—Es un día precioso para navegar. Tu gran boca te hizo perder tu cargo, ¿no es así? —preguntó Finn, mordiendo la manzana roja y brillante que le parecía mucho más dulce gracias a lo que estaba observando ahora. —Dime, ¿cuándo la cagaste del todo?
—Vete —dijo Lucy, molesta por su charla constante.
Lucy no tenía otra opción que comenzar a empacar. Pasaría mucho tiempo antes de que una carta pudiera ser enviada al rey y recibir una respuesta. Con suerte, para cuando regresara a casa, el rey le daría la orden de regresar aquí para terminar lo que había comenzado.
—Fue justo cuando él estaba partiendo, ¿verdad? No pudiste ignorar que él no ha estado hablando contigo acerca de sus asuntos personales. Deberías haber tomado mi consejo de olvidarte de esa lista y dejar de ser celosa. No es como si fueras fea para no encontrar marido —dijo Finn.
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