—¿Hay algo que dejamos atrás, hijo? —pregunté a Killian mientras él volvía la cabeza una y otra vez.
—Él se mordió el labio y negó con la cabeza —Estaba mirando diferentes tiendas, madre, ha pasado años desde que salí del palacio —dijo mientras pasábamos por una juguetería.
—¿No saliste ni una sola vez? —me sorprendí, pensé que no había salido después de mi matrimonio solamente.
—Negó con la cabeza —madre solía decir que soy demasiado joven para salir con ella, solía salir con padre o con la abuela a veces, pero después de la muerte de mis abuelos, nunca salí —dijo y me sentí mal.
—Está bien, podemos salir cada fin de semana o cuando tú quieras —añadí alborotando su cabello y él suspiró aliviado, o quizás yo estaba pensando demasiado de nuevo.
—Sus ojos seguían vagando y luego mordió sus labios y señaló una tienda —madre, ¿por qué no vamos allá —dijo y seguí su mirada, era una tienda de dulces.
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