Mo Yan sabía que no podía mostrar ni un ápice de suavidad hacia este individuo, de lo contrario, una vez que se aferrara a ella, no podría deshacerse de él. Así que, se fue sin prestar atención a sus movimientos.
La Pitón Roja miraba resentida a Mo Yan, quien ni siquiera miró atrás, sintiendo que su vida de serpiente no tenía esperanza...
Cuando regresó a la habitación de Xin Er, vio que Xin Er no se había despertado, pero Zhenzhen se había quedado dormido al lado de la cama. Mo Yan sonrió, le quitó los zapatos a Zhenzhen y lo llevó con cuidado al otro extremo de la cama para que durmiera bien.
Se sentó junto a la cama un rato, viendo los dulces rostros dormidos de sus hermanos, y Mo Yan también se sintió un poco cansada, así que se acostó al lado de la cama.
—Mmm...mm... Duele... Hermana, Xin Er está sufriendo... Es tan incómodo... —murmuró ella en sueños.
Soutenez vos auteurs et traducteurs préférés dans webnovel.com