Lo que la desesperó aún más fue que Jin Xiaohan sacó dos pastillas de alguna sustancia desconocida y se las metió en la boca, luego selló sus labios. No pudo ni escupirlas y, en un momento, fue forzada a tragarlas al respirar.
El momento en que las tragó, las lágrimas comenzaron a correr por sus ojos. Aunque no sabía qué era la droga, solo con ver la expresión en la cara de Jin Xiaohan mientras sostenía las pastillas, sabía que no podían ser nada bueno. Incluso ella, una chica ingenua y pura que no sabía nada del mundo, podía adivinar cuál era probablemente el propósito de la droga.
¿Podría ser que mi inocencia, la inocencia de Wang Qingqing, realmente vaya a perderse con escoria como él?
Mientras luchaba con todas sus fuerzas y pensaba en la inminente condena que podría enfrentar, las lágrimas en la cara de Wang Qingqing seguían cayendo.
—Qingqing, no te preocupes, realmente me gustas. Solo sé mi novia y definitivamente te trataré bien —dijo él.
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