Valerie aún se engañaba frente a la verdad.
—Si ese pensamiento te consuela, bueno, como quieras —soltó Savannah con una risita sarcástica.
Valerie se volvió escarlata, su mandíbula se tensó. Se precipitó hacia Savannah enloquecida, levantando el puño, lista para golpear---
Savannah se estremeció. Era casi demasiado tarde para evitar el golpe… pero no llegó.
La mano de Valerie estaba congelada sobre su cabeza, donde estaba atrapada en un agarre como de torno. Miraba al hombre que la detuvo con terror. Era el señor Sterling.
—Tí...tío... —respondió Valerie, su voz temblorosa apenas audible, y un frío escalofrío recorrió su espina dorsal.
Después de charlar socialmente con algunos tíos de la familia, Dylan regresó a la mesa y no encontró a Savannah. Salió y se encontró con esta escena.
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