En cuanto a las otras dos clases, también había completado su progreso. Ahora tenía la opción de evolucionarlas a clases relacionadas o cambiarlas por otras diferentes, ya que [Trabajador] y [Esclavo] habían sido completamente asimiladas y eran ahora permanentes en mí.
Sin embargo, mis opciones eran más limitadas que la primera vez. Antes podía elegir entre todas las clases disponibles y simplemente adquirirlas, pero ya no era así. Ahora solo tenía acceso a las clases que podían desarrollarse en mi campamento y/o que estuvieran registradas en el Libro de Registros. Además, para obtenerlas, debía cumplir requisitos, entrenarme en la actividad correspondiente o aprender bajo la tutela de alguien que ya poseyera la clase.
Pensando en futuros desastres, consideré la idea de optar por clases combativas que mejoraran mis capacidades físicas. El problema era que mis opciones eran escasas debido a la limitada experiencia de los habitantes de mi campamento en combate. Las opciones disponibles eran: Milicia, Matón, Lancero y Tirador.
Tenía que buscar clases que se complementaran entre sí, como lo hicieron antes [Esclavo] y [Trabajador]. Esto descartaba Tirador, una clase generalista para atacantes a distancia que no tenía sinergia directa con las demás clases disponibles, salvo quizás con algo más civil, como Cazador. Lancero era tentador, especialmente porque había utilizado una lanza anteriormente, pero tenía dos problemas: ahora cambié a las espadas y, además, esta clase requería más días de entrenamiento que las demás.
Esto dejaba a Matón y Milicia como las opciones más viables. Ambas eran clases básicas que podían funcionar juntas, aunque no de manera tan eficiente como mi combinación anterior. Sin embargo, decidí no apresurarme y dedicar algo de tiempo a investigar.
Como siempre, me dirigí a la casa que utilizaba como residencia para indagar sobre lo que otros extranjeros como yo estaban experimentando. Estabamos en la época del año en la que muchos de ellos habían logrado elevar sus clases al máximo nivel, permitiéndoles evolucionarlas o cambiarlas, lo que generaba una gran cantidad de información compartida.
Durante mis investigaciones, encontré algo curioso: una clase extraña que no encajaba del todo en las categorías típicas de combate, trabajo o especialización. Era más bien una clase social, una línea de progreso peculiar que, en parte, variaba según la civilización y que, sin saberlo, yo ya había comenzado a recorrer cuando elegí esclavo.
La siguiente etapa de esta línea era [Mendigo].
Era una clase básica, de las más bajas existentes y, sinceramente, poco deseada debido a sus implicaciones. Si no cumplías con las condiciones para evolucionarla, corrías el riesgo de quedar estancado en ella. Podría haber saltado directamente al siguiente nivel, pero decidí optar por completarla para acumular atributos y beneficios.
Lo peculiar de esta clase es que, una vez adquirida, también se asigna a la categoría de [Raza]. En este mundo, las características raciales no se limitaban solo a la genética, sino también a aspectos culturales o sociales heredados entre otras cosas. Por eso esta clase tenía esta característica, si eras Mendigo, tus hijos nacerían como Mendigos; si eras Noble, tus hijos serían Nobles. Aunque estas características eran más fáciles de cambiar que las genéticas, seguían siendo un rasgo significativo.
Revisé el Libro de Registros y allí estaba: Mendigo, entre muchas otras clases ignoradas por ser impopulares. También estaba Plebeyo, pero ya había decidido ir paso a paso para maximizar los beneficios. Mientras examinaba el libro, descubrí algo interesante: las clases podían organizarse como si fueran un programa de computadora, con categorías claramente definidas. El orden básico era: Clases Generales, Clases Buenas y Clases Malignas.
Este detalle no lo había aprendido de las publicaciones de otros extranjeros, lo que me resultó extraño. Al analizar las pocas clases dentro de cada categoría, encontré algo que llamó mi atención para una posible segunda clase aparte de Mendigo.
Dentro de las Clases Malignas, estaban Matón y Ladrón, que ya existían entre mi gente. No les temía, dado el nivel de lealtad forzada que mantenía sobre ellos. Sin embargo, la clase que despertó mi curiosidad fue [Matarife].
No era raro que esta clase estuviera presente, ya que manejar ganado implicaba matarlo, despellejarlo y procesarlo. Según las publicaciones, algunos extranjeros la habían elegido por haber sido carniceros en su mundo original. A primera vista, parecía una clase común.
Pero había detalles que no cuadraban. Primero, no había ningún Matarife entre mi gente, lo que implicaba que esta clase debía ser obtenida a través de mi civilización o al cumplir condiciones específicas. Segundo, estaba clasificada como una clase maligna, lo que resultaba extraño. Aunque matar animales para consumo puede considerarse violento, no era intrínsecamente maligno.
Fue entonces cuando leí la pequeña descripción que el Libro de Registros ofrecía. Allí comprendí que el Matarife de mi civilización no era igual al de las demás.
[Matarife]
>El ejecutor de aquellos desafortunados que se cruzan con su filo, transformándolos en nada más que alimento. Sus objetivos no distinguen entre ganado ovino, bovino, porcino, humano, equino, etc... Es el verdugo de la carne, su recolector y cosechador. Esta clase suele ser el punto de partida de quienes terminan como asesinos seriales o maníacos homicidas.>
Leí la descripción una vez más, comparándola con las que otras personas habían publicado sobre esta clase. Eran muy diferentes. El detalle de que los humanos también pudieran ser objetivos ya lo hacía evidente: esta versión era una mezcla peculiar entre el matarife común y el verdugo.
Lo medité detenidamente. A pesar de todo, esta clase podría considerarse una evolución lógica del Trabajador, ya que también se trata de un trabajo civil. Decidí intentarlo; si no me convencía, aún estaría a tiempo de cambiarla. Claro, esto tendría un costo: perdería el progreso acumulado y sería complicado recuperarla más adelante.
Debo decir que fue una excelente decisión. Ambas clases seleccionadas —Matarife y Mendigo— trajeron sorpresas inesperadas. Me sentí tan satisfecho que decidí usar el Token de Evolución de Habilidad (Oro), un recurso extremadamente valioso que permite mejorar una habilidad hasta el rango Oro como máximo. Como no podía aplicarlo a las habilidades de liderazgo, opté por usarlo en una habilidad clave de la clase Trabajador.
Al finalizar, el estado de mis atributos y habilidades se veía significativamente más prometedor:
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[Lyricus]
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Raza: [M. Nefasto], [M. Humilde]
Clase: [Matarife (0/100)], [Mendigo (0/100)], [Alcalde (1/100)], [Maestro Oscuro (1/100)]
Clases Asimiladas: [Trabajador], [Esclavo]
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Liderazgo:
- Alcalde Menor (Cobre): [Súbditos: 50/100]
- Maestro de Penumbras (Oro): [Esclavos: 80/160], [Súbditos: 40/80], [Sobrenatural: 0/20]
Habilidades:
- Maestro de Todos los Oficios (Plata): +8% a la velocidad de trabajo en cualquier oficio.
- Matar/Matarife (Diamante): Incrementa la eficacia al ejecutar o asesinar. Alta probabilidad de ejecución instantánea, según atributos, habilidades, fortaleza del objetivo y otros factores. Bonificación de Civilización ???: no afecta solo a animales de granja
- Contagioso (Diamante): Las enfermedades que portas se contagian más fácilmente y son más virulentas.
Resistencias:
- Incansable (Heroico): Reduce el cansancio en un 50%.
- Resistencia a Enfermedades e Infecciones (Diamante): Refuerza enormemente el sistema inmunológico.
- Resistencia a la Intoxicación Alimenticia (Cobre): Reduce daño y riesgos al consumir alimentos en mal estado.
- Resistencia a la Intemperie (Cobre): Disminuye los efectos adversos del clima extremo.
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Clasificación/Título:
Región/Territorio: Tierra Desconocida
Civilización: [???] [Neutral]
Dominio: Aldea Pequeña
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Atributos
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[Físicos]
Fuerza (F): 10 (8 + 1 [Matarife] + 1 [Maestro Oscuro])
Destreza (D): 8 (6 + 1 [Matarife] + 1 [Maestro Oscuro])
Constitución (C): 11 (9 + 1 [Mendigo Nefasto] + 1 [Maestro Oscuro])
Resistencia (R): 10 (9 + 1 [Maestro Oscuro])
[Mentales]
Inteligencia (I): 10 (9 + 1 [Alcalde])
Perspicacia (P): 9 (8 + 1 [Alcalde])
Voluntad (V): 9 (8 + 1 [Mendigo Humilde])
[Espirituales]
Fe: 37 (Talento Bajo)
Espíritu: 52 (42 + 10 [Maestro Oscuro])|(Talento Bajo-Medio)
Suerte: 0
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Alcalde Menor(cobre):
>Tienes la lealtad de tus aldeanos.
>eres conciente de la situacion general de tu imagen ante el pueblo
Maestro de penumbra(oro):
>Eres el maestro de esclavos, súbditos y seres sobrenaturales.
>Tienes conocimiento del número general de seres pertenecientes a tu el dominio y Puedes estimar el valor de un individuo al verlo.
>Puedes castigar con dolor a los individuos que estén bajo tu mando siempre que se consideren parte de tus dominios o hayan jurado lealtad a ti, alguien por debajo de ti o tu tierra.
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Veamos, hay mucho con lo que trabajar. Primero, debo mencionar que obtuve las clases iniciales con relativa facilidad, prácticamente sin hacer mucho esfuerzo. Por ejemplo, para conseguir la clase [Mendigo], lo único que hice fue asegurarme de no llevar monedas que no fueran de cobre y ceder mi casa a uno de mis súbditos. Este simple acto cumplió las condiciones requeridas, pero decidí no recuperar mi casa ni las monedas de inmediato, ya que hacerlo impediría subir de nivel en la clase.
La clase [Mendigo] se mejora al vivir en condiciones de mendicidad: aceptar comida y refugio de otros o simplemente pasar el día en un estado de desamparo. Por suerte, como líder, podía encontrar atajos que no estaban disponibles para los mendigos comunes en las ciudades. Por ejemplo, mis súbditos me ofrecían comida y un lugar donde pasar la noche sin que tuviera que pedirlo explícitamente. Estas acciones contaban como "bondad de otros", cumpliendo las condiciones para mejorar la clase sin comprometer mi estilo de vida.
Aquí tambien entra en juego algo inesperado: las especializaciones raciales [Mendigo Nefasto] y [Mendigo Humilde]. Estas derivan del concepto cultural de la mendicidad. En ciertas regiones, los mendigos son asociados con desgracias y enfermedades, lo que genera rechazo y les otorga un carácter oscuro. De ahí surge el [Mendigo Nefasto] Por otro lado, en culturas donde la mendicidad se ve con compasión, se desarrolla el [Mendigo Humilde]. Mi civilización, que parece estar raramente compuesta por seres tanto buenos como malos sin una inclinación clara hacia la bondad o la maldad, me permitió acceder a ambas especializaciones simultáneamente. Esto resultó inusual, ya que normalmente una especialización reemplaza a la clase base, pero en mi caso, las tres coexistieron.
En cuanto a la clase [Matarife], esta se asignó directamente, probablemente debido a las ejecuciones que ya había realizado. Parece que cumplí las condiciones sin darme cuenta, o eso creo, no tengo otra razón para justificarlo.
Pasando a las habilidades, debo decir que el margen para aumentar la cantidad de súbditos leales gracias a las habilidades de liderazgo es impresionante. [Maestro de Penumbras] incluso permite castigar con dolor a los que están bajo mi dominio, lo que podría ser útil si algún día mi población aumenta tanto que mis habilidades no cubran toda la gente y tenga que lidiar con traidores o enemigos infiltrados.
Mi habilidad [Maestro de todos los oficios] alcanzó el rango plata, lo que aumentó mi velocidad de trabajo, acelerando el progreso en mis clases. Por otro lado, mi primera habilidad heroica, [Incansable], antes [Resistencia al cansancio] trajo un cambio significativo: redujo mi cansancio a la mitad. Esto me permite trabajar durante más tiempo, el doble de lo que hacía antes, compensando mis limitaciones físicas y acelerando aún más mi crecimiento.
[Matar], una habilidad de nivel diamante, es un caso especial. Aunque su descripción es vaga, se destaca por permitir ejecuciones instantáneas, dependiendo de ciertas condiciones. Y lo mas destacable era la bonificación por civilización que hacía que su efecto no se limita a animales de granja, lo cual amplía considerablemente su utilidad y la volvía muy prometedora. Además, como fui la primera persona de mi civilización en obtenerla, y como había pasado antes, la obtuve en ese nivel, el pináculo de los mortales comunes.
Por la misma razón, las siguientes dos habilidades también alcanzaron el rango Diamante. [Contagioso], derivada de Mendigo Nefasto, posee un potencial oscuro, ya que incrementa la propagación y fuerza de las enfermedades que porto. Es una habilidad que no aprecio demasiado, pues el riesgo de provocar una epidemia entre mi gente es algo que me gustaría evitar a toda costa. En cambio, [Resistencia a las enfermedades e infecciones], proveniente de Mendigo Humilde, es más que bienvenida. Esta habilidad refuerza mi sistema inmunológico, ayudándome a resistir enfermedades, lo cual es crucial en un mundo donde estas son comunes y muchas veces letales. Hasta ahora, había notado que mis súbditos parecían recuperarse más rápido o sufrir menos que yo durante episodios de enfermedad. Espero que esta habilidad compense esa brecha y me permita mantenerme en pie cuando más lo necesite.
Además, obtuve habilidades adicionales como [Resistencia a la intoxicación alimenticia] y [Resistencia a la intemperie], ambas surgidas gracias a la clase Mendigo. No es inusual obtener algunas habilidades adicionales al ganar una clase. Se asegura una por clase, pero no se limita a eso, especialmente si tienes talento, aunque no me enorgullece tener talento para ser un mendigo. Estas habilidades nivel común, derivadas tanto de Mendigo Nefasto como de Mendigo Humilde, se fusionaron en versiones mejoradas, alcanzando el nivel cobre.
No sé cómo estarán progresando los demás, pero personalmente siento que he crecido enormemente, al punto de situarme entre los mejores de los extranjeros. Poseo muchas habilidades de alto nivel que otros aún no han alcanzado, aunque soy consciente de que no basta con tenerlas: debo entrenarme para sacarles el máximo provecho. Reconozco que carezco de conocimientos en combate con espada y en otras áreas fundamentales, por lo que tengo mucho por aprender si quiero maximizar mis capacidades.
Antes, tal vez habría envidiado los talentos naturales de mis hermanos, quienes mejoran con facilidad y tenían una base sólida. Sin embargo, al observar mi progreso actual, reconozco que yo también poseo fortalezas únicas. Pueden no ser tan obvias o convencionales como las de ellos, pero los resultados son igualmente satisfactorios, y eso es suficiente para mí.