—Um, Sangsang, mañana voy a entregar transcripciones en el Pabellón Literati. ¿Te gustaría acompañarme? —Con una expresión incómoda en su rostro, Lin Changfeng cambió el tema y se lo preguntó de la nada.
El papel y la tinta que había conseguido ahorrar ya se habían agotado, y Sangsang había usado una porción significativa. Los artículos restantes eran todos para el Pabellón Literati, los cuales no podía permitirse desperdiciar al azar.
—Hermano Changfeng, ¿vas al condado? —Los ojos de Lin Caisang se iluminaron.
Ella había olvidado cuán frugal era su primo. Usaba agua y un pincel para escribir en superficies donde el papel no era necesario o garabateaba en el suelo con un palo. Ella misma había usado bastantes hojas en los últimos días, ya era hora de que comprara más.
—Sí, ¿quieres ir? —Lin Changfeng le preguntó.
—Por supuesto que iré. —Lin Caisang asintió inmediatamente en acuerdo.
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