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Este no era el tono que Si Fuqing solía usar en el campo de entrenamiento.
Incluso cuando fue acusada falsamente de envenenar a Lin Qingyan, mantuvo una actitud relajada, casi indiferente.
Pero ahora, sus ojos no mostraban rastro de humor, solo una oscuridad escalofriante, como una tormenta en ciernes, su presencia abrumadora.
Todos los presentes encontraban difícil respirar bajo su imponente aura.
Las manos de Xu Xiyun se debilitaron y su maleta cayó al suelo.
La expresión de Xie Yu fluctuó notablemente mientras miraba a Si Fuqing, su mirada llena de nuevas perspectivas.
—Capital, impresionante de verdad —Si Fuqing finalmente se dirigió al gerente, asintiendo—. Entonces, ¿estás confiado en que al sacar a mi estudiante, tu aprendiz avanzará a la posición de debutante?
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