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Señor miedo Pt 2

Rayos… Siento que dormí demasiado… O tal vez no dormí para nada… El musgo aun brillaba en la sala, aparte de la luz de la hoguera en la que mi espada estaba incrustada, sentía mis ojos pesados, sin embargo mis sentidos se encontraban agudos.

De pronto, siento una gran presión en mi interior, el aire se sentía pesado, siendo este el que venia del camino hacia el oeste del lugar

—¿Treant…? No… Esto es diferente…—

Esta presencia es parecida a la que sentía en Kalisios… Aunque sentía que algo había mal… Esto definitivamente era diferente a lo que sentí en aquel tronco con vida…

—Bueno… Mama no crio a un cobarde…—

Hora de aventurarme en lo desconocido una vez más…

Fui más allá de donde fui ayer…

El eco de mis pasos resonó a través del pasillo iluminado por esa luz purpura, la caminata parecía interminable, y no solo eso, pareciera como si el corredor se torciera, desorientándome…

Pareciera como si estuviera caminando hacia todas las direcciones, de derecha a izquierda, o de adelante hacia atrás… O tal vez de arriba abajo…

Aquella presencia se hacía cada vez más potente, y la llave que se encontraba en mi bolso no paraba de moverse, este lugar cada vez más me parece que no son ruinas como tal…

Pude divisar una luz al final del camino, era esa misma luz purpura pero más deslumbrante que en este pasillo, desenvaine mi espada y me puse en guardia mientras caminaba

Tuve que cubrir parcialmente mi mirar con mi brazo izquierdo debido a la luz a la hora de entrar

—Ok… No quisiera estar por mucho tiempo aquí…—

Una sala de luz purpura, con un candelabro en el techo ornamentado con metal de color oscuro, y murales a los costados labrados en piedra que retrataban algo… Un ser distorsionado por la erosión del tiempo rodeado de una inmensa oscuridad, las losas del piso era lizas y relucientes, con trazados de color negro y rojo… Y una gran puerta negra con varios tentáculos ornamentales en los costados que se extendían por toda la pared

—Ugh… Pero que es ese olor…—

Trate de taparme la nariz con mi bufanda, busqué por toda la sala hasta encontrarme con algo que no quería ver, me quedé petrificado por lo que veían mis ojos

—¡U-Ustedes…! Oh… Oh dioses dragón… No…—

Dos cadáveres se encontraban al lado del pie de la puerta… Ya habían estado ahí por bastante tiempo, sin embargo su proceso de descomposición hacia que olieran mal, uno llevaba ropajes blancos, una túnica de cuerpo completo que traía una capucha, cubriendo su rostro que por luz, podía entrever que ya estaba volviéndose parte esqueleto y parte aun con carne putrefacta… A su lado, también había uno que llevaba ropajes negros con cinturones y algunas pequeñas bolsas atadas a los mismos, sostenía un par de dagas con pequeños ornamentos a la altura de su regazo.

Me acerque a esos dos cuerpos, desplomándome de rodillas enfrente de aquel par, sentía como si un golpe bajo hacia mi estómago me hubiera dado de lleno… Mi mirada bajó al suelo, sentía como las lágrimas en mis ojos acumularse…

—Si tan solo hubiera llegado antes… No… No hubiera podido hacer nada…—

Sentía… Sentía lo mismo que cuando obtuve esta cicatriz en medio de mi ser… Punzándome en mi consciencia como si fuera una aguja al lado de mi corazón, pinchándome con cada palpitar que da…

—Tu…—

Aquel encapuchado de ropas negras, aparte de esas dagas, sostenía en sus manos un pequeño pedazo de carbón de punta fina, y unos pedazos de papel... Esta persona era quien escribió aquella bitácora…

—Te pido mil perdones… Tomare esto por un momento…—

Tome de sus manos aquellos pedazos de papel, con cuidado de no romperlos debido al frio agarre de sus manos… Es la misma letra…

𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳… 𝘕𝘰 𝘦𝘴 𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘳𝘢𝘥𝘰 𝘢 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘷𝘪𝘴𝘵𝘰 𝘰 𝘦𝘯𝘧𝘳𝘦𝘯𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴… 𝘗𝘦𝘳𝘥𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘢 𝘚𝘦𝘣𝘢𝘴… 𝘌𝘴𝘢𝘴… 𝘊𝘰𝘴𝘢𝘴… 𝘚𝘦 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢𝘳𝘰𝘯 𝘢 𝘝𝘪𝘯𝘬𝘳𝘦𝘭 𝘢 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘴𝘢𝘣𝘦 𝘥𝘰́𝘯𝘥𝘦… 𝘓𝘢 𝘴𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢 𝘴𝘦𝘭𝘭𝘢𝘥𝘢… 𝘕𝘰 𝘱𝘰𝘥𝘪́𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘴𝘢𝘭𝘪𝘳… 𝘠 𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘰𝘯𝘴𝘵𝘳𝘶𝘰𝘴 𝘯𝘰𝘴 𝘮𝘢𝘵𝘢𝘳𝘪́𝘢𝘯 𝘴𝘪 𝘯𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦𝘥𝘢́𝘣𝘢𝘮𝘰𝘴, 𝘢𝘶𝘯 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘩𝘰𝘨𝘶𝘦𝘳𝘢 𝘦𝘯𝘤𝘦𝘯𝘥𝘪𝘥𝘢… 𝘌𝘓 𝘫𝘦𝘧𝘦 𝘧𝘶𝘦 𝘥𝘦𝘮𝘢𝘴𝘪𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘯𝘰𝘴𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘥𝘰𝘴 𝘴𝘰𝘭𝘰𝘴… 𝘊𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘭𝘢 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘢 𝘩𝘶𝘣𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘦𝘯𝘤𝘦𝘳𝘳𝘢𝘥𝘰 𝘴𝘶 𝘦𝘴𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳… 𝘚𝘪 𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘭𝘦𝘨𝘰 𝘢𝘲𝘶𝘪́ 𝘢𝘭 𝘪𝘨𝘶𝘢𝘭 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰𝘴𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴… 𝘘𝘶𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘴𝘦 𝘢𝘱𝘪𝘢𝘥𝘦𝘯 𝘥𝘦 𝘵𝘶 𝘢𝘭𝘮𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘢𝘭𝘪𝘳 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳… 𝘚𝘪𝘦́𝘯𝘵𝘦𝘵𝘦 𝘭𝘪𝘣𝘳𝘦 𝘥𝘦 𝘶𝘴𝘢𝘳 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘰𝘴𝘦𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘢𝘭𝘪𝘳 𝘥𝘦 𝘢𝘲𝘶𝘪́…

𝘠 𝘴𝘪 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘢 𝘮𝘪 𝘦𝘴𝘱𝘰𝘴𝘢… 𝘓𝘶𝘤𝘪𝘢… 𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦́𝘨𝘢𝘭𝘦 𝘮𝘪𝘴 𝘥𝘢𝘨𝘢𝘴… 𝘠 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦𝘱𝘢 𝘲𝘶𝘦… 𝘚𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘭𝘢 𝘢𝘮𝘦———————

El trazo de la última letra se extendía como un rayón por toda la hoja… Siendo esta manchada también por pequeñas gotas de agua y una mancha de sangre seca en la esquina…

—Te lo aseguro… Astra Drakonemuru, señor…—

En mi pueblo… Esto se dice como una despedida, para aquellos dragones y aldeanos que murieron en combate… O que murieron protegiendo a sus familias de los monstruos... No dudo que ellos pelearon hasta el final contra lo que sea que este al otro lado de aquella puerta…

—Permítanme usar su fuerza en el combate a porvenir…—

Después de decir esas palabras, tapándome la nariz con mi bufanda, empecé a rebuscar de entre sus restos…

Bien… Me encontré lo siguiente…

Una antorcha algo desgastada… Dos botellas con un líquido rojo bastante extraño, sin embargo tenían un pequeño trozo de papel que los distinguía, la botella más pequeña tenía la palabra Heal en el papel, mientras que la otra tenia escrito Healra… Tal vez… ¿Son como hechizos en botella…? Tal vez esto sea útil…

También llevaban consigo un artículo bastante extraño, una bola de cristal con una flama encerrada en su interior, era muy cálida al tacto, sin embargo lucia muy frágil… No quiero que se rompa en mis manos y me queme por lo que está adentro…

Tome como parte de mi equipamiento aquellos cinturones del hombre de capucha negra, a la par de sus bolsas que contenían dardos, sin embargo no creo tener la habilidad necesaria como para usarlos efectivamente…

Los tomé para poder tener la capacidad de llegar a estas botellas de hechizo embotellado (al menos así me referiré a ellas por el momento…) a buena velocidad, por si… Acaso…

Me encontraba enfrente de aquella ominosa puerta, lo que sea que se encontraba del otro lado ya me esperaba con los brazos abiertos… Mis piernas no paraban de tiritar, la presión del lugar me aplastaba por completo…

Voltee hacia mi espada, observando mi reflejo de entre el acero ligeramente reluciente que no estaba cubierto por herrumbre… Mis ojos estaban ojerosos… Sin embargo vi como un pequeño destello de flama me recordó aquella figura que vi al evolucionar… Lo solemne que se veía aquel caballero en llamas…

Apretando firmemente el mango de mi arma, sentí como un fiero ardor hacia latir mi corazón, haciendo que mi decisión sea definitiva

—No me echare para atrás después de tanto… Terminemos esto… ¡De una vez por todas!—

Saqué con mi mano libre la llave de mi bolso, que inmediatamente salió disparada a la cerradura de la puerta, clavándose en su lugar, y momentos después, esta empezó a darse vuelta a sí misma, haciendo que los tentáculos de la puerta empezaran a moverse descontroladamente hasta clavarse en varias rendijas que tenía la puerta, y cuando se detuvieron…

La puerta se abrió…

𝘿𝙚𝙟𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙫𝙚𝙧 𝙪𝙣𝙖 𝙤𝙨𝙘𝙪𝙧𝙞𝙙𝙖𝙙 𝙢𝙖́𝙨 𝙞𝙣𝙢𝙚𝙣𝙨𝙖 𝙦𝙪𝙚 𝙡𝙖 𝙣𝙤𝙘𝙝𝙚 𝙢𝙞𝙨𝙢𝙖.