Era una mañana tan tranquila y fría. Se envolvió el nuevo abrigo que le habían proporcionado en el armario de su habitación y se echó una capa extra sobre la espalda con una bufanda de lana gruesa.
Pensó que parecía una hogaza de pan regordeta con esas envolturas, y aún así sentía el frío. Sin embargo, el Señor Ariam seguía llevando solo su camisa fina sobre sus pantalones negros. Se vestía como si fuese verano.
Por un momento, Sophie se quedó atónita. Quería preguntarle si no sentía el frío, pero se decidió en contra porque pensaba que hablar del clima era bastante insulso.
Había un par de cosas más que hacían que Sophie se sintiera un poco insegura sobre qué sentir acerca del Duque Romanov. No solo se despertó para encontrar al Duque dentro de su habitación y esperándola, sino que el hombre también afirmó tratar bien a sus empleados cuando le ofreció a Sophie un trabajo.
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