Ian se levantó, su mirada fija en el horizonte del volcán donde había pasado el último año, absorbiendo la energía espiritual del piso 100. Su poder había crecido de manera exponencial, y su dominio sobre el ki estaba en un nivel sin precedentes. Sin embargo, entendía que todo en el cultivo requería tiempo, paciencia, y una base sólida. Aunque la tentación de avanzar era grande, sabía que su desarrollo aún no estaba completo en la Tierra.
"Es hora," murmuró para sí mismo.
"Volveré al infierno anunció Ian, su voz resonante y decisiva. "Los humanos tienen su propio camino que recorrer. Han avanzado lo suficiente por ahora, pero aún necesitan tiempo para desarrollarse, crecer y fortalecerse. La torre los forzará a alcanzar sus límites, y cuando llegue el momento, serán capaces de pasar los pisos superiores. Hasta entonces, no necesitan mi intervención directa."
Tarek asintió. El infierno interdimensional siempre había sido un lugar de poder y caos, pero también un campo fértil para quienes buscaban aumentar su fuerza rápidamente. Era perfecto para Ian en este momento, ya que su crecimiento en la Tierra estaba alcanzando un punto de equilibrio. El cultivo en el infierno le proporcionaría el poder adicional que necesitaba para llegar a un nuevo nivel, uno que sería inalcanzable para los humanos en mucho tiempo.
"Aún hay mucho que explorar en el infierno," continuó Ian, mientras se preparaba mentalmente para la transición. "Allí, las oportunidades de obtener más puntos energéticos son infinitas. Mientras los humanos se fortalecen aquí, yo me haré imparable allá."
Ian llegó al infierno interdimensional sin la menor dificultad, invocando al Ave de Trueno para transportarse directamente a la ciudad. El viento cargado de energía chispeaba a su alrededor mientras volaba sobre los cielos del inframundo, observando las torres brillantes de la ciudad que se alzaban en la distancia. A pesar de la naturaleza caótica del entorno, Ian se sentía como en casa.
Al aterrizar, el Ave de Trueno desapareció en un destello de luz, dejando a Ian solo en las afueras de la ciudad. Con paso firme, entró discretamente en la ciudad. El bullicio de los aventureros llenaba las calles: seres de todas las razas y facciones se movían apresurados, pero algo parecía diferente ese día. Había más actividad de la usual, y los aventureros parecían concentrarse en una única dirección: el gremio de Aventureros.
Curioso, Ian decidió dirigirse hacia allí. El ambiente dentro del gremio estaba cargado de emoción. Vio a grupos de orcos, elfos, enanos, y otras razas exóticas reunidas, discutiendo y planeando lo que parecía ser una gran expedición. Todos hablaban enérgicamente, y algunas conversaciones mencionaban algo sobre una misión importante.
Ian llegó al mostrador de la recepción, donde vio una cara familiar: el elfo con quien ya había tenido varios encuentros en el pasado. El elfo lo saludó con una sonrisa, reconociendo a Ian de inmediato.
"Ian, es un gusto verte de nuevo. Hace un tiempo que no te pasabas por aquí." dijo el elfo con cordialidad.
Ian, con su calma habitual, devolvió el saludo y preguntó:
"Parece que hoy la ciudad está más ocupada de lo habitual. ¿Por qué hay tantos aventureros reunidos en el gremio? He escuchado algo sobre una gran misión."
El elfo asintió, su rostro reflejando la seriedad de la situación.
"Así es. El Imperio ha descubierto un portal a un mundo bastante grande. Lo curioso es que este lugar parece ser un océano interminable con pequeñas islas dispersas. Y como te puedes imaginar, no está deshabitado. El mundo está controlado por una serie de especies marinas, entre ellas tritones, sirenas salvajes.
El elfo hizo una pausa, como si calibrara cómo Ian recibiría la noticia.
"El Imperio planea explorar este mundo nuevo, pero debido a su extensión, están contratando aventureros para unirse a la expedición junto a su ejército. Sin embargo, hay condiciones: todo lo que encuentres dentro del mundo debe ser reportado, y el 50% de lo que coseches deberá ser entregado al Imperio. Y cuidado con intentar ocultar objetos. El Imperio tiene formas de rastrear incluso los artefactos de almacenamiento espacial."
Ian escuchó atentamente, procesando la información. Sabía que muchos aventureros podrían intentar burlar esas reglas, pero también entendía que el Imperio tenía métodos avanzados para evitar ese tipo de trampas. Sin embargo, no estaba preocupado por su propio equipo. Mientras el elfo hablaba, el sistema de Ian le respondió en su mente:
"No te preocupes, Ian. No podrán detectar tu espacio de almacenamiento."
Con una ligera sonrisa, Ian asintió, tranquilo con la respuesta del sistema.
"Interesante. Este mundo podría ser un lugar lleno de oportunidades."
El elfo lo miró con curiosidad.
"¿Estás considerando unirte a la misión? Sería una gran oportunidad para aquellos que buscan aumentar su poder o encontrar artefactos raros."
Ian se quedó pensativo un momento. Aunque estaba intrigado por este nuevo mundo, sabía que debía calcular bien sus movimientos. Con su poder actual, podía aprovechar muchas situaciones, pero siempre era prudente considerar todas las opciones antes de actuar.
"Tal vez. Aún no lo he decidido, pero es algo a tener en cuenta." respondió con calma, dejando en el aire su verdadera intención.
El elfo asintió, sabiendo que cualquierer aventureros competente nunca tomaba decisiones a la ligera. Mientras tanto, el bullicio a su alrededor continuaba, con más aventureros preparando sus equipos y discutiendo sobre la expedición que estaba a punto de comenzar. Aunque muchos estaban emocionados por la aventura, otros parecían preocupados por los peligros que podían encontrar en ese vasto océano de islas controlado por criaturas marinas.
Ian, como siempre, mantuvo su calma exterior, pero en su mente ya empezaba a planear sus próximos pasos.
A Ian le intrigó la idea de explorar. Sabía que este lugar podía ser la clave para obtener los recursos necesarios y alcanzar su objetivo: ingresar al establecimiento de Fundación con todas sus estadísticas por encima de los mil puntos. Este mundo nuevo ofrecía oportunidades que no podía ignorar, especialmente si estaba controlado por especies poderosas. Con su mente puesta en la misión, Ian decidió obtener más detalles.
"¿Cómo puedo entrar a este nuevo mundo ?" preguntó al elfo, sabiendo que el Imperio debía tener un control estricto sobre el acceso.
El elfo, siempre dispuesto a ayudar, respondió:
"El portal que lleva a este mundo fue descubierto cerca de la capital imperial, que está bajo un fuerte resguardo. Si deseas entrar, tendrás que viajar a la ciudad imperial.