí al ver eso, no solo yo muchos corrieron, no había forma de ganar.

La formación se rompió, no, ya estaba rota desde antes, solo improvisamos.

Compañeros, que estaban atrás míos eran interceptados por muertos y solo se podían escuchar sus gritos de sufrimiento.

Justo cuando estaba a punto de rendirme, él llego.

Jigsan llego al campo, el Héroe ciego, aunque realmente no era un Héroe, solo es un título que se le dio.

Jigsan, portaba un lanza mas grande que él y eso que Jigsan estaba cerca de los 2 metros.

El tenía un atuendo raro, pero lo que más destacaba, era el vendaje que tenía en sus ojos y una funda de arma, que no era de la lanza obviamente.

Jigsan partía por la mitad a los muertos fácilmente.

"¡El agua!" El que gritó fue Jigsan.

Ante los actos de Jigsan, la moral de los que quedaban subió y la mayoría seguimos su orden.

Antes que saliera el sol, gracias a Jigsan, derrotamos a la horda, él estaba lastimado, pero no parecía ser nada letal.

Jigsan estaba con un ave en el brazo actualmente, si no me equivoco las aves son sus ojos.

Por suerte Jigsan fue enviado a esta fortaleza, pero desaparecía bastante de esta, hay rumores que anda con alguien de esta ciudad, pero son rumores.

....

..

..

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Una vez quemamos los cuerpos de nuestros difuntos y de los muertos, se acercaba el anochecer y Jigsan ya no estaba, yo me senté en el suelo y observe la ciudad, cuando, una explosión destruyó varias casas, aunque estuviera demasiado lejos, exactamente al otro lado de donde ocurrió, pude sentir la onda expansiva.

Rápidamente me levante y me dirige a la zona de explosión, unos minutos luego de ver que no habría otro disparo.

Al estar cerca de la zona, vi a una mujer que necesitaba ayuda, tenía su pierna derecha atorada en escombros.

Cuando comienzo a levantar los escombros, mí conciencia se desvaneció y....