—Rayven se sorprendió de que ella le dejara quedarse y hasta abrazarla después de contarle lo que vio —esto mientras todavía tenía sus colmillos afuera—. No le habría dolido incluso si ella le hubiera pedido que se fuera. Sabía que ella no le temía y que fueron los colmillos lo que la perturbó. Su miedo esta vez no había sido de rechazo, sino de evocar malos recuerdos en ella, y así fue.
—Ella había sido maltratada.
—Su corazón se apretó. Ser mordido sin consentimiento no era solo doloroso sino también degradante. Era como si hubiera pasado por todo el proceso de marcado una vez más y quizás incluso peor, ya que esto se le hizo varias veces. Y ahora tenía que estar con él y ver la cosa que había sido usada sobre ella para abusarla. Era como si a alguien lo obligaran a ver a su padre todos los días. Él no podría soportarlo.
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