Las bromas se intensifican

Cuando Nan Yan abrió la puerta, encontró a Qin Lu parado afuera, tal como esperaba.

Apoyándose en el marco de la puerta, levantó una ceja y habló de manera algo audaz —Hermano mayor, ¿viniste aquí específicamente para cumplir lo que me dijiste en tu mensaje?

Qin Lu...

Recordó el mensaje que había enviado, burlándose de ella con esas palabras. Pero eso había sido solo un comentario juguetón.

Sin embargo, nunca esperó que la jovencita le diera la vuelta a la situación.

Qin Lu sintió que había consentido a la jovencita demasiado imprudentemente, haciéndola creer que él se echaría atrás.

Sin embargo...

Una sombra pasó por los ojos de Qin Lu mientras daba un paso adelante, entrando en su habitación y cerrando la puerta casualmente detrás de sí.

—Nan Yan, ¿realmente quieres verlo?

Nan Yan miró la puerta cerrada y a Qin Lu, quien la miraba con un atisbo de sonrisa.

Su maldito espíritu competitivo había surgido.