Menkar había estado aspirando aire durante mucho tiempo. Tan pronto como estuvo en el agua, soltó un suspiro de alivio. Abrió los ojos y su mirada cayó sobre las hojas del árbol que estaba encima, en los rayos del sol que jugaban al escondite con las hojas. Era... surrealista.
Menkar siempre había sido ambicioso. Quería tener conexiones con la familia real del Mar de Jade, especialmente con Taiyi, que era la diosa del mar más poderosa entre todos los hijos del Rey Izo. Sabía que el hijo nacido de Taiyi sería un semidiós y tan poderoso que podría gobernar en todo Araniea e incluso en el Mar de Jade.
Sin embargo, cuando envió su propuesta a través del rey, este la negó rotundamente diciendo que él no era el hombre para ella.
Menkar estaba tan humillado que ideó un plan para atrapar a Taiyi. Por despecho contactó a Ukdah, el rey del Reino de Hydra, y le contó la profecía. Persuadió a Ukdah para que secuestrara a la diosa y tuviera un hijo con ella.
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