—La abuela de Alejandro era el epítome de la belleza. —No debería sorprender. Él debió haber heredado su apariencia, lo que ahora la hacía preguntarse cómo eran sus padres. ¿Una familia entera de joyas raras?
—Ella sí notó que los demonios eran guapos. —El Señor Rayven sería considerado muy apuesto, el Señor Quintus probablemente ya estaba usando su apariencia para utilizar sus otras herramientas masculinas, y el Señor Valos parecía un aristócrata guapo y rico. Pero Alejandro y su abuela eran algo completamente diferente.
—Roxana la observaba fascinada y un poco nerviosa mientras llegaba con una bandeja y les servía té. Alejandro le dio una mirada particular después de mirar la taza. —No quería que ella la bebiera.
—Bueno, no podrían construir confianza de esta manera, así que ella tomó su taza. Alejandro frunció el ceño y ella le dio una sonrisa tranquilizadora.
—No te preocupes. No está envenenado —le dijo su abuela, fríamente.
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