Esa misma tarde, el anuncio oficial retumbó en todos los rincones del mundo: la ONU y los países habían aprobado un nuevo organismo internacional para regular la entrada a la torre, conocido como el Gremio de Aventureros. Este gremio no solo regularía el acceso, sino que también gestionaría y supervisaría las actividades relacionadas con la torre.
Los medios de comunicación transmitieron la noticia a nivel mundial. Las pantallas de televisión, los periódicos y las redes sociales no tardaron en difundir la información. El Gremio de Aventureros se convertiría en una institución clave para todos aquellos que quisieran entrar a la torre.
Un portavoz de la ONU apareció en la transmisión:
Ciudadanos del mundo, a partir de hoy, todo aquel que desee aventurarse en la torre deberá registrarse como aventurero en las sucursales del Gremio de Aventureros. El objetivo de este gremio es garantizar que cada ciudadano esté preparado para los desafíos que enfrentará dentro de la torre y, al mismo tiempo, evitar accidentes y caos innecesarios."
Se dictaron una serie de normas estrictas para aquellos que desearan ingresar:
1. Registro obligatorio: Todos los aventureros, sin excepción, debían identificarse en el gremio antes de intentar entrar en la torre. Aquellos que se negasen a registrarse o que fueran encontrados dentro de la torre sin haber seguido este proceso serían arrestados y sancionados.
2. Límite de edad: Se determinó que los menores de doce años no podrían entrar bajo ninguna circunstancia. Sin embargo, aquellos de entre 12 y 18 años podrían ingresar si lo hacían bajo la supervisión de un adulto.
3. Comercio regulado: Los aventureros podran vender los objetos que encontraran en la torre, incluidos núcleos energéticos, minerales, hierbas y tesoros. Estos objetos podrían ser vendidos a entidades reconocidas por el gremio, garantizando precios justos y transparentes.
4. Beneficios: Para incentivar a los ciudadanos a registrarse, se ofrecían ventajas significativas. Todos aquellos que se registraran en el gremio obtendrían una reducción del 50% en impuestos en cualquier parte del mundo, además de otros beneficios como acceso prioritario a ciertos recursos del gremio y descuentos en la compra de equipamiento.
El portavoz continuó:
"Estas medidas buscan proteger a los ciudadanos y, al mismo tiempo, facilitar la entrada a la torre a quienes deseen hacerlo. El Gremio de Aventureros no solo será una institución de control, sino también una entidad que asistirá a los aventureros en la mejora de sus habilidades y preparación."
El mensaje fue claro: cualquiera que quisiera entrar a la torre tendría que pasar por el gremio. Sin embargo, muchos veían esto no solo como un sistema de control, sino también como una oportunidad para obtener grandes beneficios.
A medida que la noticia se extendía, el mundo reaccionó. En redes sociales, los debates sobre el Gremio de Aventureros no se hicieron esperar. Algunas personas estaban a favor, argumentando que era una forma necesaria de control y seguridad, mientras que otros temían que los gobiernos usaran el gremio para monopolizar los recursos y los puntos energéticos de la torre.
Carlo, como muchos otros, seguían el anuncio con atención. Sabía que este nuevo sistema podía se una forma de tratar de controlarlos pero el sabía que cuando una persona puede enfrentarse a miles es muy difícil tratar de controlar.
Por otro lado, el gremio también sería el lugar donde se compartirían noticias y estrategias sobre los pisos de la torre, haciendo de cada sucursal una especie de centro de información para los aventureros. Con esto en mente, Carlos decidió que su próximo paso sería registrarse y comenzar a prepararse para el siguiente desafío.
El mundo estaba cambiando, y todos sabían que la torre no solo era una fuente de peligro, sino también de poder. Y en medio de todo esto, el Gremio de Aventureros se perfilaba como el eje central en torno al cual giraría el futuro de la humanidad.
Ian observaba desde las sombras, su mirada fija en las pantallas que mostraban los acontecimientos recientes. Los últimos días habían sido un verdadero torbellino de eventos: la torre había aparecido, el Gremio de Aventureros se había establecido, y los humanos, fascinados por el poder y las oportunidades, se habían lanzado a explorarla. Todo estaba funcionando según lo planeado.
La estrategia de Ian era simple, pero brillante. Había logrado implantar el sistema de defensa de la Tierra bajo la apariencia de un antiguo mecanismo dejado por poderosos cultivadores para proteger el planeta. Sin que nadie lo supiera, el sistema era en realidad Nagios que no solo proporcionaba herramientas y recursos a los humanos, sino que también les ofrecía una tentadora vía de ascenso a través de la torre.
Cada vez que alguien compraba una espada, una poción o un método de cultivo, Ian recibía puntos energéticos. Pero no solo eso, sino que él mismo había inflado los precios en la tienda del sistema (Nagios) para maximizar sus ganancias. Mientras más fuertes se volvían los humanos, más puntos acumulaba Ian. Era una simbiosis perfecta, en la que los humanos obtenían poder, y él, a cambio, cosechaba los frutos de su ambición.
"Todo está yendo según lo planeado", murmuró Ian mientras analizaba los flujos de puntos energéticos que venían directamente del sistema de defensa.
Sin embargo, esto era solo el comienzo. Ian sabía que el verdadero tesoro no estaba en la torre, sino más allá, en el infierno interdimensional. Ese oscuro lugar estaba lleno de recursos, energías arcanas y seres poderosos que, una vez que ellos salgan a explorar, le proporcionarían un sinfín de puntos energéticos. Sin embargo, no podía enviar a los humanos allí de inmediato. Necesitaban ser más fuertes. Mucho más.
El sistema de defensa de la Tierra era la herramienta perfecta para preparar a los humanos. Los niveles de la torre no solo los desafiarían, sino que los moldearían, haciéndolos más poderosos a medida que avanzaran. Y cuando llegara el momento adecuado, cuando fueran lo suficientemente fuertes como para enfrentarse a los horrores del infierno interdimensional, Ian los empujaría a ese abismo.
Todo estaba cuidadosamente orquestado. Cada espada comprada, cada núcleo recolectado, cada combate dentro de la torre, acercaba a los humanos un paso más hacia el verdadero objetivo de Ian. Y cuando ese día llegara, él también se beneficiaría. Los humanos explorarían los rincones más oscuros del infierno interdimensional, trayendo consigo tesoros inimaginables y energías que harían que Ian alcanzara nuevas cumbres de poder.
Mientras tanto, Ian se limitaba a observar desde las sombras, paciente. Sabía que cada acción en el sistema de defensa, cada elección tomada por los humanos, no era más que una pieza en su juego mayor. Y al final, cuando el ciclo se completara, tanto ellos como él serían mucho más fuertes, pero Ian siempre estaría un paso por delante.
El Rey del Infierno aguardaba, y su reino no tardaría en expandirse más allá de los confines de lo que los humanos conocían. Solo era cuestión de tiempo.