Gale giró su cabeza para chequear a Aria que aún yacía débilmente en el frío suelo. Parecía tan impasible como siempre mientras decía —Llévenla a la habitación de huéspedes y que el doctor la revise.
—¡Sí, Su Majestad! —Maya recogió a Aria y la cargó como un saco de papas, seguida de Myra detrás. Las criadas gato salieron del salón del trono, dejando un espacio privado para su Princesa y el rey Bestia.
—¿Crees que estará bien? —preguntó Cisne, preocupada—. No sé por qué de repente se desmaya así.
Gale levantó a Cisne y se sentó en el trono. La sentó en su muslo como de costumbre y la consoló —Está bien. Aún puedo sentir el olor a estiércol mezclado con flores a su alrededor. Sigue viva. Se quedará en la habitación de huéspedes por ahora con su madre. Pero han pasado como mucho diez minutos, ¿sucedió algo mientras esperaba fuera?
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