—¿Tiene alguna prueba, Presidenta Fang? —Li Guang apretó los dientes y exclamó—. ¡Si no, tomaré acciones legales contra usted por difamación!
—Es difícil determinar quién va a demandar a quién, Sr. Li. No saquemos conclusiones tan rápidamente. Si se encuentra en aprietos, no espere que yo lo salve —Fang Yuan replicó con un tono frío.
Li Guang hervía de frustración, su temperamento estallando. —¡Tú!
Fang Yuan alzó la vista y la clavó en él. —Por cierto, hay carne de res salteada en el menú del almuerzo. ¿Está seguro de que es carne de res lo que hay allí?
La expresión de Li Guang se quebró. —¿Qué está insinuando?
Fang Yuan respondió con calma. —Acabo de echar un vistazo. Ha sustituido la carne de res por pollo que murió de enfermedad.
Li Guang sonrió de manera forzada, intentando restar importancia a la acusación. —Presidenta Fang, su imaginación es bastante vívida. ¡Más le vale tener pruebas para respaldar tales afirmaciones absurdas!
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