Las palabras resonaron en la mente de cada líder. El poder absoluto corrompe absolutamente, y la tentación de controlar la energía espiritual y usarla para fines personales sería inevitable. La energía espiritual ya no era un secreto, y lo que alguna vez fue un conocimiento reservado para pocos, ahora estaba al alcance de cualquier persona que decidiera adentrarse en la torre y someterse al sistema.
El presidente de Rusia poderoso el primero en responder, su voz dura y cargada de autoridad.
"La primera medida debe ser la creación de un organismo internacional que regule el acceso a la torre y el uso de la energía espiritual. No podemos permitir que grupos independientes, sin control alguno, entren y salgan de la torre a su antojo. Si lo permitimos, estaremos facilitando el surgimiento de ejércitos privados con capacidades más allá de cualquier fuerza convencional."
Algunos líderes asintieron ante esta sugerencia, pero no todos estaban convencidos. El temor de que un organismo internacional pudiera abusar de su poder era grande, especialmente para las naciones más pequeñas.
"Eso puede funcionar a corto plazo" intervino otro líder, cuya nación se encontraba en una región inestable, "pero ¿qué pasará cuando organizaciones clandestinas o facciones internas desarrollen poderes? Ya hemos visto personas con habilidades antes de la activación del sistema. Si estos grupos se fortalecen dentro de la torre, podríamos enfrentarnos a rebeliones o golpes de estado en nuestras propias tierras."
La tensión en la sala crecía, y las preocupaciones se multiplicaban. Nadie sabía cómo reaccionaría la población mundial frente a este cambio. ¿Cómo controlarían a los millones que se lanzarían a la torre en busca de poder? ¿Cómo impedirían que surgieran líderes autoproclamados con habilidades más allá de la comprensión de un ciudadano común?
"La clave estará en la cooperación global" dijo el secretario general de la ONU, tomando la palabra. "No podemos enfrentarnos a esta nueva era de manera aislada. Ninguna nación puede manejar esto sola. Deberíamos establecer protocolos compartidos para el entrenamiento y el monitoreo de aquellos que desarrollen habilidades dentro del sistema. Si no unimos fuerzas, lo que hoy parece solo una torre y un sistema de defensa podría convertirse en el catalizador de guerras entre países… o algo peor."
La sala quedó en silencio nuevamente, asimilando las palabras del secretario general. El peligro no solo venía del exterior, sino también del interior de cada nación. Con la aparición de la torre y el despertar de la energía espiritual, el equilibrio global se había quebrado. El sistema de defensa, diseñado para proteger a la humanidad, también estaba creando una nueva jerarquía de poder.
Finalmente, una voz surgió desde un rincón de la sala. Era el presidente de una de las naciones más pequeñas y pacíficas, su tono era reflexivo pero firme.
"No se trata solo de contener el poder," dijo, "sino de preparar a nuestra gente. Las naciones deben adaptarse a este nuevo orden, entrenar a nuestras fuerzas, educar a nuestra población sobre lo que está por venir. Porque, queramos o no, pronto habrá personas que tendrán más poder que cualquiera de nosotros, y la tentación de dominar será fuerte."
Todos lo sabían. Las puertas ya estaban abiertas, y no había vuelta atrás. Las facciones, los individuos y las organizaciones que decidieran aprovechar el sistema de defensa para volverse más fuertes no serían detenidos fácilmente. Si no actuaban pronto, estarían a merced de aquellos que decidieran tomar el poder por la fuerza.
"El tiempo es limitado," concluyó uno de los líderes, "y cada día que pasa, más personas se hacen fuertes dentro de la torre. Debemos actuar, y debemos hacerlo ahora."
Ahora pasemos a el tema de la amenaza exterior, el ambiente en la Asamblea de las Naciones Unidas se tornó aún más tenso cuando los líderes recordaron las palabras del anciano del sistema de defensa de la Tierra, aquel hombre en la pantalla que había advertido sobre fuerzas de otros mundos que se interesarían por la Tierra.
El recuerdo de aquella advertencia cayó como una losa en la conciencia de los presentes.
"No podemos olvidar lo que dijo el anciano" comenzó uno de los presidentes, su voz grave. "La energía espiritual que ha vuelto a surgir en nuestro mundo no pasará desapercibida. Las fuerzas de otros mundos, civilizaciones más antiguas y poderosas que nosotros, están al acecho. Y cuando descubran que la Tierra ha recuperado su energía espiritual, sin duda vendrán por nosotros. ¿Cómo enfrentaremos algo así?"
La sala quedó en silencio. El anciano había advertido sobre esto: la energía espiritual era un faro que pronto atraería la atención de razas y seres de otras dimensiones, muchos de los cuales no tendrían buenas intenciones.
Uno de los generales presentes tomó la palabra.
"Si lo que dijo el anciano es cierto, debemos prepararnos para una guerra que va más allá de nuestra imaginación. No estamos hablando de simples conflictos entre países o facciones internas. Estamos hablando de entidades con tecnologías, habilidades, y poderes que superan cualquier cosa que hayamos visto. Ya no se trata de prepararnos solo para los desafíos dentro de la torre, sino para lo que viene después."
Muchos en la sala asintieron en silencio. El sistema de defensa de la Tierra no había sido activado solo para entrenarlos en el uso de la energía espiritual. La torre, con sus 100 pisos llenos de monstruos, no era más que un centro de entrenamiento diseñado para que los humanos pudieran sobrevivir los primeros embates de fuerzas externas.
"Lo que el anciano llamó la Torre, claramente es una forma de entrenarnos para lo que viene," dijo uno de los presidentes. "La energía espiritual nos ha dado poder, sí, pero eso también nos hace vulnerables. Somos como una llama que ha vuelto a encenderse en la oscuridad. Pronto, vendrán seres de otros mundos que querrán apagar esa llama o, peor aún, tomarla para sí."
El secretario general de la ONU tomó la palabra, su mirada era más preocupada que antes.
"El sistema de defensa de la Tierra es más que un simple recurso para volvernos más fuertes. Nos está diciendo que
debemos alcanzar lo mínimo para poder sobrevivir en el universo antes de que nos encuentren. Lo que hemos visto en el primer piso de la torre, con esos monstruos y desafíos, es solo el principio. Nos están preparando para que podamos enfrentarnos a lo que realmente está allá afuera, en esos otros mundos."
El general militar de una de las potencias más grandes del mundo intervino de nuevo, su rostro serio y sus palabras directas.
"Debemos tomar medidas inmediatas para unificar nuestros esfuerzos. Cada nación necesita no solo entrenar a sus ciudadanos, sino también compartir recursos y estrategias. Lo que estamos enfrentando aquí no es solo un desafío terrestre. Estamos entrando en una nueva era en la que los conflictos interplanetarios serán una realidad."
Otro líder, uno que hasta entonces había permanecido en silencio, levantó la mano para hablar.
"Si la torre es un centro de entrenamiento, entonces necesitamos tratarla como tal. Debemos fomentar que más personas entren, que suban los niveles, que se fortalezcan y que nos protejan. No podemos esperar a que las amenazas de otros mundos lleguen aquí sin tener una defensa sólida."