Skender solía bloquear los pensamientos de las personas a menos que algo le hiciera escuchar a propósito. Pero con Roxana, no sabía qué hacer. Sería un tonto si no escuchara, pero tampoco quería su voz en su cabeza. Especialmente cuando pronunciaba su nombre.
Nadie lo llamaba Alejandro. Era o Skender o su título real. La gente solo decía Rey Alejandro cuando hablaban de él, pero incluso eso era raro. Escuchar su otro nombre en su mente y con su acento anterior hacía que sonara como algo dulcemente prohibido. Algo que solo se podía hacer en secreto.
Sí. Se hacía en secreto. Estaba leyendo su mente, invadiendo su privacidad. ¿Debería sentirse mal? Después de todo, ella vino aquí para robarle. Solo estaba siendo cauteloso. Además, incluso cuando intentaba no estar en su cabeza, ella entraba en la suya. Su voz lo llamaba y en todo eso, vio algo de su pasado.
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