A veces el enemigo más peligroso no es aquel que ejerce el poder desde el trono del rey... Si no, es aquel soldado abandonado que no tiene nada más que perder, aquel que se vuelve una hermosa pesadilla que no se detendrá hasta perecer. Pero, ¿qué pasa si aquello que quieres proteger es lo que más te daña? ¿Si eres tú el causante del dolor que quieres evitar? Es una situación difícil de afrontar, una carga pesada que puede llevar a la desesperación habrá momentos de dolor y arrepentimiento, pero si tienes la determinación y la fuerza de voluntad necesarias