Harry pudo ver que la gente cuchicheaba al ver cómo llegaba al expreso de Hogwarts de la manita de Cho. Ron y Hermione le estaban esperando en uno de los compartimentos. Cho se sentó con él como si fuera lo más normal del mundo. Hermione la miró inquisitivamente y tosió.
_ Cho… ¿Nos puedes dejar a solas con Harry un momento?
_ Si tienes que decirme algo se lo puedes decir a ella. _ Dijo a Harry.
_ Eh… no te preocupes, Harry. De todas formas, tengo que ir adelante, reunirme con los otros prefectos. Ron, Hermione, nos vemos allí. _ Les dijo, despidiéndose con la mano. _ Nos vemos pronto, Harry.
Le guiñó el ojo y el niño que vivió se sintió extraño. Después de lo que había vivido aquellas semanas, volver a la normalidad de Hogwarts se antojaba extraño.
_ Entonces, ¿Es cierto? _ Preguntó Hermione. _ ¿Voldemort ha muerto?
Harry lo había olvidado. Había vivido en una nebulosa todo aquel tiempo. Pero era cierto, Bellatrix había enviado la cabeza de Voldemort al ministerio… tenía que haber salido en el periódico. Y el propio Harry le había dicho a los chicos que volvieran a clase aquel año en lugar de la misión que habían planeado.
_ Así es. _ Dijo Harry. _ Yo mismo lo he visto. Está muerto.
_ Pero… ¿Qué pasa con los horrocruxes? _ Preguntó Ron. _ ¿No debían ser todos destruidos para que muriese?
_ Y lo están. _ Dijo Harry. _ Alguien tomó buena nota de cuales eran y los destruyó todos.
_ ¿Quién? _ Preguntó Hermione, tensa.
_ Bellatrix Lestrange. _ Dijo Harry. _ En última instancia le traicionó… y se presentó para decírmelo… con la cabeza de Voldemort bajo el brazo.
_ Que asco. _ Dijo Ron, sin pensarlo.
_ Desagradable, sin duda. _ Dijo Harry.
_ ¿Y qué hizo Bella después? _ Preguntó Hermione, tensa ante la historia.
_ Se fue. _ Mintió Harry. _ No sé qué hizo después.
Bella seguía siendo una fugitiva. No podía decir a nadie que se había convertido en su "chica". Tampoco iba a hablar de la poción, ni mucho menos de sus planes. Sabía de antemano que no los iban a aprobar, especialmente Ron, pues el fin último no dejaba de ser seducir a su hermana.
_ Pues lo que haya hecho… es extraño. _ Dijo Hermione. _ La mayoría de Mortífagos han aparecido muertos o listos para ser enviados a Azkaban, es como si alguien les hubiera dado caza.
_ ¿Crees que puede haber sido Lestrange? _ Preguntó Ron
_ Es lo bastante buena como para conseguirlo. _ Inquirió Hermione. _ Pero no entiendo por qué lo haría.
_ En cualquier caso, la pesadilla ha terminado, ¿No? Voldemort está muerto. _ Recordó Harry. _ Pensé que estaría bien tener un año escolar normal, por una vez.
_ Un año normal sería toda una novedad. _ Concedió Ron. _ ¿Oye, por qué estás tan acaramelado con Cho? Sé que Ginny y tú rompisteis, pero…
_ Nos cruzamos en verano. _ Dijo Harry. _ Hablamos y… parece que está muy cambiada. Estamos dándonos otra oportunidad.
_ La verdad, me da pena que lo tuyo con Ginny no saliera bien, tío. Si alguien tenía que estar con mi hermana, me alegraba que fueras tú. _ Suspiró Ron. _ Hermione y yo tenemos que ir a reunirnos con los otros perfectos. ¿Nos vemos después?
_ Sí, me parece perfecto. _ Dijo Harry. _ Hasta luego.
Harry no pudo evitar observar el culo de su amiga Hermione mientras ella le daba la espalda para salir. Recordó cómo había fantaseado con ella unos días atrás… alargó la mano hacia el asiento de la muchacha y no le costó encontrar un par de cabellos largos, rizados y castaños. Se relamió instintivamente. Ahora sólo necesitaba un lugar privado y el bolso de Cho, que había quedado convenientemente a su lado. Cogió el bolso y se dirigió hacia un compartimento al fondo del tren, oscureció las ventanas, lo insonorizó y abrió el bolso.
_ Sal, Cho.
_ Sí, amo. _ Respondió Cho.
La asiática salió del bolso y mostró su mirada vacía a su dueño. Estaba babeando y se mantenía desnuda. Tenía los pezones endurecidos por el frío y se quedó completamente rígida. Harry extrajo una de las petacas de poción multijugos que había preparado Bella y echó algunos pelos de Hermione.
_ Bebe.
_ Sí, amo. _ Cho bebió… dejó caer el líquido por su garganta sin ton ni son.
Se retorció un poco cuando comprobó cómo su cuerpo cambiaba. Harry miró su obra durante unos instantes. Su mejor amiga había crecido para convertirse en toda una diosa. Era sin lugar a dudas, una belleza. Harry había pasado años en los que no había visto que Hermione tenía mucho que ofrecer a nivel físico.
En cualquier caso, la que tenía delante no era Hermione, era Cho… convertida en una cáscara vacía y sin mente. No tenía por que tratarla bien. Para Harry se había vuelto extrañamente fácil pensar con la polla y no con el cerebro.
_ De rodillas y chúpamela. _ Ordenó directamente.
Bella la chupaba tan bien que Harry había llegado a preferir las mamadas por encima del sexo vaginal. Pero cuando Hermione se arrodilló y empezó a trabajar… vio que tal y como se imaginaba. Bella era una fuera de serie. Los movimientos mecánicos de aquella mente vacía e inexperta no eran satisfactorios.
No es que no sintiese nada mientras aquella criatura le chupaba los huevos y le masturbaba… pero comparado con lo que Bella le había ofrecido, aquellos gestos torpes y sin entusiasmo… no servían. Harry emitió un suspiro, ligeramente frustrado.
_ Detente, esclava.
_ Sí, amo. _ Respondió Hermione, diligente.
_ Siéntate en el banco, piernas abiertas. Voy a follarte.
_ Sí, amo.
Hermione se sentó en su lugar, abrió las piernas y se las sujetó con las manos. Aún mantenía la mirada vacía y los ojos perdidos. Harry no tuvo remilgos, sabiendo que no tenía sentido, y la penetró de una estocada. No notó la resistencia que esperaba, la que había encontrado con Ginny.
Harry sabía que Hermione no se había acostado con Ron… así que aquel coño había tenido que ser conquistado por cierto buscador búlgaro… lo que Harry encontró muy divertido mientras la bombeaba y la hipnotizada chica sólo gimoteaba de placer.
Harry supo que iba a querer a Hermione para sí mismo. A pesar de la cara zombificada y poco expresiva, la forma en la que se movían los pechos de su amiga era hipnótica… la estrechez y calidez de su coño, la forma en la que este abrazaba su polla… era una maravilla.
Harry había vivido mucho junto a Hermione. La había visto reír, llorar… habían compartido momentos muy íntimos. La conocía… y podía imaginar cómo sería tener a la verdadera Hermione entre sus piernas… lo deseó.
No se había planteado nada parecido hasta que tuvo a Cho bajo su control, pero… ¿Por qué conformarse sólo con Ginny? Una vez que tuviera la poción podría tener a todas las chicas que quisiera. Todas ellas dispuestas a compartir… todas ellas dispuestas a hacer lo que fuera para complacerlo.
Por el momento sólo tenía a Cho zombificada fingiendo ser Hermione, pero el futuro le pintaba buenas perspectivas. Harry tomó a Hermione por las caderas, y de un último envite la llenó con su semilla. En ese punto ya le daba igual si se quedaba embarazada.
_ Límpiame la polla.
_ Sí, amo.
Unos diez minutos después, Harry estaba de nuevo en su compartimento, con el bolso de Bella a su lado y el uniforme puesto. Para cuando llegaran estaba seguro de que el efecto de la poción se habría desvanecido… pero aún tenía algunos pelos guardados… para el futuro.
De hecho, pudo ver como "Cho" tenía que tomarse un sorbo de poción en lo que entraba en el compartimento, seguida de Ron y Hermione.
El resto de la travesía no tuvo ningún detalle destacable. Tampoco su reunión en el gran comedor, más allá de señalar que Snape parecía haber dejado el puesto de profesor de Defensa y que sería Tonks la que daría las clases… La dirección correría a cargo de Mcgonagall.
Cuando terminó la cena, Cho se acercó a Harry y le dejó una pequeña nota. "Nos reuniremos mañana por la tarde donde tú sabes, hasta entonces, pottercito", rezaba la nota. Harry quemó la nota y se fue a la sala común.
Una horrorosa normalidad le acompañó esa noche y a la mañana siguiente. Después de haber tenido a Bella aquellas semanas, después de tener su polla atendida constantemente, se sentía extrañamente solo en su dormitorio, y tener que volver a acostumbrarse a levantarse con una tienda de campaña y que nadie se la bajase era… frustrante.
Harry estuvo taciturno todo el día siguiente, ansioso por terminar las clases, aunque era fácil pensar que podía deberse a que se tratase del primer día. Cuando acabaron las clases, y notando una erección de caballo, se libró de Ron y Hermione y se encaminó hacia la sala de menesteres.
Estaba pensando en cómo iba a apañárselas para entrar cuando se percató de que la puerta se generaba por sí sola. Entró en la habitación y se encontró con lo que inequívocamente era un laboratorio. Había muestras en varios estantes y múltiples calderos. Era un gran laboratorio, pero ninguno de los artilugios llamó la atención.
Al menos no tanto como la jaula que había en el centro de la habitación. En ella, en una improvisada cama… estaba Ginny, desnuda, dormitando en aquel instante. Harry no sabía cómo reaccionar ante aquella escena. Era excitante, pero al mismo tiempo, le preocupaba.
_ Ah, por fin has llegado, pottercito.
Cho apareció con unas grandes gafas de aumento y una bata de laboratorio. Harry no necesitó siquiera un segundo vistazo para saber que se trataba de Bella. La mujer se aproximó y le besó intensamente. Harry respondió al beso por inercia, pensando que sería un simple saludo, pero ella se recreó, como si llevaran tiempo sin verse.
_ ¿Has secuestrado a Ginny? _ Lo extraño fue que no hubo alarma en la voz de Harry.
_ Oh, no. Sólo es Cho. _ Dijo ella. _ Tal como pensabas creo que es mejor no acercarse a Ginny hasta que la poción esté completa.
_ ¿Sabías que venía? _ Preguntó Harry. _ ¿O le has dado la poción ahora por algún motivo?
_ Lo cierto es que he estado trabajando en una poción multijugos de larga duración, y he tenido éxito con ella. Así que decidí dejarla así porque pensé que te gustaría. _ Se encogió de hombros.
_ Pero… ¿Cuánto has hecho en seis horas? _ Preguntó Harry, alzando una ceja.
_ Oh, eso. _ Bella sonrió, a Harry le gustó esa sonrisa en Cho, bastante mejor que la auténtica. _ El tiempo pasa más rápido en esta sala que fuera, aunque no se envejezca. Llevo tres años aquí, investigando para tenerlo todo a punto cuando llegaras.
_ ¿Tres años? ¿Y no te has vuelto loca?
_ Harry, creo que los dos sabemos que yo nunca he estado demasiado cuerda. _ Puso los ojos en blanco. _ En cualquier caso… he estado trabajando en varias cosas, entretenida. Si no hubiera tenido nada que hacer, habría ajustado el dial de la entrada y me habría marchado a fingir ser la anodina Cho Chang hasta que volvieses.
_ ¿El dial de la entrada?
_ Si, junto a la puerta. _ Lo señaló. Efectivamente había un pequeño dial girado sobre la puerta. _ Regula la distorsión del tiempo, para calcular mejor lo que quieres, cuanto tiempo pasará fuera y dentro. Es muy útil.
_ Entiendo… entonces… ¿Qué has estado haciendo? _ Preguntó Harry.
_ Bueno, recuperé la poción de la sala de menesteres… pero en este tiempo alguno de los ingredientes parece haberse degradado. _ Estaba visiblemente decepcionada. _ Y eso nos lleva a dos problemas.
_ ¿Qué problemas? _ Harry se cruzó de brazos.
_ En primer lugar, no puedo generar más poción, y apenas tengo para un lanzamiento. Eso es una persona, dos si están muy juntas. _ Dijo Bella, sentándose sobre la mesa.
_ Bueno, pero yo sólo quiero a Ginny. _ Dijo. Tratando de apartar de su mente las oscuras ideas que había tenido con otras muchas féminas en el colegio.
_ Pero eso nos lleva al segundo problema. _ Bella estaba seria. _ La muestra es inestable… lo que significa que puede tener efectos adversos… puede alterar ligeramente la personalidad… generar una lívido descontrolada… o puede que otras cosas.
_ ¿Podríamos matar a alguien? _ Harry alzó las cejas.
_ No, matarle no… pero podría ser una persona ligeramente distinta. Yo, con mis más y mis menos, sigo siendo yo. _ Dejó escapar una risita.
_ No pareces la persona que mató a mi padrino. _ Harry se mordió el labio, tenso al recordarlo.
_ Bueno, hacía eso por amor a Voldemort… ahora lo que hago lo hago por amor a ti. _ Le miró a los ojos. _ Pero la poción no ha cambiado quién soy, sólo lo que siento. Si lanzamos la poción a Ginny… podría no ser la Ginny de la que te enamoraste.
_ ¿Qué sugieres, Bella? _ La miró a los ojos. _ Seguro que en estos tres años has planeado algo más que disfrazar a Cho de Ginny.
_ Estoy en un punto muerto… así que lo que necesito es… otro punto de vista. Alguien que también sepa de pociones y pueda ayudarme. Una persona inteligente. Podríamos usar la maldición imperius… o la poción que tenemos ahora mismo.
_ Si usamos la poción dará igual su resistencia mental, ¿Verdad?
_ Correcto. _ Dijo Bella.
_ Entonces conozco a la persona apropiada. _ Dijo Harry.
_ Perfecto, hablaremos sobre ello más tarde… _ Se acercó a la jaula y abrió la puerta. _ Déjame mostrarte lo otro en lo que he estado invirtiendo el tiempo. Puta, a trabajar.
"Ginny", abrió los ojos rápidamente y se encaminó, a la salida de su celda tras decir un sumiso, "Sí, mi ama". Se arrodilló y se dirigió hacia Harry, que ya la tenia dura como una roca y se estaba quitando la túnica. La chica comenzó a bajar el pantalón y aspiró el aroma que desprendía. Cho se aproximó y empezó a besarle en los labios mientras Ginny finalmente liberaba su polla y se la metía en la boca. Harry emitió un suspiro de placer.
_ Oh, joder… pero si ayer no sabía ni qué hacer con la polla en la boca y ahora… madre mía… _ Exclamó ante el fino y estudiado trabajo oral que le estaban haciendo.
_ Ha tenido tres años para practicar, Harry. _ Susurró Bella, poniéndose de rodillas junto a Cho. _ Y yo llevo tres años esperando volver a ser usada por mi amo.
Las dos chicas empezaron a jugar con la polla, a chupar los huevos velludos y a intercambiarse el tronco. Harry estaba en el paraíso. Ninguna de las ya muchas mamadas que había recibido se comparaba con la experiencia de tener a dos féminas bien entrenadas ocupándose de su miembro. Especialmente si Bella era una de ellas.
Incluso con los ojos cerrados, y a pesar de que no era su verdadera boca, era bien capaz de distinguir cuando era Bella quien se la comía. Había entrenado bien a Cho, pero su talento era, sin duda, muy superior.
_ Bella, me corro. _ Harry esperaba que se la metiera rápidamente en la boca, pero en lugar de eso se la sacó y le masturbó con fiereza, provocando que Harry se corriese violentamente sobre sus caras, y las dejase cubiertas por su esperma.
_ Esto quedará genial con las otras fotos. _ Dijo Harry, con una sonrisa que Bella compartió.
_ Seguro que sí, Pottercito. _ Sonrió. _ Cho, límpiame la cara.
_ Sí, ama. _ Respondió la pelirroja, comenzando a lamer de forma instintiva el rostro de Bella, que comenzó a hacer lo mismo por ella.
_ Bien… Antes de irte creo que deberías llevarte a nuestra pequeña esclava. _ Dijo Bella, tomando la barbilla de Cho. _ Con suerte podrás hacer que aspire la poción. Tengo curiosidad por saber qué ocurrirá si la recibe alguien bajo la maldición imperios, ¿Tú no?
_ Si, pero antes de eso… _ Harry sonrió. _ Me he quedado con ganas de más… dadme esos coñitos que yo los vea.
Bella emitió una larga sonrisa. A Harry incluso le dio la impresión de que Cho sonreía un poco.
_ Sí, amo, como desees. _ Dijeron las dos, al unísono