Aunque no podía ayudarla con la batalla interna, la sola presencia de Duke era una promesa silenciosa de protección. Estaba preparado para enfrentar cualquier amenaza, sin importar cuán grande fuera, para asegurarse de que cuando Kisha finalmente emergiera de esta lucha agotadora, lo hiciera con su nuevo poder completamente realizado.
Cuando Kisha finalmente recobró la conciencia, lo primero que notó fue la suave luz dorada que se filtraba a través de las cortinas, lanzando un cálido resplandor por toda la habitación. La tensión antes sofocante se había levantado, reemplazada por un silencio sereno que parecía envolverlo todo. Parpadeó, su visión ajustándose lentamente a la suave luz matutina, y por un momento, simplemente se quedó allí acostada, tratando de reunir sus pensamientos dispersos.
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