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Artem - Abasteciéndose

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—Hola Chay —le llamé, esperando que no estuviera enojada esta vez.

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—Artem —me miró con ojos tristes, enrojecidos, que luchaban por contener las lágrimas que aún no se derramaban.

—¿Qué pasa? —le pregunté mientras me levantaba de mi escritorio. Quería acercarme a ella y poner mi brazo sobre sus hombros. Ella era mi hermanita y me preocupaba por ella, la amaba, aunque a veces pudiera asustarme mucho.

—Quiero que esa familia de ella pague —sus palabras me detuvieron en seco, quedándome mirándola en confusión.

—¿Qué ocurrió? —sabía que probablemente había descubierto algo mientras estaba con Estrella hoy, algo que la había molestado.

—La forma en que la trataron, cómo la mantuvieron en la oscuridad. Artem, no está bien —estaba tan más allá de la ira que estaba a punto de llorar, estaba dolida en nombre de Estrella—. No le dijeron lo que era y permitieron que su primera transformación la traumatizara. Diosa la salve, Artem, ¿cómo pudieron hacerle eso?

—No lo sé, y nada de eso tiene sentido para mí en absoluto —sacudí la cabeza y comencé a caminar de nuevo, esta vez hacia el sofá cerca de la chimenea—. La encerraron cuando tenía dos años. ¿Cómo podrían haber sabido que su lobo sería débil cuando solo tenía dos años?

—¿Qué crees que hicieron? ¿Por qué lo hicieron? —pude escuchar la voz de Chay quebrarse cuando se desplomó en el sofá junto a mí.

—No lo sé Chay, pero tengo la intención de averiguarlo.

Nos sentamos allí unos minutos más, dejando que el silencio reclamara las lágrimas que mi hermana estaba derramando. Cuando tuvo sus emociones bajo control, habló de nuevo.

—Le pedí que viniera a la tienda conmigo, quería llevarla a comprar porque no tiene nada propio. Por ahora, está tomando prestada mi ropa, y está bien. No me importa. Puede tomarla prestada para siempre. Pero la cosa es, tenía demasiado miedo de ir a la tienda. Le tiene miedo a mí, miedo a ti y miedo al mundo —los ojos de Chay se llenaron de lágrimas de nuevo, pero hizo lo mejor para retenerlas—. Pero ella todavía estaba constantemente tratando de huir, sin tener a dónde ir y sin idea de cómo vivir en el mundo.

—Ella quería escapar, Chay, y lo logró. Eso es lo que importa. Y ahora nos tiene a nosotros, la protegeremos.

—Quiero hacer algo por ella. Quiero conseguirle algo que sea completamente suyo. No creo que recuerde cómo es tener algo para sí misma. Ella era demasiado joven, ya sabes.

—¿Conseguir algo como qué? —estaba confundido sobre qué era lo que quería.

—Ropa, zapatos, libros, solo cosas que podría necesitar, querer, gustar, cualquier cosa. Voy a salir ahora mismo a la tienda y a recogerle algunas cosas .

—Voy contigo —me levanté de un salto, casi saltando en mi prisa por salir.

—No tienes que hacerlo —Chay se reía de mí.

—Quiero hacerlo. Ahora vamos —ya estaba caminando hacia la puerta, sin molestarme en esperarla.

Estaba fuera de la casa y esperando junto a mi coche cuando ella vino corriendo para alcanzarme.

—Baja la velocidad. No vas a ir sin mí —se quejó.

—Apúrate tú. Ya se está haciendo tarde como es .

—Ugh, impaciente cretino —se quejó en broma.

Media hora más tarde habíamos llegado al borde de la ciudad y otros diez minutos después estábamos entrando al estacionamiento de una tienda abierta las veinticuatro horas. Podíamos comprar muchos tipos diferentes de cosas en una tienda grande como esta, y planeaba conseguirle a Estrella todo lo que pudiera querer o necesitar. Incluso si tenía que comprar con mi hermana para hacerlo.

—¿Crees que le gustaría ésta? —le pregunté mientras caminábamos entre los diferentes estantes de ropa.

—No conozco aún sus preferencias. Creo que deberíamos obtener solo un montón de cosas diferentes y dejar que ella escoja cuáles le gustan mañana .

—Buena idea —le dije mientras añadía tres de ese ítem al carrito.

—¿Por qué estás tomando tantas? .

—No conozco su talla exacta, solo sé que es diminuta. Así que de esta manera, si me equivoco de talla con dos de ellas la tercera debería quedarle .

—Esa es una lógica sólida viniendo de ti .

—No hay razón para ser un mocoso al respecto —le gruñí—. Aquí qué tal estas? ¿Y esta? ¡Ah, y esta también! .

—Eres como un niño —Chay se reía entre dientes de mí.

—Solo quiero hacer feliz a Estrella, eso es todo —me sentí avergonzado mientras ella continuaba riéndose de mí—. Simplemente cállate, no puedo hacer nada por ella hasta que confíe en mí, déjame hacer lo que pueda por ahora .

—Ya veo, es tierno, ¿sabes? Verte ser tan dulce y cariñoso cuando ella ni siquiera sabe sobre esto .

—Simplemente cállate —le espeté de nuevo—. No le digas que soy yo quien le hace la comida o que hice esto. Podría pensar que tengo alguna intención oculta. Todo lo que quiero es que esté cuidada y feliz. Hasta que su lobo regrese eso es todo lo que puedo hacer por ella .

—La tienes mal, ¿no? —Chay me preguntó.

—No esperaba que el vínculo fuera tan fuerte. Es tan intenso, tan poderoso, todo lo que quiero hacer es protegerla y vengarla. Ella es mi pareja, y aunque apenas la conozco, ya siento que me estoy enamorando de ella .

—Eso es dulce, Artem. Cuando aprenda a confiar en ti, va a ser una chica con mucha suerte —entonces sentí cómo me ponía colorado. No pude evitarlo.

Terminamos comprando por un rato, y compramos muchas cosas. Estilos y tallas diferentes de ropa y zapatos. Le conseguimos artículos de higiene personal y de cuidado. Quería recorrer la sección de libros y encontrar algo que le pudiera gustar también. Sabía que no había visto televisión mientras crecía y probablemente no se sentiría cómoda con ella todavía, pero unos pocos libros de géneros diferentes podrían ser la solución.

El total al final probablemente haría que la mayoría de los hombres titubeasen, pero yo ni me inmuté. Tenía el dinero y era por una buena causa, además podría devolver la ropa que fuera muy grande o muy pequeña. Lo único que me importaba era hacer que Estrella se sintiera cómoda.

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