—Lamento interrumpir este encantador momento. Solo estaba emocionada de ver que finalmente has traído a tu esposa a nuestro mundo —dijo acercándose a ellos lentamente.
Angélica miró a Rayven pero él no parecía molesto o incómodo como ella. Claramente había más en su relación de lo que ella sabía. Tendría que preguntar, pero por ahora, permanecería sospechosa de esta mujer.
—Veo que le has contado todo a tu esposa y a ella no le caigo muy bien —dijo con una sonrisa burlona—. Qué dulce.
Luego se volvió hacia Angélica —No te preocupes. He disfrutado torturar lo suficiente a tu esposo. Ahora me divierte verlo cambiar y más que nadie, soy yo quien desea lo mejor para ambos.
Angélica la miró durante un largo momento. Era difícil discernir sus intenciones con esa sonrisa burlona en su cara.
—Estaba pensando en quedarme aquí con Angélica por unos días. Espero que no sea un problema —dijo Rayven.
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