Las aguas volvían a agitarse con violencia tras la explosión de la líder de las sirenas. Aunque su sacrificio había sorprendido al campo de batalla, los que quedaban, sobre todo las sirenas y los guardias de nivel 4, sabían que el combate no había terminado. Habían visto a su líder caer entraron en un estallido de tristeza, pero entendían que su último acto había sido para darles una oportunidada los jóvenesy viejos pudieran escapar.
Desde debajo del agua las sirenas y sus guardias comenzaron un ataque desesperado. No tenían las mismas habilidades ni el poder de su líder, pero su ferocidad y determinación eran imparables. Utilizando la fuerza del océano, lanzaron oleadas de magia acuática y ataques hacia los aventureros y el buque de guerra que flotaba sobre ellos.
Los guardias de nivel 4, armados con lanzas encantadas y rodeados de burbujas de protección mágica, se movían como torpedos a través del agua. Sus ataques eran rápidos y precisos, dirigidos tanto a las defensas del buque como a los aventureros que intentaban controlarlos desde la superficie. Sabían que no podían ganar, pero todo lo que necesitaban era tiempo; cada segundo que lograran resistir significaba una mejor oportunidad para que los niños y los ancianos de su ciudad escaparan hacia zonas más profundas y seguras.
No podemos dejar que el sacrificio de nuestra líder sea en vano, hablo una de las guardias más experimentadas mientras coordinaba un ataque con sus hermanas sirenas. "Debemos mantener la línea, aunque eso signifique nuestras vidas."
Por otro lado, los aventureros estaban bien entrenados para este tipo de situaciones. Sabían que los ataques desesperados de los guardias de sirena no eran más que una táctica para ganar tiempo. Sin embargo, no podían subestimarlos. Cada sirena era rápido y letal en el agua, y cada hechizo que lanzaban tenía la capacidad de dañar a los aventureros.
Desde su posición en la nave voladora, Ian observaba la batalla con ojos analíticos. Podía ver cómo las fuerzas de las sirenas estaban en su fase final de resistencia, lanzando todo lo que les quedaba en un intento por ralentizar el avance del buque de guerra y los aventureros. Pero su atención no estaba completamente en la batalla. Desde la explosión de la líder de las sirenas, algo más había captado su interés.
"Esas fluctuaciones..." pensó mientras sus dedos tamborileaban contra la barandilla de la nave. "Ian sabía que cualquier distracción podría ser costosa, pero su curiosidad y ambición eran demasiado grandes como para ignorar una oportunidad tan rara. Si lograba seguir la energía del alma de la líder de las sirenas, podría obtener una ventaja incalculable. Sin embargo, no podía simplemente desaparecer del campo de batalla sin levantar sospechas. Necesitaba una distracción, algo que lo mantuviera a cubierto mientras seguía las fluctuaciones del alma.
Tarek, necesito que sigas esas fluctuaciones con precisión dijo Ian mentalmente, su tono sereno y calculador.
Lo estoy intentando, maestro respondió Tarek, sintiendo también las débiles energías del alma desplazándose entre las corrientes del océano. La explosión ha causado mucho ruido mágico en el entorno, pero puedo rastrearla.
Ian asintió, sabiendo que debía encontrar la forma de seguir esas señales sin perder de vista el resto de la batalla.
Fue entonces cuando una idea le cruzó la mente. Dirigió la nave un poco más cerca del campo de batalla, lo suficiente como para atraer la atención de los guardias de nivel 4 que seguían luchando. Ian, con la frialdad que lo caracterizaba, se preparó para hacer algo que normalmente evitaría a toda costa: dejarse atacar.
Con un leve movimiento de su mano, bajo los escudos mágicos de su nave lo suficiente como para que pareciera vulnerable y ataco con fiereza. Y tal como esperaba, no pasó mucho tiempo antes de que un grupo de sirenas guardias lo notara. Llenas de ira y desesperación por el sacrificio de su líder, vieron la nave de Ian como un blanco perfecto para desquitarse y, quizás, causar un daño significativo.
"Perfecto," pensó Ian, manteniendo su expresión impasible mientras veía cómo las sirenas lanzaban hechizos mágicos hacia su nave. "Esto me dará el tiempo que necesito."
Los ataques impactaron contra el casco de la nave, sacudiéndola violentamente. Las explosiones resonaron en el aire y el agua mientras la nave perdía estabilidad. A simple vista, parecía que Ian estaba en serios problemas, pero todo era parte de su plan.
La nave de Ian, golpeada por el intenso ataque de las sirenas, finalmente cedió. Con un rugido metálico y chispas volando de los circuitos dañados, la nave se precipitó hacia el mar, cayendo en picada. Justo antes de que la nave golpeara el agua, sacó de su espacio de almacenamiento una poción de respiración y un traje especial, resistente a la presión del mar, que había adquirido antes de llegar a este mundo. Sabía que necesitaría ambas cosas para continuar su misión bajo el océano.
Al tocar el agua, un enorme estruendo resonó, pero Ian apenas pestañeó. Mientras su nave se hundía lentamente, activó el traje especial, que lo envolvió en una fina capa que regulaba su respiración y protegía su cuerpo de las gélidas profundidades.
Tarek, flotando a su lado, también estaba listo. Aunque se encontraban bajo el agua y lejos de la batalla principal, sabían que no estarían solos por mucho tiempo. No pasó mucho antes de que varios monstruos marinos, criaturas atraídas por el ruido y el movimiento, comenzaran a rodearlos. Las criaturas parecían peses espadas, y su número crecía rápidamente.
Tarek, encárgate de los que vienen por la derecha. Yo tomaré los de la izquierda ordenó Ian mentalmente, su voz clara incluso en el caos del agua que los rodeaba.
Tarek, formó púas rocosas que se extendieron desde el fondo marino, perforando a las criaturas que se acercaban. Mientras tanto, Ian disparo ráfagas de energía concentrada hacia los monstruos que se acercaban desde su lado.
El enfrentamiento fue breve. Las criaturas marinas, aunque numerosas, no eran un verdadero desafío para Ian y Tarek. En cuestión de minutos, no quedó nada a alrededor de ellos.
Esto fue solo una distracción murmuró Ian para sí mismo mientras su mirada se centraba en la distancia. No estamos aquí para pelear con bestias menores.
Ambos continuaron nadando, alejándose de la batalla. Poco a poco, las fluctuaciones del alma de la líder sirena se hicieron más claras. Era una señal débil, pero consistente, y Ian sabía que no debía perderla. A cada metro que descendían, la presión del océano aumentaba, pero el traje especial que Ian usaba mantenía su cuerpo en perfecto estado. La oscuridad a su alrededor se hacía más densa, y solo algunas criaturas bioluminiscentes proporcionaban una luz tenue en las profundidades.
Tras un rato, Ian y Tarek se detuvieron en medio de la vasta extensión submarina. Habían llegado a un grupo de piedras dispersas en el fondo del océano. Ian sintió cómo la señal del alma se debilitaba justo delante de una pequeña piedra, aparentemente insignificante.