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Pasaron algunos años desde que Akira Kurogane despertó sus recuerdos de su vida anterior y activó el sistema que ROB le otorgó. Ahora, con apenas 8 años, el Clan Kurogane empezaba a tomar forma. Aunque aún era pequeño, su base estaba siendo cuidadosamente construida en las sombras. Akira sabía que su poder no debía llamar la atención antes de tiempo. Los clanes Senju y Uchiha, que dominaban el mundo ninja, debían ser vigilados desde lejos hasta que estuviera listo para enfrentarlos.
Desde que invocó a los miembros de la Sociedad de Almas, Akira había estado entrenando incansablemente. A pesar de su corta edad, su poder espiritual había crecido rápidamente, y con él, su dominio sobre las artes espirituales y la energía que el Hōgyoku le proporcionaba. Pero aún así, no podía permitirse ser arrogante. Sabía que cada paso debía ser calculado.
Esa mañana, Akira despertó temprano. Las primeras luces del sol apenas tocaban el horizonte cuando él se sentó en su lugar habitual, un pequeño acantilado que le ofrecía una vista despejada de las tierras que algún día serían suyas. Estaba solo, como siempre, pero su mente estaba lejos de la soledad. Sus pensamientos estaban centrados en la expansión de su poder.
Recordó las palabras de Rangiku Matsumoto y los otros miembros de la Sociedad de Almas que había invocado. A lo largo de estos años, habían demostrado ser leales, entrenándolo y guiándolo en las artes espirituales. Pero había más que hacer. Aún faltaba la creación de su ejército Quincy, una fuerza visible que aterrorizaría a los clanes cuando el momento llegara.
Con un susurro apenas audible, Akira activó el sistema.
—Abrir Sistema.
La pantalla azul apareció frente a él, mostrando las opciones familiares. A pesar de que ya había utilizado algunas de sus funciones, aún había mucho por descubrir. Esta vez, su atención se centró en la opción que permitiría crear a los Quincy, transformando a los reclutas que no fueran aptos para ser parte de su linaje en una fuerza de élite. Sabía que este ejército sería vital para proteger al Clan Kurogane mientras la Sociedad de Almas operaba desde las sombras.
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[Sistema de Plantillas de la Sociedad de Almas]
1. Información del Usuario
2. Estado Actual
3. Invocaciones
4. Transformaciones Quincy
5. Dimensión Personal
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Akira sonrió ligeramente al ver la nueva opción. Había llegado el momento de comenzar a crear a los Quincy, el ejército que representaría al Clan Kurogane en la luz. Seleccionó la opción, y una nueva pantalla se desplegó, mostrando los requisitos y el proceso para realizar las transformaciones.
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Transformaciones Quincy activas:
Proceso de selección: Todos los hombres y mujeres reclutados que no pasen las pruebas de aptitud para convertirse en miembros directos del Clan Kurogane serán transformados en Quincy.
Estado actual: 10 reclutas disponibles para la transformación.
Estado de las transformaciones: Pendiente.
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Akira miró la lista de reclutas. Todos ellos habían sido examinados cuidadosamente por él mismo y por los miembros de la Sociedad de Almas. Ninguno de ellos tenía el potencial para ser parte de su linaje directo, pero eso no significaba que no tuvieran valor.
—Es el momento —murmuró para sí mismo.
Con un movimiento decidido, seleccionó la opción de transformación. De inmediato, sintió cómo una energía nueva fluía a través del sistema, conectándose con los reclutas. En sus respectivos puestos de entrenamiento, cada uno de ellos sintió el cambio. Sus cuerpos comenzaron a adaptarse, y en poco tiempo, el proceso había concluido.
Akira sabía que ahora tenía a sus primeros diez Quincy, un ejército que solo crecería con el tiempo.
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Horas más tarde, en el patio del castillo que había construido secretamente en su dimensión personal, los diez Quincy se reunieron frente a él. Vestían uniformes blancos, con arcos espirituales colgando a sus espaldas. Todos ellos se arrodillaron ante Akira, listos para seguir cada una de sus órdenes.
—A partir de hoy, ustedes son los protectores visibles del Clan Kurogane —dijo Akira con voz firme—. Lucharán en mi nombre y expandirán el poder de nuestro clan. Nadie debe saber la verdadera extensión de nuestras fuerzas. Los Quincy serán los guardianes a la vista de todos, mientras la Sociedad de Almas actuará desde las sombras.
Los Quincy asintieron con respeto, y Akira pudo ver la determinación en sus ojos. Sabía que no todos sobrevivirían a los conflictos que se avecinaban, pero eso no importaba. Su fuerza se haría más grande con cada día, y cada Quincy sería una pieza clave en su dominio sobre el mundo ninja.
El sol comenzaba a ponerse cuando Akira los despidió. Su mirada volvió a perderse en el horizonte. Pronto llegaría el momento en que su clan rivalizaría con los más poderosos de este mundo. Pronto, el nombre del Clan Kurogane sería temido y respetado en todas las tierras.
Pero por ahora, el plan debía avanzar lentamente, como una sombra que crece sin ser vista.
—El poder no se gana en un día —se dijo a sí mismo en voz baja—. Pero cuando lo tenga, nadie podrá detenerme.
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Imagen de Akira con sus Quincy,
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